Globedia.com

×
×

Error de autenticación

Ha habido un problema a la hora de conectarse a la red social. Por favor intentalo de nuevo

Si el problema persiste, nos lo puedes decir AQUÍ

×
cross

Suscribete para recibir las noticias más relevantes

×
Recibir alertas

¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Diasporaweb escriba una noticia?

El asedio al Alcazar de Toledo:verdades y mentiras, heroismo y destrucción

11/12/2019 05:59 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

En el imaginario colectivo hay todavía uno que se alza desafiante : el asedio´que, desde el 19 de julio de 1.936, tuvo al Alcázar de Toledo. Y en esta fortaleza, unos 1.300 defensores a las órdenes del coronel sublevado José Moscardó resistieron contra las milicias de la república

 

Hacia 1875 comenzaron las obras para adecuar el Alcázar como sede de la Academia de Infantería, comenzando su funcionamiento hacia 1883. 4 años más tarde, en 1887, un incendio afectó gravemente al edificio.

El 27 de julio 1936 a las 5.30 rompieron el fuego las piezas de 15.5 emplazadas en Pinedo, y entre las 30 detonaciones que disparan se oyó una de mayor intensidad que llenó de polvo y humo muy negro todas las dependencias del Alcázar. Es todo un relato novelesco de un golpe de estado, para mayores y niños de la España que Franco tenía en su poder

 

 Yagüe ya era mas famoso que Franco y tanto como el general Queipo de Llano, que se había apoderado de casi toda Andalucía.Yague había recorrido más de 500 kilómetros en cuatro semanas, perpetrando horribles matanzas en Andalucía y Extremadura, por lo cual sus tropas fueran conocidas como “la columna de la muerte”. Las masacres de Badajoz, Mérida y Almendralejo son particularmente conocidas internacionalmente.Sobre todo la primera. De hecho, los corresponsales Jay Allen, Mário Neves y John T. Whitaker presenciaron las matanzas cometidas en Badajoz por los legionarios, los regulares, lo moros. Mário Neves descubrió una enorme columna de humo blanco y, gracias a un sacerdote, localizó su procedencia: Las tropas de Yagüe habían amontonado miles de cadáveres de sus víctimas en el cementerio e incineraban sus restos con gasolina. Horrorizado, Neves envió un despacho telefónico a su periódico, el Diário de Lisboa, comunicando su intención irrevocable de partir hacia otro lugar: “Me voy. Quiero salir de Badajoz, cueste lo que cueste, tan pronto como sea posible y con la firme promesa de no regresar”. No menos sobrecogido, Allen escribió para el Chicago Tribune: “Esta es la historia más dolorosa que me ha tocado escribir. […] La represión comenzó en cuanto Yague tomó la ciudad. “En la plaza de toros, han fusilado con ametralladoras desde los tendidos a más de 2.000 hombres y mujeres apiñados en los ruedos. Hay más sangre de la que uno pueda imaginar en 2.000 cuerpos”. John T. Whitaker interrogó al coronel Yagüe, preguntándole si era cierto que el coronel había fusilado a 4.000 prisioneros republicanos.

Sin avergonzarse, Yagüe contesto: “Claro que los fusilamos. ¿Qué esperaba? ¿Suponía que iba a llevar 4.000 rojos conmigo mientras mi columna avanzaba contrarreloj hacia el norte? ¿Suponía que iba a dejarles sueltos a mi espalda y dejar que volvieran a edificar una Badajoz roja como la de antes?” La columna era ei epítome del genocidio. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz, el historiador Francisco Espinosa Maestre (2003) documenta la identidad de 1.518 personas fusiladas en Badajoz por las tropas del coronel Yagüe, rebajando el alcance de la represión, pero al mismo tiempo indica que en toda la provincia la cifra total de ejecuciones

superaba las 14.000. Espinosa, que realizó un minucioso trabajo de campo pueblo por pueblo, sostiene que la represión “no fue una consecuencia de la guerra, sino una de sus razones explicativas fundamentales:…”La violencia formaba parte del proyecto inicial de Mola, y los insurgentes, dispuestos a exterminar a todos los elementos de la sociedad española –políticos, sindicalistas, profesionales, maestros, obreros…- que según ellos habían contribuido a articular la alternativa reformista iniciada por la república en 1931”. Para Espinosa, Badajoz es una prefiguración de Auschwitz.

 

Para Juan Yagüe, el objetivo primero era Madrid

 

 

El coronel Yagüe era ardiente partidario de continuar hacia Madrid, el objetivo primordial, sacrificando cualquier otro objetivo, pues lo esencial era evitar cualquier demora que permitiera al gobierno de la República rehacerse y reforzar la defensa de la capital. Franco comprendía que su objeción era razonable, pero pronto atribuyó un enorme valor simbólico(en realidad era una excusa) a la liberación del Alcázar tanto como para sacrificar Madrid.Franco tenía miedo a Yague.Sí era una mala bestia y decidió sustituirlo por el general Varela 

En el imaginario colectivo hay todavía uno que se alza desafiante sobre el resto: el asedio´que, desde el 19 de julio de 1.936, tuvo como protagonista al Alcázar de Toledo. Y es que, dentro de esta fortaleza, unos 1.300 defensores a las órdenes del coronel sublevado José Moscardó, director de la Escuela Central de Gimnasia,  lograron aguantar durante más de dos meses los ataques del ejército gubernamental, el cual contaba con medios para rendirlo.

 

Héroes para unos, villanos rojos para otros, lo cierto es que el llamado asedio al Alcazar fue una batalla espectacular, plagada en realidad de un guión de mentiras difíciles de tragar, manchadas de angre.

El coronel Moscardó se había trasladado a Madrid en julio 1936 con intención de recabar información sobre la situación en el mando de su División Orgánica; en aquellos días preparaba además el coronel (…) la marcha de algunos atletas de su División a la olimpiada que pronto comenzaría en Berlínsegún Francisco Martínez Canales en su obra ledo 1935, Asedio y liberacon del Alcazar.« T

Fuera por ello o no, a mediados de julio tras el alzamientio militar del 18 de julio 1936, Moscardó inició los preparativos para aprestarse a la defensa de los alzados.El estaba con los sublevados contra el gobierno de la repúblicau de Azaña. Su primer objetivo dentro del Alcázar que albergaba su Gimnasio fue hallar un sitio que sirviera como último resguardo en caso de que se produjera una algarada y la ciudad fuera un caosdentro del alamiento. Sin dudarlo dos veces se decantó por sus propias instalaciones.El Alcazar Toledo era una fortaleza de muros gruesos capaz de resistir miles de disparos y que, además, estaba en una posición privilegiada que permitía paz para entrenar a sus atletas y controlar casi la totalidad del terreno colindante, por si acaso.

Efectivos para el combate

Como las cosas se pusieron cada vez más feas, se perfilaba un alzamiento contra el régimen de la Rpública.Moscardó estaba en el bando de los buenos la derecha sublevada, la de los militares de Africa.Tenía seleccionado el refugio para no caer y ser objeto de un posible fuslamiento si se alzaba. Moscardó llevó a cabo un recuento de los mandos y de los hombres a sus órdenes, para hacer frente a quien fuera. El número final era, cuanto menos, insuficiente, pues disponía de unos 410 soldados de la guarnición de Toledo, 110 milicianos, los falangistas y 90 hombres de diferentes procedencias y los cadetes. Pero, para su regocijo, a sus escasos efectivos se unieron también cuatro compañías de la Guardia Civil que, atendiendo a un plan de actuación del teniente coronel de la benemérita Pedro Romero Bassart, se habían concentrado en los últimos meses junto a sus familias en la ciudad. Había unos 900 guardias civiles, los mejores luego para la defensa.De esta forma, el coronel con unos 1.300 efectivos bien armados. Moscardó disponía de un total aproximado de 1.200 fusiles y mosquetones, dos piezas de artillería de montaña de 7 cm, con sólo 50 proyectiles; 13 ametralladoras Hotckiss de 7 mm, 13 fusiles ametralladores de la misma marca y calibre, y dos morteros Valero de 50 mm con 50 proyectiles. A ello añadir 250 granadas de mano Laffite, 25 granadas de mano incendiarias y unos 200 petardos pequeños de trilita», añade el experto en su libro «Toledo 1936. Asedio y liberación del Alcázar». A su vez, en el edificio obligó a entrar a más de 600 civiles entre mujeres y niños. Antes de que nada pasara, antes de la llegada de la República, los sublevados habían llevado, preparandose por orden superior, hasta el Alcázar los 700.000 cartuchos alojados en la Fábrica de Armas de Toledo, algo que les garantizaba disponer de munición durante una guerra larga. Por su parte ya no podía hacer más, así que se preparo para defender la fortaleza a toda costa al lado de los sublevados.

 Muchos que no habrían elegido encerrarse dentro por el alzamiento sino todo lo contrario, no tuvieron más remedio, y no todos eran familias de los Guardias Civiles sublevados ni enemigos de la derecha.Con ellos, a más de medio millar de mujeres y niños que Moscardó llevó también a su interior. "Desde este momento empezó el asedio del Alcázar, adonde se llevó por la fuerza al Gobernador Civil (republicano) con sus familiares y muchas otras personas izquierdistas en calidad de rehenes", tal y como declararía por escrito el propio Moscardó el 5 de julio de 1939. Los elementos que convertirían "el asedio" en algo que podía convertirse en algo muy serio si alguien quería desalojar de eallí a tanta gente. Todo, pronto no tardaría en covertirse en un realidad.

Setenta días antes, el 21 de julio de 1936, el coronel José Moscardó Ituarte director de la Escuela de Gimnasia del Ejército, oficial de mayor graduación en Toledo, había declarado el Estado de Guerra, que se leyó en la plaza de Zocover. Antes, había dado orden de recoger todas las municiones de la fábrica de armas de la ciudad hacia el interior del Alcázar para encerrarse con una compañía de la Guardia Civil y los estudiantes de las academias y sus falagistas. En total unos 1.000 hombres, 9000 de la benemérita

 

 

.

La mascarada duró hasta el 21 de julio, momento en que, después de que fueran descubiertas sus intenciones, Moscardó de riguroso uniforme, se dirigió a la plaza de la ciudad para hablar del Alzamiento Nacional para salvar a España, , y leyó un bando declaeando que desde ahora República era ahora el enemigo.Ya no valían las contraofensivas ni las jugarretas, pero las tropas gubernamentales no tardaron en llamar a la puerta del Alcázar para conseguir la munición que reclamaban desde bacía varias jornadas y sabían lo que pasaba..

Franco, había prometido la liberación de Madrid, pero de forma inmediata se volteó justo en Maqueda y tomó una decisión que cambiaría el transcurso de la guerra: abandonar la marcha hacia Madrid que le resultaba imposible y dirigirse a Toledo, a liberar a los sitiados. Una escueta orden que escondía un meditado plan que paradojicamente le encumbraría como líder indiscutible de los sublevados que luchaban para algo. La República misma lo había convertido también en un símbolo.Lo de deber patritco vendría después. La Republica dedicó esfuerzos ímprobos para lograr la rendición del atrevido general Moscardó: hasta el presidente del gobierno Largo Caballero fue en persona a comprobar si la amenaza de Franco era cierta ya que ninguno de los dos bandos tenía valor militar para grandes iniciativas. 

Por su parte llegó a la «Ciudad imperial» una columna gubernamental formada por unos 1.600 soldados acompañados por varias piezas de artillería de 105 mm y algunos vehículos blindados. Al mando de la misma se encontraba el general José Riquelme, un militar dispuesto a hacer valer su experiencia para terminar de una vez por todas, y lo más rápidamente posible, con los sublevados..todo eso, y después de tomar algunas posiciones tácticamente determinantes, el general del gobierno republicano trató en un principio lograr la rendición de Moscardó apelando a su racionalidad. «Moscardó recibió varias órdenes conminándole a la rendición y entrega de las municiones. De las últimas recibidas destaca la de Toledo, Riquelme, quien quería saber como el olímpico tená motivos había para su actitud contra el gobierno legal de la República, contestando Moscardó que la República había caido en poder del marxismo y que consideraba deshonrosa e indigna la orden de entregar a las milicias rojas el armamento que además era de los caballeros cadetes», añade Canales en su obra, editada por «Almena».

 

Apenas un día después de que se produjera esta conversación, el 23 de julio, se vivió en el Alcázar uno de los episodios más famosos y difundidos a lo largo de la historia. En un intento de empujar a los defensores a abandonar la fortaleza, el jefe de milicias leales de Toledo contactó por teléfono con Moscardó para informarle de que tenía preso a su hijo Luis e decirle que, si no rendía de inmediato  el Alcázar a gobierno en diez minutos, el joven sería fusilado.

Al parecer, y según recogen los investigadores e historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Eugenio Togores en su obra «El Alcázar de Toledo. Final de una polémica», Luis cogió el teléfono para demostrar a su padre que había sido capturado y que lo fusilarían si su padre no rendía el Alcazar . Con todo, finalmente las tropas republicanas no materializaron sus amenazas y optaron por meter preso al joven en la carcel provincial como a un ladrón cualquiera..

 

La propaganda de la dictadura aseguró por los medios de entonces en toda la España, que el hijo del coronel Moscardó iba ser fusilado por mantner el Alcázar leal a Franco(la información se difundió en colegios, iglesias, conventos, pueblo) y la amenaza de cándido Cabello se decía en ciertos medios que la se había materializado ese mismo día, cosa rocabolesca y embustera..

Pero textualmente según 'El Alcázar de Toledo”,   A Luis Moscardó no le fusilarían en los diez minutos siguientes, ni al día siguiente, ni diez horas después. El 23 de agosto en, una saca indiscrinada de cuarenta presos de Prisión Provincial de Toledo, sin saber ni los nombres 40 presos de derechas fueron ejecutado.Y entre elllos estaba Luis Mosardó.Fue una venganza por un bárbaro bombardeo aéreo que la aviación de Franco(Legión Cóndor), había perpetrado la víspera contra la población de Toledo..

 La poisción de Moscardó y la vileza de los milicianos republicanos que fusilaban a los presos de la prisión provincial (los que encontraron más a mano)´sin juicio previo se convirtieron en otro más(el mayor) de las excuas del bando nacional, que hacía lo propio. La versión de la conversación telefónica entre Moscardó y el jefe de las milicias la pusieron en duda algunos autores después de la guerra, especialmente Luis Quintanilla -que vivió el asedio desde las filas republicanas- en su libro 'Los Rehenes del Alcázar' (1961) y el corresponsal del New York Times Herbert L. Mathews en 'The yoke and the arrows' (1957), aunque el norteamericano no estaba seguro. Los argumentos fundamentales fueron que la conversacion telefónica Cabello-Moscardó y las amenazas fueron imposibles-según lo dicho-porque para entonces y aun antes las líneas telefónicas estabas cortadas, aunque en realidad estaban intervenidas, al menos durante muchas semanas: y los sitiados no podían realizar llamadas.La conversación era imposible.

 

Tras las intentonas de los sublevados de rendir el Alcázar sin combatir, empezaron otras medidas para hacerse con lafortaleza. Ya no había cabida para la paz y, como era de esperar, Riquelme ordenó el bombardeó de la fortaleza mediante la artillería de 105 mm y cuatro nuevas piezas de 155 mm. A partir de aquella jornada, raro fue el día en que los sitiados no recibieron decenas de descargas.

El gobierno republicano, el comandante Rojo, el embajador de Chile y otros diplomaticos sudamericanos realizaron gestiones para liberar a los rehenes y evacuar a las mujeres y niños de los sublevados - presos en el Alcázar sin rendición, pero Moscardó se negó a negociar, sin la autorización del “Gobierno Nacional de Burgos”. Antes que nada, Franco al destituir o sustituir al coronel Yagüe confiaba totalmente en el coronel Varela, pero éste semostró tan cruel como Yague a la menor sospecha de deslealtad.

Las duras condiciones del asedio, Agosto, el mes del ingenio

Con el paso de las semanas los “nacionales querían el Alcazar, baluarte de toda la zona, rodeado por los rojos y la situación se fue poniendo cada vez más fea para el azul. Y es que, por un lado, los asaltantes del bando gubernamental sabían que las tropas llegadas de Africa con Franco podían caer sobre ellos si no acababan con el asedio rápidamente y, por el otro, a los defensores empezaban a escasearles varios productos de primera necesidad. De hecho, en aquellas jornadas más de dos docenas de soldados a las órdenes de Moscardó decidieron capitular y entregarse a las tropas de Franco por miedo del fusilamiento.

El teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Romero Bassart fue el verdadero artífice de la resistencia de Moscardó que siempre fue un ausente.Sin los 900 agentes de la Benemérita Moscardó no hubiera podido frenar el asalto de las milicias alzadas, pues el resto de la guarnición no valía.

 

Mientras, los disparos de la artillería seguían resonando día tras día sobre las murallas del Alcázar como si se trataran de una siniestra banda sonora, aunque sin provocar apenas bajas. De hecho, Moscardó tuvo que hacer uso de su panfleto diario para establecer unas normas básicas de higiene, pues sabía que las enfermedades podían ser una de las pocas causas que acabaran con sus tropas.

«Se nos ruega que hagamos unas ligeras indicaciones sobre motivos de higiene (…) Precisa un celoso cuidado el no realizar las evacuaciones fuera de las letrinas etc; señalaba el diario «El Alcázar» del 3 de agosto.

«Una compañía de la Legión podría haber tomado el Alcázar de Toledo»y nadie sabe por que no lo hacía. Los leales de Madrid, por su parte, y a sabiendas de que la toma del Alcázar de Toledo suponía dar una imagen de poder muy favorable a nivel internacional, trataron por todos los medios de acabar con los hombres de Moscardó. Así, durante este mes intentaron, entre otras cosas,  incendiar el edificio, volar la cocina de la fortaleza para evitar que se pudiera hacer la comida e, incluso,  lanzar gases lacrimógenos contra los sublevados. 

Pero, lejos de desmoralizarse, los sublevados pronto renovaron sus ánimos, pues recibieron mediante un correo aéreo varias cartas de Francisco Franco informándoles de que pronto serían liberados. Instados a la defensa, los soldados ocuparon sus posiciones con máyor esperanzas que nunca.Aunque la verdad es que Franco no comorendía por qué había tanta prisa pero el Alcázar aparecía invulnerable y se había convertido en un mito heroico a la hora de “liberar” a los sitiados y  Franco estaba comprometido..

El asedio del Alcázar de Toledo adquirió la condición de algo importante para el bando azul que cosechaba fracasos desde que el general el asalto al Madrid republicano podía esperar, pues –por razones simbólicas del alzamiento- merecía la pena liberar antes a los cadetes, guardias civiles y falangistas que se habían refugiado en la Academia de Infantería de Toledo(el Alcázar), después de triunfar en su sublevación contra el gobierno legítimo de la Segunda República, en manos de los marxistas bajo órdenes de Moscú..

 

Era más cierto que Franco no se atrevía con Madrid. Y la dictadura difundió una versión épica y con tintes heroicos.Franco, que poco antes había dicho que la liberación de Madrid era cuestión de días, de forma inmediata cambió la decisión que en cierto modo cambiaría en el transcurso de la guerra: abandonar la marcha hacia Madrid es que le resultaba imposible para dirigirse a Toledo, a abandonarse a los sitiados. Una escueta orden que escondía un meditado plan que paradojicamente le iba a encumbrar como líder indiscutible de los sublevados que luchaba para algo. El Alzamiento Nacional mismo lo había convertido también en un símbolo. Porque necesitaba algo muy espectacular.Lo de deber patriotico vendría después. ElAlzamiento dedicó esfuerzos ímprobos para lograr la rendición del atrevido general Moscardó: hasta el presidente del gobierno Largo Caballero fue en persona cerca de Toledo para comprobar personalmente que la amenaza de Franco de liberar el “asedio” del Alcázar era cierto ya que ninguno de los dos bandos tenía valor militar para grandes iniciativas.

 

La retirada de los que rodeaban la gran fortaleza, como cometido, fue puesta en las manos de Vicente Rojo, el cual no solo no consiguió que se rindiera el Alcázar, sino que volvió a la base de Largo Caballero con una petición de Moscardó. En ella, el coronel solicitaba a los oficiales alzadas el envío de un sacerdote para que bautizara a dos niños que habían nacido durante el asedio y diera una misa en la fortificación. El elegido fue el padre Camarasa quien, a sabiendas de que las amenazas contralos sitiado eran ciertas y la Repúblia iba a por todas para rendir a Moscardó y pretendía aniquilar la fortaleza que desafiaba a la República bajo el ala del general Franco. El padre les absolvió de sus pecados antes de volver a Madrid.Cuanta ternura mezclada de cinismo!Bendición con agua envenenada.

 

Franco seguía escudándose enel Alcázar para resguardar a sus tropas de los Internacionales que estaban llegadoa Madrid.Los alemanes se negan a enviar a España fueras de tierra, aunque intensificaban los bombardeos aéreos sobre Madrid y Barcelona.Las misivas de esperanza a Moscardó son dignas de un libro. Si Franco llegaba con las tropas del ejército de Africa era suicida rendirse a los republicanos..y ser fusilado.El asedio del Alcázar de Toledo era promesa heroico pero parecía no haber sin prisas por parte de los que venían y se sabía por los desertores que allá dentro ni había hambre ni sed. Pero Franco seguía pregonando la imagen de una una resistencia numantina del Alcázar.

 

«Al parecer, llegaron a Toledo por esos días dos representantes franceses de una empresa de productos químicos (gases de guerra, según dice literalmente el informe de la Columna de Toledo) que había ofrecido al gobierno de la República su empleo como posible solución al asedio al Alcázar», destaca Canales en su obra. Para desgracia de los sublevados, ninguna de las ideas dio pronto sus frutos.

Gracias a la liberacón del Alcázaer el genel Franco logró el título de Jefe de stado que duró 40 largos años

Finalmente, y ante la imposibilidad de tomar la fortaleza por esa fuerza, la República decidió en Consejo de Ministros iniciar la construcción de dos minas muy destructivas bajo el Alcázar. La idea gubernamental consistía, concretamente, en llenar de explosivos los conductos subterráneos para volar el edificio en su totalidad y, así, acabar de una vez por todas con la resistencia de los hombres atrincherados en su interior. A su vez, se intensificó el cañoneo sobre el Alcázar, cuya fachada norte, muy debilitada, se estaba derruyéndo.

 

Una mala explosión

Con la llegada de septiembre los defensores hacían ya 41 días dentro del Alcázar, sin duda un largo período tanto para los nacionales como para las tropas del gobierno republicano y estos últimos parece que habían decidido cambiar de estrategia con el comienzo de septiembre.Pero, antes de detonar las cargas explosivas que habían preparado, enviaron a un emisario para tratar, por última vez, de convencer a los hombres de Moscardó de rendirse.

 

Cuando el 18 de septiembre acabaron los trabajos de construcción de la mina, todo era optimismo entre los republicanos. Tal era la confianza en el plan de asedio que el mismíso presidente del Gobierno Largo Caballero acudió personalmente a ver la operación. Y no fue sólo, sino que llevó consigo a un gran séquito de periodistas internacionales para que, en primera persona, contemplaran como la República acababa con aquella sublevación.

«Las gestiones para lograr la rendición de los sitiados, o al menos la evacuación de mujeres y niños habían sido infructuosas, el Ejército Expedicionario de Varela la había intentado.Pero Moscardó no dejaba salir a nadie.El viernes 18 de septiembre de 1936, tras media hora de bombardeo artillero, a las 6:31 de la mañana una mano desconocida activó el mecanismo eléctrico que produjo la explosión de dos minas cargadas con aproximadamente 2.500 kilos de trilita cada una de ellas colocadas junto a los sótanos del Alcázar », añade el autor español en su obra.

El desastoso intento final

Unos segundos después de accionar no oficialmente las palancas de los detonadores, una ensordecedora explosión encogió los corazones de todos los combatients y periodistas allí presentes. Tras disiparse el humo, los asaltantes observaron que el torreón suroeste y la fachada oeste habían quedado convertidas en una pila gigantesca de escombros y humo de las cenizas´, antes de tiempo. Pero de todas formas era el momento de hacer sangrar a los sitiados.

Después de la explosión, comenzó un asalto masivo por parte de 4 columnas republicanas (unos 2.500 soldados). Sin embargo, lo que ni las tropas gubernamentales sabían –ni las otras es que se había producido una trampa mortal provocada por la explosión que los republicanosni ellos mismos habían llevado a cabo.  la explosión de esa mina pues en la explanada Este y cerca del Torreón Norte que tiene aproximadamente unos 30 metros de diámetro por cuatro o cinco de profundidad, provocó un tremendo socavón que impidió el progreso de las tropasy muchos soldados epublicanos resultaron heridosde las grandes piedras del muro.

.

 No tuvieron tampoco  demasiada suerte las tropas republicanas que trataron de asaltar la zona sureste y oeste del edificio, pues recibieron una ingente cantidad de fuego de fusilería por parte de los defensores de Moscardó. Únicamente las fuerzas que atacaron la fachada norte lograron poner los pies sobre el suelo del Alcázar, pero, ante la falta de refuerzos, terminaron cayendo frente a los sublevados en un sangriento intercambio de fuego.A Moscardó le sobraban ls balas.Balas. Ni siquiera los vehículos blindados pudieron modificar el resultado de la batalla, pues los escombros redujeron drásticamente su capacidad de movimiento.

La detonación de "mayor intensidad" es la cuarta mina para volar los muros de la vieja fortaleza. Dirigidas hasta los cimientos del edificio, las dos del 18 de septiembre, las minas derribaron el torreón suroeste, y la fachada oeste.

A las pocas horas, una vez que se disipó el humo de la artillería y los fusiles, el panorama era dantesco. Y es que, aunque los defensores tenían considerables bajas (aproximadamente 100) el asalto no había conseguido su objetivo. Tras el catastrófico asedio, los republicanos volvieron a su plan original: bombardear con artillería y aviación el Alcázar hasta reducirlo a cenizas.

Llega el general Varela

No obstante, la situación había tomado ya un rumbo inamovible y, aunque en los días posteriores los republicanos trataron de asaltar el Alcázar, fueron rechazados de nuevo. Finalmente, y después de decidir desviarse a costa de no presionar Madrid, las tropas de Varela llegaban a las inmediaciones de Toledo el día 28´. Fuera de los muros, el comisario soviético Kolstov presenció el último ataque de las tropas republicanas, mientras a su espalda se divisan ya las columnas del Tabor de Regulares de Tetuán y la V bandera de la legión que avanzan para romper el cerco de los sitiados.., para felicidad de los sitiados, liberaron la fortaleza.

Mientras, las tropas gubernamentales decidieron retirarse para evitar ser atrapadas entre dos fuegos. Había acabado la batalla por el Alcázar de Toledo, y lo había hecho con más de 100 muertos por el bando sublevado una cantidad imposible de cuantificar por parte del ejército gubernamental.

Después de la ofensiva republicana de la mañana del día 27, y la explosión de la última mina, las columnas de Asensio, la vanguardia de Varela, llegaron a Toledo. A las nueve de las noche el Tabor de Regulares de Tetuán, alcanzó el esqueleto y los escombros de lo que una vez fue la antigua fortaleza, seguidos de un destacamento de la Legión. Unos soldados macilentos les recibieron con vítores a España. Rápidamente descendieron del éxtasis patriótico: "Sois cojonudos".

Después de la liberación se vivió, al parecer, el último suceso destacado y que aún resuena en el imaginario colectivo. Cuando Varela visitó las ruinas del edificio que había cobijado a los sublevados durante más de 70 días, Moscardó Moscardó, visiblemente deteriorado y con el uniforme lleno de polvo y con barba, saludó a Varela al entrar en el Alcazar ya recuperado con un lacónico: “Sin novedad en el Alcázar, mi general».

Parecerá ridículo pero hubo de repetirse la escena con Franco cuando este llegó con dos dás de retraso respecto a Varela. Eso no estaba programado.Y Moscardó porque Franco quería llegar al Alcázar, bajo los flash de la prensa internacional y rodeado de perodistas, como en el cine, Moscardó tuvo quen repetir la entrada de Varela.Moscardo en traje de campaña, tambien con barba apareció abrazando a su liberador y diciendole de nuevo, ”sin novedad en el Alcazar”.Eso apareció en todos los noticiarios del mundo porque lamentablemente la TV no se había inventado.Todo eso dos días y medio espués de la llegada de Varela... Se comparó al coronel Moscardó con Guzmán el Bueno, que según la leyenda arrojó su propio puñal a los benimerines (una dinastía bereber) cuando le ofrecieron la vida de su hijo a cambio de rendir Tarifa. 

 

Según el historiador Paul Preston, Franco supeditó la dirección militar a su éxito político: "Franco perdió más de dos semanas mientras tomaba brutalmente Toledo con los moros violando a placer y con permiso de quienes dominaban el pueblo toledano y se ocupaba de lo relativo a su propio ascenso político como lo hacía Varela. Esa dilación pudo constituir la diferencia entre una excelente oportunidad para entrar fácilmente en Madrid y el tener que emprender un largo asedio como resultado de la reorganización de las defensas de la capital y la llegada de la ayuda extranjera y las Brigadas Internacionales".

 

Fuera de los muros, el comisario soviético Kolstov presenció el último ataque de las tropas republicanas, mientras a su espalda se divisaban ya las columnas de Regulares y la legión que avanzan para romper el cerco de los sitiados..

Un aspecto menos difundido es que apenas un día después, un grupo de los Guardias Civiles sitiados hicieron una incursión en la ciudad de Toledo, matando al dirigente del PSOE, Domingo Alonso, y se llevaron de rehenes a su mujer y sus hijas.Y luego repitieron su hazaña. 

Carne de caballo racionada. Se habló de quen los asesiados tuvieron que comer carne de caballo´. Y so, en sí, no es ningún heroismo. En Francia se comía carne de caballo. El encierro entre los muros del Alcázar pronto demostraría su absurdo: como la academia no disponía de una nutrida despensa, al ser periodo vacacional estaba casi vacía. Dentro había cerca de 1.800 personas, a las que no les faltó el agua, debido a los pozos que disponía la fortaleza y que aunque, racionada, no escaseó, pero sí la comida. Las incursiones para lograr víveres fueron en su mayoría fallidas

 

Con el trigo no faltó ni el pan base de la alimentación, racionado, pero fueron los caballos y las mulas de las cuadras de la academia en el perímetro exterior de la fortaleza los que estuvieroin bajo control de los sitiados. 190 caballos de los que al final sólo quedó uno. Hubo carne para todos.

 El fuego de artillería fue incesante durante todo el asedio, aunque serían las minas las que provocarían los mayores destrozos. Las autoridades republicanas se volcaron en su destrucción. Hubo dos grandes asaltos y otro  intento de negociación del prestigioso Vicente Rojo, que había dado clase en el Alcázar. Rojo entró en la fortaleza para parlamentar con Moscardó el 8 de septiembre, ofreciendo la evacuación de las mujeres y los niños primero con los rehenes después y la rendición al final. No se fusilaría a nadie.

 

Mientras, en el Palacio de los Golfines, en Extremadura, en el cuartel general de Francisco Franco, se dirimían las tensiones entre los sublevados. Franco era ya 'Primus inter pares' como reconocían abiertamente ya la mayoría de los generales sublevados. El éxito del avance de su Ejército de África, que pronto liberaría el Alcazar, con las columnas del general Yagüe cosechando victorias sangrientas  y la confianza cada vez mayor que depositaban los nazis con von Richthofen, mano derecha entonces de Hitler, paridarios el liderazgo de Franco, le habían situado a éste como líder. Canalizada ya la ayuda de armamento aleman, el Alzamiento necesitaba el golpe de efecto. El Alcázar, por su simbolismo y la atención internacional, le sirvió de objetivo bien trabajado. “cojonudos'- llegóm a deir de los hombres de Franco.

La Junta de Defensa se tenía que reunir el día 28, aunque un acuerdo del día 21 tenía entre en sus puntos el de concederle a Franco la jefatura militar. Todos estaban de acuerdo  con el mando único. Sin embargo, la decisión de desviar el avance sobre Madrid para liberar el Alcázar le había otorgado a Franco mucho más puntos que a cualquiera. A las nueve de las noche las tropas marroquíes alcanzaron el esqueleto y los escombros de la antigua fortaleza que fue El Alcázar, objetivo genial de Franco.

 Pero la cita con la historia estaba fijada, para ese mismo día, en Salamanca. Los generales golpistas de la Junta de Defensa, entre ellos Kindelán y Cabanellas, se habían reunido para firmar el decreto que unificaría el mando de las tropas rebeldes. Pero en la redacción del decreto no sólo se incluyó el de la jefatura militar para Francisco Franco, sino el de la jefatura del Estado. Mando spremo absoluto.

Según Luis Suárez: "Kindelán recuerda que cuando leyó en voz alta el decreto hubo vacilaciones porque Cabanellas y quienes le apoyaban no querían que nadie pudiera acumular en su persona tal plenitud de poder. Pero durante el almuerzo las noticias amplias del éxito logrado en Toledo, donde la resistencia enemiga había cesado y  las aclamaciones populares por los logros en Cáceres, quebraron toda resistencia", Se introdujo un aclaración "mientras dure la guerra", que molestó enormemente a Franco, y su mención pronto desapareció. A Moscardó, el peso de la épica no  le alcanzaría apenas.

El 3 de junio de 1937 el general Mola falleció en un accidente aéreo. El avión en el que viajaba,  Taringa! - Inteligencia colectivaun Airspeed Envoy 24rse estrelló en una colina de la localidad burgalesa de ALCOCERO durante un fuerte temporal. El motivo del viaje fue la ofensia del norte, la cual había alarmado a Mola, y fue por este motivo que insistió trasladarse desde Vitoria a Valladolid para así supervisar las operaciones más cerca del frente. Desde el mismo día de su muerte surgieron rumores en torno a la misma, dado que su deceso favorecía claramente a Franco al eliminar al antiguo "Director" como rival. No obstante, hay que señalar que Mola empleaba este avión con bastante frecuencia para llevar a cabo sus desplazamientos y más allá de los rumores, lo cierto es que  existen pruebas de que hubiera sabotaje.

El hecho es que las muertes de SANJURJO y Mola dejaron a Franco como el único líder indiscutible de los militares golpistas.

"El 1 de octubre habiendo triunfado en Toledo y el Alcázar, Franco asumiría sin dudas el mando supremo; sus compañeros de armas le ofrecieron la dictadura, que rechazó: exigía más, la Jefatura del Estado, la del Gobierno y el mando absoluto sobre todo el Ejército y sobre todo único" . Ya no eran rebeldes, sino el Ejército Nacional. Al día siguiente, el general sería nombrado jefe del Gobierno, pero por una equivocaión(¿¿¿) fue nombrado jefe del Estado.el Generalisimo. 

Franco contaba con su amigo de las campañas del Rif, el general Enrique Varela. El día 21, siguiendo las órdenes de Franco se dirigió a tomar Toledo. Seis días después, estaba a las puertas. Para el historiador Luis Suárez, la decisión de Franco no implicaba renunciar a la capital, porque creía que ambos objetivos podían lograrse. Primó el golpe propagandístico.Franco para todo.

 A Varela Franco le había prometido la Laureada, la más alta condecoración militar, aunque cuando salió de los muros derruidos se olvidó. La defensa del Alcázar fue una gesta espectacular de nulo valor estratégico, tanto para los rebeldes como para los republicanos. Pero si ambos debidamente magnificados, podía venír bien a ambos. No evitó que los dos lados lo convirtieran en una cuestión de prestigio.

Franco llegó dos días más tarde de la liberación y les arengó afirmando que "habían ganado la guerra", en un momento de exaltación. Se refería al cónclave del día anterior en el que había sido nombrado Jefe del Estado. Franco quería decir que con el mando único no habría quien le detuviera.

El guión de la épica  del asedio del Alcázar fue en sí mismo un guión inmejorable para la propaganda franquista, de un irresistible atractivo, que lo reprodujeron todos los medios entonces existntes cnayuda de “Afa” alemana. . Lo protagonizó el entonces coronel Moscardó, aunque sería Franco, el 21 de septiembre de 1936, cuando ya llevaban dos meses largos de asedio, el que le daría la forma definitiva. Las tropas de Africa como se llamaban a sí mismas las de Franco, avanzaban desde julio hacia Madrid para tomar la capital y poner fin a la República.

El guión de la épica  del asedio del Alcázar fue en sí mismo un guión inmejorable para la propaganda franquista, de un irresistible atractivo, que lo reprodujeron todos los medios entonces existntes cnayuda de “Afa” alemana. . Lo protagonizó el entonces coronel Moscardó, aunque sería Franco, el 21 de septiembre de 1936, cuando ya llevaban dos meses largos de asedio, el que le daría la forma definitiva. Las tropas de Africa como se llamaban a sí mismas las de Franco, avanzaban desde julio hacia Madrid para tomar la capital como franco había prometido años antes y poner fin a la República.   

 

Hace unos años, el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia definía a Franco como “autoritario pero no totalitario” y destacaba su “frío valor” en el campo de batalla. En Alemania, nadie se atrevería a escribir algo semejante sobre Hitler, tal vez porque Hitler perdió la guerra y, en cambio, el espíritu de Franco siguió flotando en la España que siguió. Sus herederos ideológicos  gobernaron años y años y la jefatura del estado siguió en manos de la monarquía restaurada por el dictador y jefe del estado español hasta el momento de su muerte.

De nuevo restaurado como el Valle de los Caidos.

 por presos republicanos, continúó su función como Academia hasta  que se reabrió con un museo dedicado al “Asedio”.Hitler como millones de personasse equivocó al juzgar el “asedio” pues cuando sus tropas estaban ante Stalingrado casi en 1944 les arengó así:” que cada soldado alemán tome el ejemplo del soldado español que intervino en el ataque al Alcázar de Toledo”

 

Von Richthoven: A finales del año 1936 fue nombrado Jefe del Estado Mayor de la Legión Cóndor en España tomando el cargo en enero de 1937. Destacó su papel de organización y mando sin dudas durante la campaña del norte contra ciudades vascas, bajo orden de mola que queriía ruinas y estab acusado de ser uno de los principales responsables del bombardeo de Guernicay Durango y Markina. Regresño a Alemania a finales de año y en noviembre de 1938 es nombrado comandante en jefe de la Legión Cóndor en España. Con el final de la contienda fue ascendido a mayor general y condecorado con la Cruz española de oro y brillantes.Franco le ayudó y él ayudó a Franco. Tuvo una destacada actuación en la Segunda Guerra Mundial en el frente este y en especial en Stalingrado a cargo de los suministros de las tropas en la ciudad. En 1944 es retirado del servicio por enfermedad y muere al año siguiente siendo prisionero de las tropas norteamericanas que le trataron a lo príncipe.

 

 

 

 

 

 

 

 

F


Sobre esta noticia

Autor:
Diasporaweb (1875 noticias)
Visitas:
10260
Tipo:
Reportaje
Licencia:
Creative Commons License
¿Problemas con esta noticia?
×
Denunciar esta noticia por

Denunciar

Comentarios

Aún no hay comentarios en esta noticia.