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¿Quién no ha oído hablar de las bombas atómicas? A todos nos viene a la cabeza aquellas famosas bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki que culminaron ambas guerras mundiales. La capacidad de destrucción de este tipo de arma nuclear fue devastadora, y lejos de aceptar esta aberración y abandonar, dejándolas atrás en la historia, el ser humano ha seguido investigando y creando bombas atómicas con la misma o más capacidad destructiva. Pues bien, hoy os voy a mostrar cómo son las armas atómicas que se desarrollaron posteriormente y que te dejarán con la boca abierta.
Tenemos menos miedo del que deberíamos.
Una imagen vale más que mil palabras, no descubro nada nuevo, así que fíjate en la imagen de más abajo. En ella, se ve una comparación entre el hongo (columna de humo) formado por la detonación de las distintas bombas atómicas posteriores a las archifamosas bombas que arrasaron Japón en la primera mitad del siglo pasado.
Muchas han sido las bombas que el hombre ha creado tras destruir gran parte de las ciudades japonesas mencionadas antes. y en la imagen podéis comparar tan solo algunas de ellas y cuán devastadoras serían si se utilizaran con fines bélicos.
La primera prueba nuclear después de la la II Guerra Mundial fue la conocida como Trinity, en México, detonada por EE.UU. Cerca de 2.500 bombas han sido probadas y detonadas desde entonces a lo largo del globo: 1.132, probadas por EE.UU, casi 1.000 por la Unión Soviética. Y muchas de ellas con una potencia bastante superior a las que finalizaron las Guerras Mundiales.
El potencial de estas bombas atómicas, en números: