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Autor: Willy Ramírez Chávarry (*) Fuente: expreso
Nos encontramos dentro de una sociedad en donde quien está en el poder tiene la libertad de actuar con suma ligereza interponiendo sus intereses. En nuestro país el proceso de regionalización se inició eligiendo gobiernos en los departamentos y en la provincia constitucional del Callao. Hoy, el panorama sólo se torna gris ante denuncias y destapes de quienes fueron elegidos para cumplir un compromiso. ¿Será acaso que el gobierno central pese a designar competencias y transferir recursos tendrá que ejecutar acciones drásticas y de esta manera obtener resultados favorables?
Se sabe que nuestra Constitución Política establece que la descentralización es una forma de organización democrática que constituye una política permanente del Estado como objetivo fundamental. El inicio de la Regionalización se debe dar sobre la base de áreas contiguas integradas: histórica, cultural, administrativa y económicamente; conformando unidades geoeconómicas sostenibles.
Para algunos departamentos la implementación de este sistema ha tenido resultados efectivos. Sin embargo, la gran mayoría de representantes no cumplen con su deber, prueba de ello son las recientes declaraciones del ex procurador anticorrupción, Julio Arbizu, quien mencionó que el 90% de presidentes regionales se encuentran sujetos a investigación, debido a que presentan diversas denuncias, tal es el caso de Áncash, Cajamarca y Tumbes.
Quizás el término Presidente ha originado la idea equivocada de ser dueños de dicha suscripción territorial, pretendiendo accionar como mejor les parece, dejando de lado los intereses nacionales. Lo más grave aún es que se recurra a actos ilícitos para perpetuarse en el poder y cometer acciones que van más allá del incumplimiento de la ley.
Resultaría positivo una mayor participación del Poder Legislativo y la formulación de un proyecto de Ley que impida la reelección de nuestras autoridades, para de esta manera evitar el uso inadecuado de los recursos del Estado y frenar de manera eficaz la activa corrupción que ronda en nuestro país.
(*) Profesor universitario