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La técnica para lograr esta evolución psíquica consiste en identificarse con la esencia de lo Absoluto, con lo Infinito, con Dios
Extracto del libro:
Técnicas de concentración como la Vipassana y la Meditación Sináptica, permiten en forma natural un contacto de la mente consciente con el campo puro del Ser o estado de Existencia Absoluta. Pero es mediante el enfoque del pensamiento sobre la identificación con la Conciencia Pura, como se obtiene el más elevado estado posible y se alcanza la liberación de las cadenas causales relativas.
La repetición mental “Yo soy Brahman” aniquila las limitaciones del ego y permite la experiencia directa del Alma. En esos momentos se realiza la unidad íntima con Dios y uno descubre que es Espíritu Puro.
Este pequeño libro nos enseña cómo debemos centrar nuestros pensamientos en los momentos de meditación y nos ilustra acerca del enorme poder de la repetición.
Primero debemos lograr reducir todos nuestros pensamientos a uno solo “Yo soy Brahman” y luego fundirnos por completo en pura percepción, realizando el plano de la Existencia Absoluta, que es la esencia de nuestra verdadera naturaleza de Ser. Durante la meditación la mente está relajada, pero direccionada bajo la idea de lo Absoluto.
Durante la inspiración se debe sostener la afirmación “Yo soy Brahman” y permanecer sobre esta idea durante la retención del aliento. Al expirar se debe negar al mundo sensorio por ser de naturaleza impermanente e ilusoria.
Mediante estos simples pasos nos será posible trascender las limitaciones del cuerpo físico y la mente y conocer directamente el poder del alma conectada a Dios.
Nuestros pensamientos de fondo repiten sin cesar “soy el cuerpo, soy la mente, soy el ego” y así nos identificamos con lo transitorio y con su carga de limitación. Usando este mismo poder de repetición enfocado hacia lo Absoluto, hacia Dios en la esencia de nuestro Ser, deshacemos el cascarón de las limitaciones y nos sumergimos en pensamiento ilimitado, nos convertimos en onda de existencia absoluta y adquirimos la capacidad de poder manifestar a Dios desde el hecho de nuestra línea de existencia.
CONCIENCIA PLANETARIA
Nuestro cuerpo físico, nuestro sistema nervioso y nuestro cerebro se encuentran sumergidos en la atmósfera del planeta Tierra. Naturalmente nuestra extensión es planetaria; empero es común que vivamos constreñidos a la limitación de hábitos, que nos fijan a una fragmentada porción local de nuestra realidad mayor.
CONCIENCIA CÓSMICA
Al igual que sucede con el planeta acontece con el universo, vivimos sumergidos en el cosmos y estamos conectados con éste. Mediante la concentración mental y la meditación podemos reconectarnos conscientemente con el planeta y el cosmos.
EXPANDIÉNDONOS EN COMPASIÓN
No debemos quedarnos en la meditación en sí misma, debemos adquirir hábitos proactivos de conciencia planetaria y cósmica: para lograr esto, debemos practicar compasión en forma constante. Aprender que la Vida es un don sagrado y debe ser respetado.
RESPONSABILIDAD ECOLÓGICA
Todos somos responsables de la salud del planeta. Absorbernos en meditación para alcanzar la liberación y olvidarnos de todo es una actitud egoísta. Nuestra vida también debe estar al servicio de los demás, del bien común. Plantar un árbol es cooperar.
Brahman, es el principio universal supremo, la realidad única de la existencia. Causa material, eficiente y final de todo aquello que existe.
Atman, esencia o alma, primer principio, verdadero Yo de un individuo más allá de todo fenómeno.
1.
El ego o Yo individual debe su característica a la identificación con el cuerpo físico, la mente y la ley causal. Tal hecho lo sujeta a la rueda interminable de las reencarnaciones. Llegado determinado momento, el ego busca su liberación de todas las limitaciones que lo afligen. Como no se conoce a Sí mismo por fuera de esta identificación, busca refugio en el Señor, que es la única causa del devenir. Dios es la fuente de la verdadera dicha suprema y de todo conocimiento, en su propia naturaleza es Omnipresente y la causa eficiente y material del universo. Cuando el Alma logra la unificación final con el Infinito, se produce la destrucción y liberación del ego.
Se desconoce el momento en que tuvo origen el ego, pero se sabe que éste depende de la identificación con el cuerpo físico, la mente y la ley causal. De esta forma surge el “Yo” psicológico y a su vez éste se mantiene fijo sobre la conciencia mediante el fluir de los pensamientos. Al concentrar la mente sobre un único pensamiento sobre Dios, ésta se absorbe en estado de Conciencia Pura y se produce el cese de pensamientos. En ese momento el ego se encuentra ausente. Es posible así la percepción de propia existencia sin presencia del “Yo” psicológico, libre de las limitaciones propias de esta condición de conciencia. La conciencia ausente de pensamientos y de percepción de los sentidos no es el estado propio de la mente en blanco sino de una intensa Conciencia de Sí Mismo, es la condición de la conciencia revertida sobre sí, libre de toda distracción. El reflejo del Alma Pura. Este es el estado propio de unión con Dios, en la naturaleza fundamental de la esencia de nuestra existencia. Esta realización se logra de a momentos durante la Meditación Sináptica y durante períodos más prolongados en meditaciones de absorción de la mente en la Presencia Interna del Señor.
La liberación de las cadenas causales es para los puros de corazón, para aquellos que deseen la máxima libertad por encima de todas las cosas. Y para lograrlo deben someterse a una estricta disciplina moral y psicofísica. Deben practicar el desapego frente a los deseos materiales y espirituales y un constante discernimiento para diferenciar la realidad de la ilusión. Sólo así podrán llegar a la meta.
Técnicas como la Meditación Sináptica pueden ser practicadas en forma mecánica. Se obtendrán así múltiples beneficios para la salud, el cerebro y la mente, pero no se desarrollarán las condiciones de la liberación de todas las cadenas causales de las impresiones mentales del subconsciente, contenidas en los pensamientos, que son fuerzas en forma de semillas de futuras acciones. Para quemar todas estas semillas es necesario el fuego de la devoción por Dios, el intenso desapego por los bienes materiales y la autoindagación para diferenciar lo real de lo irreal, lo permanente de lo impermanente, desarrollando la capacidad de ver las cosas tal cual son. Sólo la perspectiva espiritual de la Conciencia de Dios nos permite observar la transitoriedad de la vida material y alcanzar el desapego perfecto, poniendo fin a las limitaciones y sufrimientos del ego.
Vivir intensamente en el mundo, dedicado a las actividades del momento, pero a la vez totalmente desapegado de los resultados de las acciones, es el ideal. Esto se puede obtener mediante el entrenamiento del Yoga o mediante la gracia de Dios. No se trata de rehuir de los deberes personales, sino de cumplirlos lo mejor posible, de acuerdo con el karma que nos ha tocado y nos hemos creado para nosotros mismos.
El desapego puro no debe limitarse hacia todos los objetos de placer mundano, también debe incluir los celestiales. Las personas anhelan una vida mejor después de muertos y de esta forma se ligan a los resultados de estos pensamientos.
Los deseos por disfrutar de una vida celestial placentera también deben ser aniquilados, porque son una forma de extensión de la identificación con el cuerpo físico glorificado. Para obtener la liberación debemos desapegarnos de todos los aspectos del ego ilusorio. Uno debe evitar caer en el deseo de ir al Paraíso al morir. El único deseo debe ser integrarse con la Conciencia Pura y no regresar al ciclo de las reencarnaciones.
Pasar de una onda de conciencia relativa a una onda de conciencia absoluta es el ideal, para esto deben reprocesarse todos los pensamientos y deseos, para poder absorber la mente por completo en Conciencia Pura aun estando en el cuerpo físico.
BUDJO.MAITREYA@GMAIL.COM