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Atrapados entre la inutilidad policial, la política que hace la plancha, la sociedad enervada y la delincuencia avivada

19/03/2013 12:30 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Por: Rodolfo Patricio Florido Fuente: informadorpublico

Cuando la violencia gana la calle, la inteligencia, la razón, la buena gente, los trabajadores, pierden irremediablemente. La violencia no necesita de razones porque tiene... la violencia. Asaltan ciudadanos y los queman vivos, matan adolescentes que ni siquiera se resisten y encima la televisión les hace notas a unos idiotas criminales que dicen en cámara... "si sacó el arma tengo que matarte porque ese es el código", le habían preguntado ¿tenés un arma, me la mostrás? image Imagen referencial: laprensalatina

Barras bravas llevan puñales y armas de fuego y agreden a otras hinchadas o a simples hinchas como sucedió entre Colón y River, entre barras bravas se que queman los autos en la puerta misma de Casa Amarilla. Pasa en todo el país. La violencia no necesita de razones porque tiene... la violencia. Y llegó la brillante y comprometida respuesta de la AFA, la misma que cobra fortunas del "Futbol para Todos" para que el pan y circo disimule la porquería cotidiana. "Estamos evaluando jugar lo que resta del Torneo sin público visitante". La violencia no necesita de razones porque tiene... la violencia. Aquello de "si hacen ruido al tomar la sopa, prohibido tomar sopa"... ganó.

Se terminó el espectáculo. Los domingos de pasta, asado y padres que quieren llevar a sus hijos a disfrutar del amor a un club, comer un pancho, una gaseosa o un choripán, se terminaron. Llevarlos a la cancha es ya un riesgo del que ya no alcanza con quedarse adentro hasta que todos se vayan o irse 10 minutos antes para que los barras bravas drogados, alcoholizados, demandantes, violentos, no dejen a un padre sin hijo, a un hijo sin padre o a una madre mirando por tele sin saber si su marido y su hijo volverán.

Como dijo hace unas horas el padre de Juan Tuculet (19 años, asesinado de un disparo en la cabeza)... "yo lo veía por tele y decía "pobre gente", mirá lo que le pasó. Ahora me pasó a mí, me mataron a Juan. Era sano, amigo de sus hermanos, deportista. Están jugando a la ruleta rusa con nosotros" y se quebró en un llanto desconsolado.

La vida sólo tiene valor para los que amamos a los nuestros hasta que duela, como decía la Madre Teresa de Calcuta. A los asesinos no les importa nada. Crearon otra cultura y aprendieron a ser declarantes mediáticos. Siempre encontrarán imbéciles simplificados que quieran consumir el discurso de una infancia difícil, con hogares destruidos y hambre. En pocos minutos y con alguna música de telón de fondo tendrán a muchos televidentes moqueando por el que pobre muchacho no tuvo más remedio que matar a tu hijo.

¿Que existen razones de fondo (sociales, familiares, drogas, trabajo, etc.) en algunos o muchos casos? Por supuesto que existen. Pero la gran y amplísima mayoría de los pobres del país se desloman trabajando, changueando y sin quitarle la vida a nadie. Ahora resulta que un pibe cuya familia se deslomó por tener algo es la culpable de las carencias de los otros. ¡Que pedazos de HDP! ¡Qué manera de mezclar ideología barata para disponer de mano de obra, barata también, para sus propios negocios y quiosquitos del poder!

Ganaron los delincuentes, esos cretinos e imbéciles a sueldo de la política de los clubes, de alguna política partidaria, de algunos líderes sindicales y en algunos casos de la propia policía. La violencia no necesita de razones porque tiene... la violencia.

Y la metodología se repite vergonzosamente. Como en Junín. Mataron a la piba y la población salió a mostrar su indignación con la política local y con la inutilidad policial. A las pocas horas o minutos, los delincuentes locales aprovecharon la indignación ciudadana para mezclarse y salir a destruir la policía, la comisaría, sus propios expedientes y asaltar negocios. Los ciudadanos querían que le televisión mostrará su indignación, pero los delincuentes golpearon a los periodistas porque no querían que sus caras, sus piedras y sus molotov quedaran expuestas para la historia.

El padre de la victima real, Karina Campos de 17 años, pedía que no haya violencia. No lo escucharon, porque... la violencia no necesita de razones porque tiene... la violencia.

Y así, una y otra vez se repiten año tras año los diagnósticos y las estúpidas discusiones sobre garantismo o no garantismo, sobre la exclusión social mientras desde los discursos oficiales se habla de una década de crecimiento a tasas chinas. Y todos hablan como si la opción que un ser humano toma cuando decide ser un delincuente, buscar dinero fácil y rápido para salir de putas, tomarse hasta el agua de los floreros y gastarse 1 luca en una sola noche, tuviese que explicarse en los claustros académicos y algunos centros de estudios sociales o partidarios. Por supuesto que debe estudiarse, pero también debe comprenderse que en muchos casos es un camino elegido y que no será abandonado aunque les pongan un trabajo digno por delante.

Y si la explicación social va acompañada de un look informal, pelo revuelto, ropa desaliñada, suficiencia gestual y alguna cita de Herman Hesse, mejor aún. Y no es que esté mal... ¿pero qué hace la sociedad en el mientras tanto?... ¿Sigue enterrando sus hijos, hijas, padres, madres, hermanos, hermanas y hasta abuelos?

Porque, entiéndase bien: los diagnósticos sin tratamiento no hacen otra cosa que proveer certificados de defunción.

Y no estoy hablando de gatillo fácil. No sirven de nada las policías que les dan una chapa y un arma con cursitos de tres meses. Darle rienda suelta a esa policía no hará otra cosa que seguir enterrando inocentes o incluso culpables innecesariamente asesinados. Así, la política y los representantes que cobran para gobernar por nosotros, transitan según el humor y el costo político transitorio, entre la prohibición oculta de la represión y las ordenes de salir a lo loco buscando culpables que si son culpables es mejor y sin son inocentes... lo lamento.

Es así indispensable que se modifiquen las leyes de manera tal que los delincuentes sepan con claridad meridiana que quedarán detenidos y que la reducción de sus condenas no serán luego compradas desde la cárcel misma. Es indispensable que se reformulen todos los costos de inversión para tener una policía, primero bien formada y luego bien equipada. Es indispensable que se invierta seriamente en las cárceles que realmente tengan vocación de recuperar delincuentes y no de ser un postgrado de nuevos y mayores delitos. Es indispensable que si el delincuente que salió de la cárcel, reincide, su próxima condena sea mayor que la que tuvo, aunque el delito sea presumiblemente menor al original que lo llevó a la cárcel. Es indispensable que el miembro de las Fuerzas de Seguridad que protegió a delincuentes o es delincuente, tenga condenas reales y mayores por la traición a su juramento de proteger a una sociedad que le confió las armas para protegerla no para agredirla. Es indispensable que los Medios de Comunicación abandonen esa práctica busca rating de continuar sonriéndoles a los delincuentes que les muestran las armas y les mienten cuando dicen que si tuvieran un trabajo digno dejarían de robar, mientras afirman que robar es su "trabajo".

Es indispensable saber que es mejor equivocarse y corregir errores que seguir haciendo la plancha con medidas ridículas como es mandar gendarmes y prefectos a los trenes, tapando transitoriamente un problema y destapando otros (¿o alguien cree que esos Gendarmes y Prefectos fueron clonados de los originales que estaban en otro lado, cumpliendo otras funciones?), o jugando sin hinchadas visitantes, o llegando con la Gendarmería después de que sucedieron los hechos, o culpándose unos y otros por sus propias miserias, falta de decisión, incapacidad creativa y miserables juegos políticos.

Sonará a historia perdida o recuerdos inalcanzables, pero la Argentina tiene que recuperar la calle para sus ciudadanos trabajadores y honestos, donde los pibes podían jugar a la pelota en la plaza o en la puerta de sus casas, o salir en bici sin que se la roben o los maten, o caminar con un celular sin mirar a todos lados para que no se lo roben, donde una madre espere a su hijo con la comida y no con los ovarios en la garganta cada vez que se demora porque no sabe si llegará vivo, o enrejando sus casas hasta el hartazgo, o dando dos vueltas a la manzana con el coche para ver que no haya nadie sospechoso, o siguiendo de largo en la puerta misma de la casa si una moto o un pibe está parado sin hacer nada.

Es una locura vivir con miedo porque todos saben lo que pasa y no hacen más que explicarlo. La Argentina debe reencontrar su destino en el marco de una Democracia que no solo sea el derecho a la Libertad sino la posibilidad ejercerla sin temor a perderla en un segundo.


Sobre esta noticia

Autor:
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Fuente:
catarsisyharakiri.blogspot.com
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Reportaje
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