A estas alturas, ya casi todos saben que Sánchez convocó elecciones anticipadas el 23 de julio cegado por la táctica, apostando todo al rojo, nunca mejor dicho, cómo la única opción disponible para intentar retener si o si el poder.

Pilla a sus rivales a la izquierda noqueados tras el varapalo en las elecciones municipales y autonómicas, y asume que los electores a la izquierda del PSOE, hartos de ver a sus políticos despellejarse vivos, le votaran a él para impedir que España se convierta en la Meca de la extrema derecha y el eje del mal planetario. Incluye en ese grupo no solo a Podemos y a la extrema izquierda cuqui liderada por Yolanda Diaz, Errejón y Baldoví, sino también a votantes del nacionalismo "progresista": Esquerra, BNG, y hasta Bildu y la CUP. También suma al nacionalismo de derechas, y cree que habrá incluso electores de PNV, Geroa Bai, y de la antigua Convergencia que no serán cómplices del fin del planeta y le votarán a él solo por evitar un gobierno franquista y trumpista.

Como base del cocido, cuenta con toda la tarta electoral del PSOE casi intacta, ya que apenas ha sufrido voto de castigo en las municipales pese a todo lo acontecido en estos largos cuatro años y la percepción de fin del mundo que habita en buena parte del electorado de derecha y que los lideres de sus partidos intentan machacar una y otra vez. Se habla de varapalo del PSOE, pero mas por la pérdida de poder y gobiernos provocada por el descalabro de los partidos de extrema izquierda, no tanto por el suyo. Las matemáticas son el último antídoto ante tanta posverdad y relato impostado; la calculadora dice que Sanchez solo ha perdido un seis por ciento de votos en relación a las pasadas elecciones autonómicas. Eso, con lo que ha llovido, no es otra cosa que una derrota muy dulce, nada de descalabro. A todos los que están hablando de desastre del PSOE, les pediría que se dejen de llevar por los deseos y bajen de la nube.

Convocar el 23 de julio persigue pillar desplazados en vacaciones a unos cuantos "ayusers" y resto de votantes peperos, a una España mas pendiente de tangas y bíceps que de los medios de comunicación y líderes de opinión. No cuenta quizá con que sus electores, "pijoprogres" o no, también vacacionan, ni con la animadversión que está provocando en la gente la fecha elegida y la posibilidad de que te estropeen las vacaciones con la cartita para acudir a la mesa electoral. Todos buscan la fórmula para eludir la obligación legal y la coacción de pena de cárcel y del multón correspondiente. Ni en los mejores tiempos de la pandemia se vió a la picaresca hispana dándole ahí al coco a todo lo que da.

Sanchez solo ha perdido un seis por ciento de votos en relación a las pasadas elecciones autonómicas. Eso, con lo que ha llovido, no es otra cosa que una derrota muy dulce, nada de descalabro

A su vez, anticipando elecciones busca mantener las filas del partido prietas. Todos optando a salir en la foto sin disidencias ni posibles conatos de rebelión, dado que casi todos los cargos, bajos, medios y altos que chupaban de la teta del poder local hasta ayer, se han ido a tomar viento; ahora tienen todo el tiempo para descargar cuentas pendientes, encontrar culpables y buscarse la vida fuera del "sanchismo" después de matar al padre. Quizá eso tampoco se ha calculado bien del todo, ya que incluso en ese escenario de próximas elecciones están estos días apareciendo algunas, pocas, voces muy críticas en el PSOE. No irán a mas, casi todos los cuadros mantienen aspiraciones de poder y cargos, a fin de cuentas su resiliente líder ha obrado milagros en el pasado.

Otro factor que ha podido pesar en la decisión táctica es el jugoso escenario que se abre con las próximas negociaciones entre el PP y VOX para la configuración de gobiernos en ciudades y comunidades autónomas. Aunque en el PP traten de evitar las firmas de acuerdos y la constitución de gobiernos con la "rancia ultraderecha" hasta después de las elecciones para no retratarse ante la opinión pública y publicada del consenso "progre", no podrán evitar que desde ya, y en plena campaña, los medios se despachen a gusto abriendo telediarios y portadas con las carpetovetónicas exigencias y las friki ocurrencias de unos cuantos cachorros de Vox en esta o aquella región o pueblo.. Sin duda, la apetitosa salsa que requiere el relato del fin del mundo que quiere Sanchez que le compre el electorado de izquierdas.

Como apoyo en la reciente historia, los asesores con los que se rodeó en la noche y madrugada electoral le recordarían lo que consiguió Zapatero, quien perdió por mucho ante el PP las elecciones municipales de 2007 y tan solo unos meses después ganó las Generales de calle sorprendiendo a todos. En esas elecciones, IU sacó solo dos diputados. Muchos de los que estaban a la izquierda del PSOE por aquel entonces, y probablemente sumándose unos cuantos nacionalistas, votaron "útil". Eran tiempos de cordones sanitarios contra la derecha, presentación de actas notariales jurando no pactar con el PP, y este tipo de cosas que preceden al fin del mundo. Sánchez trata de repetir aquello, por eso ha montado este teatro, con actos y gestos forzados ante su tropa y dosis de maniqueísmo barato; el clásico "Yo o el caos" en su versión moderna de "Yo ó Trump", que solo los muy doctrinarios le van a comprar. Lo que queda por ver es cuantos son esta vez. De eso depende que Sanchez consiga de nuevo lo imposible. Si o si, lo veremos el 23 de julio.

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