Telecinco destapó el viernes pasado la caja de Pandora y dejó escapar a la nueva Belén Esteban, eso sí con nariz y tetas reconstruidas.

La princesa del pueblo cobró por su intervención 80.000 euros y eso era mucho dinero para que la de San Blas contase lo de siempre, así que dejó caer, como el que dice que ha estado esa mañana en el supermercado, que había terminado con sus "adicciones" sin aclarar a qué adicciones se refería.

La Esteban podía ser adicta a las compras, al trabajo, al sexo o al rock and roll, claro que ninguna de esas sustancias daría un análisis toxicológico negativo como el que leyó el presentador del programa Jorge Javier Vázquez, así que daremos por entendido que Belén Esteban era adicta a la raya de la vida.

Cómo cambian las cosas para estas "princesas", cualquier ciudadano al que en su trabajo se le detecten "adicciones" es inmediatamente despedido, sus hijos custodiados por los servicios sociales y ellos tratados como parias, a Belén Esteban la reciben en olor de multitudes con 4 millones de telespectadores escuchándola, sus compañeros llorando y encima la pagan por ello.

Ahora en las escuelas se va a estudiar la asignatura Belén Esteban, donde se les va a enseñar a los niños que dos polvos, uno con un torero y otro venido de Colombia, te dan más dinero que toda una vida de estudios.