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Autor: José Luis Patiño V. Email: Josepatino65@hotmail.com Fuente: Expreso La batalla entre Barack Obama y Mitt Romney por el control del poder de la aún nación más poderosa del mundo no debe de escapar del análisis económico local, pues nuestro globalizado cordón umbilical aún se retroalimenta de la demanda estadounidense, y agita las aguas de los mares emergentes tan o más fuerte como las esperanzas que aún mantiene en pie al Viejo continente.
Pero, revisando los últimos debates entre Obama y Romney, el tema ausente en cada uno de los rounds trascurridos, es el denominado "abismo fiscal", que no es otra cosa que el supuesto fin de las exoneraciones tributarias así como la promesa de imponer severos recortes fiscales a partir de enero de 2013, para evitar caer en la insolvencia fiscal y ser humillado por las agencias calificadoras de riesgo.
Elecciones USA
Imagen: himajina
El tema es una poderosa bomba de tiempo que ninguno de los dos candidatos quiere ver, pero que, si no se crea el espacio de consenso post electoral entre ambas fuerzas, le reventará a quien gane la elección y a toda una nación, con graves secuelas que impactarán sobre la economía mundial.
Hoy los dos hablan de cómo generar empleo pero nadie saca el as debajo de la manga para saber cómo cerrará el tremendo agujero fiscal, que sigue creciendo pese a que la maquinita de la Reserva Federal trabaja las 24 horas para intentar revivir una demanda anémica y atemorizada.
Estados Unidos necesita crear 250 mil empleos cada año y hoy sólo genera la mitad; más de 12 millones se encuentran sin trabajo; el ingreso medio de los hogares cayó en la última década de US$ 53, 160 a US$ 49.445; y la deuda media (hipotecas) de las familias creció en el mismo periodo de US$ 47, 500 a US$ 70, 700. Atrás quedaron los 8 millones de empleos que ofreció crear Obama al inicio de su gobierno. Hoy, Estados Unidos está cerca del abismo y nadie lo quiere ver.