¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Lucia Aragón escriba una noticia?
El autoritarismo ha asfixiado a muchas empresas, los problemas en el sector inmobiliario han aumentado hasta niveles peligrosos, basándose en lo que Soros llamó un modelo insostenible
George Soros, fundador y presidente de la Open Society Foundations, llega a una reunión en Bruselas, Bélgica, el 27 de abril de 2017. (Olivier Hoslet/AFP/Getty Images)
Por: Michael Washburn, Epoch Times
El año 2022 será un punto de inflexión en el que gran parte del mundo girará bruscamente en dirección al autoritarismo y la represión o a la apertura, y los acontecimientos en China desempeñarán un papel decisivo, dijo el multimillonario financiero George Soros en un evento virtual organizado por el think tank Hoover Institution el 31 de enero.
“El 2022 será un año crítico en la historia del mundo. Dentro de unos días, China, el Estado autoritario más poderoso, organizará los Juegos Olímpicos de Invierno y, al igual que Alemania en 1936, intentará utilizar el espectáculo para conseguir una victoria propagandística para su sistema de control estatal”, dijo Soros, de 91 años.
Junto con otras contiendas políticas como las elecciones francesas y las húngaras en abril, y las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos en noviembre, el 20º Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) -una reunión del Partido que se celebra dos veces al año- en octubre hace que 2022 sea un año sin paralelo en la historia, dijo Soros.
Pero hizo una clara distinción entre el congreso del PCCh y las elecciones en sociedades abiertas con legitimidad democrática. A diferencia de las elecciones en Francia, Hungría o Estados Unidos, el resultado del congreso del PCCh se considera un hecho consumado. Se espera que Xi Jinping obtenga un tercer mandato como líder del PCCh a través de medios coercitivos y de mano dura.
Lo que está en juego no podría ser mayor, ya que las tensiones entre el PCC y Taiwán se dirigen cada vez más hacia un enfrentamiento militar. La razón por la que esta crisis geopolítica es diferente de otra que domina los titulares en este momento -los designios de Vladimir Putin sobre Ucrania- tiene que ver en parte con la reacción del presidente Joe Biden ante estas crisis respectivas, subrayó Soros.
“Biden ha seguido en general las políticas correctas. Le ha dicho a Putin que Rusia pagará un alto precio por invadir Ucrania, pero que Estados Unidos no irá a la guerra”, dijo Soros.
El líder chino Xi Jinping pronuncia un discurso durante la VIII Reunión Ministerial del Foro de Cooperación China-Estados Árabes en el Gran Salón del Pueblo de Pekín el 10 de julio de 2018. China proporcionará a los Estados árabes 20 mil millones de dólares en préstamos para el desarrollo económico, ya que Pekín busca fortalecer su influencia en Oriente Medio y África. (Wang Zhao/AFP vía Getty Images)
Por el contrario, Biden ha enviado un fuerte mensaje a Xi de que el uso de la fuerza militar contra Taiwán enfrentará a una alianza de naciones pro-Taiwán que incluye a Estados Unidos, el Reino Unido, Australia, India y Japón, junto con, potencialmente, una serie de naciones aún no plenamente comprometidas como Corea del Sur y Filipinas, dijo Soros. Pero el formidable conjunto de defensores no disminuye la gravedad de la crisis, dada la voluntad declarada de Xi de hacer valer las reivindicaciones de China sobre Taiwán por la fuerza si es necesario, advirtió Soros.
“Está dedicando enormes recursos al armamento. Ha sorprendido al mundo con la introducción de un misil hipersónico. Estados Unidos no tiene nada comparable”, dijo Soros.
La agresividad de Xi en la escena mundial sería suficiente por sí sola para hacer de 2022 un año diferente a cualquier otro. Como complemento a esta postura de política exterior, existe un enfoque dictatorial en el país que ha ido deshaciendo las tímidas reformas de mercado introducidas por anteriores líderes del PCCh, señaló Soros. Las reformas económicas iniciadas por el entonces líder Deng Xiaoping en la década de 1980 invitaron a los extranjeros a invertir en China y fomentaron un crecimiento económico que se extendió, durante un breve período, al reinado del actual líder, añadió.
En contraste con su predecesor, Xi Jinping ha puesto a las empresas firmemente bajo el control del Estado, ha favorecido fuertemente a las empresas estatales (SOE) por encima de las privadas, y en general ha perseguido lo que Soros llamó “control total”.
“Esto ha tenido consecuencias desastrosas. En contraste con Deng, Xi Jinping es un verdadero creyente en el comunismo. Marx y Lenin son sus ídolos”, afirmó Soros.
Los ciudadanos chinos han obtenido lo peor de ambos mundos bajo el gobierno de Xi, ya que el autoritarismo ha asfixiado a muchas empresas, mientras que los problemas en el sector inmobiliario han aumentado hasta niveles peligrosos, basándose en lo que Soros llamó un modelo insostenible. Se trata de un sistema basado excesivamente en el crédito, en el que ahora la gente se ve obligada a empezar a pagar por apartamentos que ni siquiera están construidos, y los subcontratistas que no han cobrado simplemente están dejando de trabajar.
Matt Pottinger, un distinguido miembro visitante de la Institución Hoover y viceconsejero de seguridad nacional durante la administración Trump, dijo que estaba de acuerdo con Soros en que Xi quiere el control total y es poco probable que ceda el poder de forma pacífica. “Creo que hará todo lo posible para mantenerse en el poder de por vida”, dijo Pottinger.
Michael Washburn es un reportero independiente radicado en Nueva York que cubre temas relacionados con China. Tiene experiencia en periodismo jurídico y financiero, y también escribe sobre arte y cultura. Además, es el presentador del podcast semanal Reading the Globe. Entre sus libros figuran “The Uprooted and Other Stories”, “When We’re Grownups” y “Stranger, Stranger”.
Traducción: Lucía Aragón