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Según medio de prensa, los líderes de la principal organización terrorista del país descalifican a los narcoterroristas porque luchan por su interés personal
Los líderes históricos de Sendero Luminoso (SL), quienes hoy están encarcelados, calificaron de "mercenarios que actúan guiados por intereses personales" a los remanentes terroristas que aún operan al interior del país, según documentos a los que Efe tuvo hoy acceso.
Estos documentos, una nota mecanografiada y una carta escrita de puño y letra por la número dos de SL, Elena Iparraguirre, quien cumple cadena perpetua en una cárcel de Lima, ratifican que la autodenominada "guerra popular" emprendida por Sendero culminó en 1992, con la captura de la cúpula dirigente.
Entre ésta figuraba Iparraguirre y su pareja sentimental, el número uno e ideólogo del grupo maoísta, Abimael Guzmán, para quienes Sendero Luminoso terminó en 1992 y hoy ya no existe.
"Nunca, en mis 40 años de mi vida de partido, conocí ni vi a esos supuestos dirigentes (de los remanentes), que son mercenarios, porque luchan por su interés personal de caudillos en contra del pueblo", afirma Iparraguirre en su misiva.
Los remanentes del grupo terrorista, que operan en el Valle del río Apurímac y Ene (Vrae) en alianza con el narcotráfico, son señalados como responsables de dos ataques que esta semana dejaron en la región Junín a tres militares muertos y otros ocho heridos.
En los últimos once meses, y según información publicada ayer por el diario El Comercio, los enfrentamientos con narcoterroristas se han saldado con 38 militares, diez policías y cuatro civiles muertos.
El jefe de la lucha antidroga en Perú, el presidente ejecutivo de la estatal Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), Rómulo Pizarro, también calificó a estos remanentes terroristas como "ejército privado" del narcotráfico.
"De alguna manera son financiados por estos para poder sacar parte de la producción de la cocaína hacia las costas peruanas y luego a otros países demandantes", explicó Pizarro a Efe.
Sin embargo, la nota de la cúpula de Sendero culpa de las muertes de militares y civiles al Estado peruano, al que acusa de no haber querido "una solución política" a la guerra interna y de haber adoptado "una opción militar".
La llamada "solución política" planteada por el grupo subversivo aboga por una "amnistía general" que alcance a los terroristas de Sendero, pero también a los militares procesados por crímenes contra los derechos humanos, incluidos los actos del grupo militar encubierto Colina, por los que fue sentenciado el ex presidente peruano Alberto Fujimori a 25 años de cárcel.
Tanto la carta de Iparraguirre como el documento de los cabecillas senderistas critican la decisión del órgano penitenciario de negar la petición de la número dos de Sendero para encontrarse con Guzmán, quien también cumple una condena a cadena perpetua.
"Mi petición de visita familiar no se trata de un pedido de visita íntima, sino de un simple reencuentro familiar, otorgado a todas las internas e internos del país", precisó Iparraguirre.
Sendero Luminoso ha sido señalado por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR) como el responsable de más de la mitad de las 70.000 víctimas mortales que dejó la guerra interna que se desarrolló en Perú entre 1980 y 2000. EFE