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Por primera vez en seis años, en 2015 el cultivo de amapola cayó cerca de un 20% en Afganistán y la producción de opio, casi un 50%, según el informe anual de la ONU.
Pese a una década de costosos intentos internacionales de erradicación, el cultivo de amapola, materia prima del opio y la heroína, ha prosperado en el sur y oeste del país, donde se encuentran los feudos de la insurrección talibán, que se financia gravando esta actividad.
El crecimiento fue continuo desde 2010. Sin embargo, en 2015, las superficies cultivadas sumaban 183.000 hectáreas, frente a 224.000 en 2014, es decir, un 19% menos, indica el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
Por su lado, la producción de opio sufrió una bajada espectacular del 48%, pasando de 6.400 toneladas el año pasado a unas 3.300 toneladas previstas en 2015.
El fenómeno se debe sobre todo a la falta de agua y el agotamiento de los suelos. "La falta de agua para el regadío (...) ha influido en la decisión de ciertos campesinos de no cultivar amapola", explica el informe. Y, los campesinos obligados a trabajar tierras menos fértiles y que han seguido produciendo amapola en monocultivo han "agotado" los suelos.
"Todavía es demasiado temprano como para ver una tendencia fuerte. Un año no es suficiente", advierte el responsable de la UNODC para Afganistán, Andrei Avetisyan.
Aparte, la UNODC señaló que ha "afinado" su metodología de cálculo de un año a otro. "Ahora empleamos dos fuentes de información: lo que vemos en el terreno y lo que nos dicen las imágenes transmitidas por satélite", explica el funcionario.
Si bien la extensión de cultivos se ha reducido, estos se han expandido en otras provincias antaño poco afectadas, como la de Faryab (norte), donde las superficies cultivadas se han multiplicado por más de cuatro, sumando 1.160 hectáreas. En la provincia de Ghor (centro), por otro lado, las superficies se han incrementado un 249%.
La explicación puede deberse a las condiciones de seguridad. "Desde la retirada de las tropas de la OTAN (a finales de 2014), los traficantes gozan de una mayor libertad de movimientos", estima un observador occidental, que prefiere guardar el anonimato. "Antes estaban muy vigilados por las tropas extranjeras" en esas provincias, explica.
El retroceso de los cultivos, por otro lado, hay que imputarlo a fenómenos agrícolas y climáticos que "no tienen mucho que ver" con las campañas de erradicación del Gobierno afgano, asevera William Byrd, economista del centro de reflexión United States Institute of Peace.
Los cultivadores de amapola suelen tener que pagar impuestos a los talibanes, que de esta forma financian su insurrección contra el Gobierno afgano.
La droga afgana transita por tres vías principales, detalla Avetisyan. La primera pasa por Pakistán, donde la droga es cargada en barcos destinados al sureste asiático. La segunda atraviesa Irán y Turquía para llegar a Europa a través de los Balcanes. Y "la tercera, la del norte, transita por Asia Central para llegar a Rusia, donde se vende a los consumidores", explica el funcionario de la ONU.