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Fuente: Alerta 360 Internacional A nadie le gusta sentirse estafado y menos aún que le mientan. Pese a lo que transmiten las noticias y los discursos de los formadores de opinión (prensa, políticos, analistas, opinadores, etc.) el público ni es pasivo ni es tonto. Por el contrario, está descontento, se indigna, repudia y rechaza. O ridiculiza a los estafadores. En tiempos electorales - y fuera de éstos -, el problema de los políticos que en teoría ofrecen una alternativa al suicidio socialista es que suelen traicionar tanto a sus ideales como a sus electores. Es frecuente, dolorosamente frecuente, ver a sus principales figuras utilizar los eslóganes lanzados por la izquierda como si fuesen propios. O incluso la ceguera y estupidez política de intentar "camuflarse" de rojos para captar un electorado supuestamente "indeciso" o incluso de centro-izquierda... que jamás votaría por lo que representa "la derecha". Si un votante de izquierdas tiene que optar por un candidato, quien se presente de derecha pero de izquierda se convierte en un ser ridículo y poco creíble. No deja de ser de derechas, sea en el campo que sea que milite como tal. La izquierda jamás se presentaría como de derechas... en tanto y en cuanto no pueda engañar a incautos con promesas que nunca cumplirá. Sus concesiones son siempre oportunistas o prácticas, generalmente de orden económico, pero una vez instalada en el poder omnipotente, la izquierda repetirá una y otra vez los mismos resultados que se pueden esperar a sus siempre iguales principios: pobreza, represión, fin a la libertad de expresión, clima de enfrentamiento social, muerte a las libertades de iniciativas o creencias, etc. El "Red Complex" tiene relación con aquellos políticos, líderes de opinión, prensa o bien opinadores acomplejados por los eslóganes de la izquierda que, sintiéndose avergonzados de sus principios, los adoptan como propios, con la jerga, términos e iniciativas. Podemos reconocerles utilizando ? sin entender hasta dónde conducen las ideas en la práctica ? términos como equidad, justicia social, igualdad, redistribuir, separatismo o democratizar, por ejemplo. No es preciso ser expertos en política o historia para comprender que en términos rojos "justicia" significa aplicar la doctrina marxista, pues lo "justo" no es para ellos sino marxismo: es combatir a los que tienen más ingresos e igualar por abajo a la sociedad con condiciones mínimas de vida para evitar el "aburguesamiento". Igualdad no significa una dignidad común sino el exterminio de todo lo que no sea socialista militante. Democratizar significa dar el poder absoluto al "pueblo", que en otras palabras no es sino al socialismo organizado, etc. En definitiva, el complejo rojo deriva del absurdo de querer contentar a todos o, por consecuencia, no contentar a nadie. Nada es más impopular a la hora de escoger un representante de ideas ? eso es un político ? que aquel que no tiene más ideas que las ajenas y las cambia como quien muda de ropa según el clima. Otro aspecto ignorado por los acomplejados rojos es el sentido popular, o la psicología del pueblo. El contacto con el pueblo real, cotidiano, lejos de respuestas dadas en encuestas, demuestra que es mucho más conservador en sus opiniones personales. Naturalmente los eslóganes de la izquierda hacen huella y en grupos se tiende a "no quedar mal" y, por consecuencia, se adoptan los grandes temas rojos como propios. E incluso es probable que la insistencia de los formadores de opinión modifiquen ciertas ideas. Sin embargo, frente a los hechos concretos toman partido por lo conservador: un atentado terrorista, caos social, una amenaza real de guerra, relaciones familiares, políticas económicas o fiscales en su aspecto personal, etc. hacen que la población opine de forma conservadora. En crisis, un buen líder conservador que supiese transmitir los temores y expectativas de la población probablemente obtendría un respaldo electoral enorme... siempre y cuando no pretendiese al mismo tiempo contradecirse con la ideología roja. Sin embargo, el lector podría levantar una objeción legítima: "si esto es así, , , ¿por qué se reelige a los corruptos y traidores?" . La respuesta es simple pero dura: porque no dejan otra opción a los electores. El sistema partidista presenta al electorado a rojos de distinta tonalidad y... ¡a los acomplejados rojos haciéndoles el juego!