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Acabar con DAESH

08/12/2015 15:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Parece haber un consenso entre los países más poderosos sobre la necesidad de acabar con DAESH, cuanto antes y de forma definitiva

La destrucción total y definitiva de DAESH mediante la guerra, como preconizan algunos líderes occidentales, constituye un objetivo complejo y que, sin duda, requerirá tiempo y mucho esfuerzo y dinero. Además, por lo que vemos por ahora, los avances hacia su consecución irán acompañados, inevitablemente, de sufrimiento, muerte y destrucción, casi indiscriminados, en los territorios en los que DAESH tiene implantación y, también, podrían tener consecuencias del mismo tipo, extremadamente graves, en algunos, o quizá muchos, de los países más desarrollados. En consecuencia, el gran desafío, para todos los países que se oponen a DAESH, es encontrar una solución diferente a la de una guerra a gran escala.

Para que tal solución resulte eficaz tendrá que centrarse, inevitablemente, en ir apagando los focos de conflicto, no con más armas, bombardeos, drones y fuerzas sobre el terreno, sino cerrando el grifo a las partes contendientes, precisamente, de las armas, suministros, entrenamiento y formación para la lucha armada.

En efecto, a nadie se le escapa que es de la mayor relevancia que la lucha contra DAESH y su previsible, como todos esperamos y deseamos, derrota final, no deberían de dar lugar a la aparición de más focos de conflicto durante el proceso y, mucho menos, dejar la herencia envenenada de la permanencia de conflictos armados con posterioridad, en los territorios escenario de esta lucha. Igualmente, tampoco es deseable la entrega de armas para la creación de fuerzas en esas regiones que, si bien a corto plazo pueden ayudar a eliminar a DAESH, a continuación serán de difícil control y podrían conducir a la reedición de un ente análogo, gestionado por señores de la guerra que, como la experiencia nos enseña, lucharán entre ellos por el control de territorios y recursos.

Por otra parte, tampoco sería un resultado deseable, tanto para los pobladores de los territorios sobre los que DAESH tiene control en la actualidad, como para el resto del mundo, la implantación de más regímenes tiránicos y corruptos en el área que mantengan sojuzgados a sus habitantes y, además, guerreen entre ellos.

La solución tendrá que centrarse en apagar los focos de conflicto, cerrando a los contendientes el grifo de la financiación, armas, suministros, entrenamiento y formación para la lucha armada

En primer lugar, una actuación crucial en la lucha contra DAESH es impedir las compras del petróleo puesto por ese grupo en el mercado negro, cerrando así uno de los más importantes grifos de la financiación de la organización. Evidentemente, eso implicará que los países desarrollados tampoco tengan acceso a ese petróleo barato. El efecto de esta actuación será más eficaz contra DAESH que la destrucción de los yacimientos o los convoyes de crudo y, desde luego, mucho menos perjudicial para el medio ambiente. Esta medida, por su obviedad, parece que es aceptada por todos los que expresan su opinión respecto a los aspectos decisivos para la neutralización de DAESH, sin embargo, su aplicación práctica dista mucho de ser sencilla, pues, además de los que se benefician actuando como intermediarios en ese mercado negro, países y personas, están los que lo hacen comprando petróleo barato; en la práctica, casi todos los países y muchas de sus grandes empresas multinacionales.

Otro elemento clave para la eliminación definitiva de DAESH es la interrupción del abundante suministro de armas que, en la actualidad, recibe esa organización; para ello es imprescindible la persecución decidida del tráfico ilegal de armas y de las organizaciones y personas que lo practican. Al igual que en el caso anterior, esta medida también es preconizada de forma continua y generalizada, pero, que se sepa, no se está avanzando en su puesta en práctica, muy probablemente porque, evidentemente, tal puesta en práctica implicará que los países que fabrican las armas (casi todos los desarrollados) perderían una saneada fuente de ingresos y se verían obligados a reconvertir ese floreciente sector industrial.

Para avanzar en estos dos enfoques se requiere, indudablemente, una alianza real, fuerte y duradera entre los diferentes países implicados, de forma que todos ellos se comprometan a cumplir y a hacer cumplir los términos de dicha alianza, y respeten con eficacia y de forma absolutamente leal, puntual y rigurosa tal compromiso.

 


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