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Autor: Luis García Miró Elguera
Fuente: Expreso
Es inaceptable que la cabeza del Concejo de Lima –la inefable alcaldesa Susana Villarán– "siembre" arena en diciembre en La Herradura, clausure la carretera Ramiro Prialé al comienzo del invierno, cierre la Costa Verde al inicio del verano, y empiece a construir una obra colosal en el cauce del río Rímac en pleno inicio de su crecida estival. Esto no puede ser sino una broma, una monumental demostración de su conocida ineptitud, o un síntoma de severa corrupción. Los tres ejemplos, escogidos dentro del rosario de yerros que caracterizan a la gestión villaranesca, no sólo son un insulto a la ciudadanía -que sufre las incomodidades del espantoso tránsito capitalino con la consecuente pérdida de tiempo que generan las necedades de su autoridad edil-, sino que todo eso les cuesta millones de soles adicionales a los sufridos contribuyentes limeños. Porque el dinero invertido se hace humo y hay que rehacer las obras con nuevos presupuestos que duplican las ´comisiones´. Podría aducirse, con razón, que Villarán es ignorante en lo que compete a las funciones de gerenciar lo que fuere. Pero sobre todo, una metrópoli de casi 10 millones de habitantes. Aunque también cabría argumentar que los técnicos pagados con nuestro dinero tienen la obligación de alertarla cuando comprueban que va a meter la pata, iniciando costosísimos trabajos a destiempo. En este caso, si la autoridad desestima las alertas lo que existe es animus jodendi–corrupción– para poder gastar el doble haciendo y rehaciendo las cosas.
Villaran no sabe donde esta parada
Imagen: lacombi.pe
Si el ex alcalde Luis Castañeda Lossio hubiese incurrido en un uno por ciento de las fallas garrafales que ha perpetrado la alcaldesa Villarán, hoy la prensa progre ya lo habría descuartizado políticamente. Sin embargo a la zurda Susana Villarán se le perdona todo. Improvisación, tontería, desdén, corruptelas. Claro, es la clásica estrategia de la izquierda que opera coordinadamente para imponer a sus alfiles y apoyarlos con todo, a ver si consigue hacerse del poder el 2016. Pero las picardías de la gestión Villarán van bastante más allá. En días pasados, en forma escandalosa un diario dedicó el jueves pasado toda su página 2 a una noticia: "A US$ 196.8 millones asciende la inversión para construir nuevo tramo de la Vía Expresa". Curiosamente la obra ha sido adjudicada a la misma contratista, afín a ese diario, que tiene a su cargo la suspendida y reanudada –bajo nuevas condiciones ¿?- construcción de los túneles entre el Rímac y SJ de Lurigancho. Y el contrato respectivo, que será suscrito en los siguientes días, permitirá que dicha empresa cobre cuatro soles (cifra reajustable) a cada vehículo que transite por la pista ampliada del "zanjón". ¿Es ético que la alcaldesa Villarán haya negociado esta obra sin haberla consensuado con la opinión pública –lo amerita un cambio tan trascendente como introducir el sistema de peaje en la Vía Expresa– y, lo que es más comprometedor, teniendo a un solo postor para ejecutarla bajo el argumento que no se presentó otra oferta al momento de licitar esta operación?