Hemos tenido momentos muy emocionantes mientras duró nuestro efímero romance. Vos apareciste así, como salido de un cuento. Como si la vida te hubiera puesto en mi camino, el destino o quizás los astros que conducen los caminos del amor.

Quizás la diferencia de edad nos jugó una mala pasada, vos juvenil, intrépido, pasional. Yo ya un tanto mayor, tranquilo, pausado. Viendo pasar la vida como un caminante experimentado. Sin embargo, a pesar de las diferencias entre vos y yo, pasamos momentos inolvidables. 

Como una luna de miel por momentos interminable, juntos y solos. Encerrados mirando pasar la vida. De tu parte muy posesivo, casi al extremo digamos, no me dejabas salir con amigos, y apenas permitías algún saludo a un familiar. Tampoco querías que vaya a reuniones, ni salidas, boliches ni otras cosas. Tampoco permitías que se hable de nada sino de vos, pero así te fui conociendo, saber de donde venías. Quienes fueron tus padres, aunque es dudosa tu procedencia. El lugar donde naciste, tus gustos, tus preferencias. 

También por momentos eras un poco infantil, un día decías una cosa y al otro día afirmabas otra. Ese lado tuyo adolescente nunca lo entendí. Tu inseguridad y tus celos. A tal punto que eliminaste la gripe A, la gripe común, y una innumerable cantidad de adversarios. Solo querías ser vos. Llevabas el amor a tal punto, que para demostrártelo había que morir de amor por vos. 

Sin embargo nuestro amor esta llegando a su fin, a esta altura del romance ya no tenemos conversación. Nos aburre la rutina. Pasamos horas mirándonos sin saber que decir. Y cuando sale una palabra pareces distraído. Supongo que te querrás ir. Seguramente extrañas oriente, allí la gente es distinta, son más fríos, sin tanto roce ni calor humano. Estas latitudes del planeta no te caen del todo bien, vos estas acostumbrado a otra cosa. 

No quiero aburrirte con tantas palabras, pero si te quieres ir, te digo que ya eres libre. La puerta esta abierta, nadie te retiene. Como todo romance posesivo te digo que fuiste causante de muchos conflictos esa costumbre tuya de no aceptar nada excepto vos. Eso de querer ser único no esta bueno para el amor, quizás tu inmadurez te llevó a ese punto de intolerancia, pero eso terminó con nuestro amor. Querías quedarte para siempre pero ya ves. Nuestro romance llegó a su fin y solo resta una triste despedida.  

Un adiós frío y terminante. Y te pido por favor; si nos cruzamos alguna vez por la vida, no te detengas. Sigue tu camino porque prefiero estar solo que mal acompañado. Att. tu amor encuartelado.