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Alberto Núñez Feijóo después de la batalla de Galicia

14/07/2020 06:11 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Durante y después del gobierno de Mariano Rajoy en el Partido Popular se ha planteado varias veces aupar a su presidencia a Alberto Núñez Feijóo, como elemento unificador y moderado frente a la radicalización

La negativa de Feijóo a presentarse a las elecciones que llevaron a Pablo Casado a la presidencia, dieron paso a las fugas y las radicalizaciones que desembocaron en el panorama más desolador que haya tenido la derecha española desde la muerte de Franco.

Las viejas familias franquistas volvieron por sus fueros y a sus viejas trincheras, ignorando la transición y renegando de la democracia para dar paso a su tradicional división, entre primates, trogloditas, señoritos y aristócratas, de los astronautas ya no se tiene noticias desde los tiempos de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.

Los primates han cambiado a Fuerza Nueva por Vox, nacida en Cataluña de la mano del troglodita Aleix Vidal-Cuadras, en compañía de Ignacio Camuñas y José Luis González Quirós, a los cuales barrieron del mapa los más asilvestrados Abascal, Ortega Lara y compañía, por considerarlos demasiado moderados.

Así pues los trogloditas acudieron a refugiarse en la Fundación FAES, a la sombra de su ilustre teórico José María Aznar, a la espera del desastre para erigirse en salvadores de la patria.

Con la ausencia de Feijóo y el descalabro de la niña de Rajoy (Soraya Sáenz de Santamaría) los centristas han pasado al ostracismo y ha dado paso a los señoritos y aristócratas, ambos españolistas y ambos herederos del franquismo nacional catolicista.

Soraya, dedicó todo su tiempo y esfuerzos a mantener el equilibrio dentro de un partido que ya estaba a punto de estallar como consecuencia de los escándalos de corrupción que salpicaba a todo el partido y que para colmo agitó el avispero catalán, provocando una crisis sin precedentes y mal sopesada.

Mariano Rajoy dejó una herencia nefasta, un partido en desbandada

La inesperada caída de Mariano Rajoy, después del fracaso de las maniobras por desarbolar la nave socialista y controlar la situación en Cataluña a la desesperada, condujo a un panorama indeseable al que no supo ni pudo responder un Partido Popular a esas alturas destrozado y fraccionado.

Ante este panorama Alberto Núñez Feijóo cerró las fronteras en el Padornelo –eso sí, no lo anunció, porque guerra avisada no mata soldado—pero centró su partido en defender las posiciones, sin permitir las infiltraciones de su partido desde la Meseta Castellana.

Su Equipo de Campaña fue el mismo desde 2009, pero introdujo una curiosa novedad, hablar de Cataluña y de España lo menos posible, evitar la presencia de las gentes de Génova y sobre todo, evitar la presencia de la bandera rojigualda en todos sus actos de campaña.

Su consigna más leída y repetida fue Galicia, Galicia, Galicia, sin que nadie pudiera hablar de separatismo y mucho menos recordarle a España.

De esta forma los de la boina auparon a Feijóo a la categoría de astronauta y lo situaron en la órbita del nacionalismo moderado de derechas, convirtiendo al PP de Galicia en un referente inalcanzable en cualquier otra comunidad histórica del Estado español para la derecha estatal.

Así a día de hoy Alberto Núñez Feijóo puede decir aquello de… busque, compare y si encuentra algo mejor…compre.

La derecha española cuenta con un posible recambio, frente al esperado y estrepitoso desastre que se le avecina a manos del joven inexperto Pablo Casado, que se ya hace rato es rehén de los sectores más reaccionarios de la derecha españolista y no atina dar pie con bola, prueba de ello es el gran error de Euskadi, donde han trabajado para que medre el nacionalismo…de derechas.

Claro que esas derechas nacionalistas son civilizadas y a veces parecen astronautas.

 

Vivir para ver, el nacionalismo folclórico gallego del Partido Popular es su tabla de salvación.

 

@ordosgonzalo

 

 

gonzalo   alvarez-lago   garcia-teixeiro


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