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La casa Matusita en Lima
Existen una serie de historias sobre casa embrujadas en todo el mundo, la mas famosa es la de la mansión Winchester en los Estados Unidos, el Perú no podía dejar de ser una excepción en cuanto a este tipo de mitos, la mas famosa quizás sea la casa Matusita (en realidad se deberia escribir Matsushita) ubicada cerca al centro de la ciudad de Lima, específicamente en el cruce de las avenidas Wilson y España, esta casona de corte colonial y de dos pisos, construida hace aproximadamente 350 años, a pesar de tener tantos años, se hizo conocida no hace mucho por este nombre, ya que anteriormente funcionaba un establecimiento en el primer nivel que vendía productos eléctricos y de ferretería, llamada "Casa Matusita", este local cerro sus puertas hace mas o menos 4 años, después de casi dos décadas de funcionamiento.
Se cuenta que la primera propietaria del local era una inglesa de nombre Parvaneh Desvarpa, quien era una bruja a quien la Santa Inquisición de esa época quemo en la hoguera en el 1754, esta mujer antes de morir se dice, que lanzo una maldición en contra de los inquisidores, pero que esta injuria quedo atrapada dentro de la vivienda donde vivía, con el paso del tiempo fue habitada por muchas personas, sin que ocurriera nada extraño en el interior, la casa poco a poco se fue deteriorando con el paso de los años y luego estuvo desocupada por un buen tiempo, sin embargo a principio del siglo XIX, dicen las crónicas, fue comprada y remodelada completamente por una familia rica de descendencia japonesa, justo en ese momento es que comienzan a aparecer las primeras versiones terroríficas de la casa, las principales son tres:
1-El dueño de la casa encontró a su esposa con su amante, por lo que los asesino y también a sus dos propios hijos, al final acabo por quitarse la vida.
2-Una española que vivió en este lugar, a comienzos de los años 1900, asesino a su propio esposo porque la maltrataba y luego se suicido.
3-Dos criados, decidieron vengarse de su patrón abusivo, colocándole una especie de sustancia nociva en su comida, durante una reunión con unos invitados, pero al final termino en una masacre que acabo con la vida de todos.
Lo cierto es que no existen antecedentes de que hayan ocurrido alguno de esos asesinatos dentro del lugar según los archivos policiales.
Sin embargo existen versiones como de una de las ultimas propietarias de la casa que goza de buena memoria, se llama Lidia Andrade Fernández viuda de Thierry, tiene 94 años, y recuerda con cariño todos los años de felicidad que pasó en el segundo piso con sus cuatro hermanos y sus padres, ellos compraron la casa en 1925. Andrade vivió allí desde los 12 años. Recuerda muy bien los detalles: los techos eran "altos y las cornisas hermosamente talladas"; había dos salas, un comedor, un "escritorio de papá" y un "balcón redondo en la esquina de la casa y que hoy ya no existe. Un balcón único en el que a mí me encantaba estar, porque desde ahí veía las dos calles". La señora Andrade sólo tiene recuerdos gratos y se enoja cuando alguien menciona los fantasmas. La única persona que falleció en esa vivienda –recuerda en la casa donde ahora vive, en un barrio residencial de Lima– fue su padre, un hombre tan querido por el pueblo que el propio presidente Augusto B. Leguía le llamaba El Presidentón, el murio de una muerte natural. Su esposa quiso evitar los recuerdos dolorosos y por eso, al enviudar, a mediados del siglo pasado, se marchó de la casa con sus hijos. Ésa fue la única sombra auténtica sobre el predio familiar.
Lo unico de cierto es que el imaginario colectivo se encargo de fabricar las "leyendas de fantasmas" sobre algunas personas durante décadas, como por ejemplo, al presentador Argentino Humberto Vilches Vera, a quien le consideraron loco durante años, todo porque se le ocurrió, a finales de 1966, anunciar en su programa Bingo en domingos gigantes, de Panamericana Televisión, que entraría a la Casa Matusita para ver si allí había espectros. Ahí mismo empezaron los mitos, según una versión, Vílchez ingresó solo, con una cámara de video en la mano, y dos horas después salió botando espuma por la boca. «Sucedido el hecho –dice un relato colgado en internet–, el animador tuvo serias complicaciones psicológicas, por lo que fue recluido en un manicomio por un período de 13 meses. Nunca más se supo de él». Es una verdad a medias, porque si reaparecio en tv y ademas el periodista estuvo en una clínica, pero ingresó antes de la fecha de su supuesta hazaña. Había caído víctima de un surmenage (un síndrome de fatiga crónica) producido por las anfetaminas que consumía para mantenerse activo."Nunca se hizo la gestión para que entrara en la casa. Yo le hubiera acompañado. La realidad es que estuvo enfermo y así lo dijo cuando regresó a su programa, pero nadie le creyó. A partir de entonces fue motivo de burlas. La historia le hizo mucho daño, él murió con esa pena"declararia su viuda Olga Lucía, que vive actualmente en Colombia.
Actualmente sus ventanas lucen completamente tapiadas
Es casi imposible conocer el origen de un rumor tan arraigado al imaginario popular. Ladislao Thierry, hijo de doña Lidia Andrade, tiene dos explicaciones. La primera está relacionada con los famosos ruidos en la casa. Durante años, dice, tuvieron un guardián para que no robaran las pertenencias familiares que permanecían en el segundo piso de la casa. En el primero, funcionaba la ferretería Matusita, el empleado llevaba un nombre a prueba de espíritus: Santos San Miguel. «Un hombre muy bueno que, sin embargo, se emborrachaba los fines de semana –dice Thierry: era el, que en ese estado movía los muebles de lugar y a veces cambiaba las rejas de sitio». La segunda explicación tiene que ver con una nueva leyenda urbana con aroma a teoría de conspiración política (aunque que es la mas creible), hacia mediados de los años sesenta (y durante varias décadas), la embajada de los Estados Unidos se ubicaba al frente de la casa. Un día, dos delegados de la sede diplomática buscaron a una tía de Thierry, por aquel entonces la casa estaba desocupada, estos hombres le pidieron que, por favor, tapiara las ventanas del segundo piso, por un tema de seguridad. Era la época de la Guerra Fría. La mujer preguntó si le pagarían mensualmente por ello, pero los hombres dijeron que sólo asumirían el costo del tapiado. «Mi tía dijo entonces, riendo, que alquilaría la casa a la embajada de Rusia. Un mes después comenzaron los rumores», comento Thierry.
Esta versión también es apoyada por la viuda de Vílchez, "Fue algo muy extraño. Nadie le creía. Él no tuvo la culpa de estar enfermo. Yo siempre sentí que estaba siendo utilizado. Algo había allí y no eran fantasmas. Creo que lo suyo pasó en el momento perfecto, y siempre es más fácil usar a la gente famosa para inventar historias", señala Olga Lucía. Hoy, en el área alrededor de la vivienda, ya no está la embajada de los Estados Unidos, sino una clínica privada. En la segunda planta de la casa, tampoco hay muebles. Ni espejos. Ni ropa. No están ni las escaleras de mármol que permitían el acceso a la vivienda: las robaron. Por eso –dicen los propietarios– no permiten a nadie subir a la casa. Actualmente se encuentra ocupada, solo en el primer piso por una agencia de un banco local.
Como detalle final hay que agregar que al lado del banco hay un establecimiento de productos plásticos y otros enseres, también esta el hospedaje turístico “España”. Pilar Galicia, administradora del alojamiento, dice que la fama de la casa le ha traído problemas e inconvenientes. El asunto es que espanta a los turistas aunque atrae a algunos. “Recuerdo una vez que unos piuranos no duraron ni 2 días aquí. Se fueron asustados la mañana siguiente de haber llegado”, manifiesta. Asevera que los dueños desean vender el inmueble.El hospedaje funciona desde hace tres años. Pilar explica que el lugar perteneció en parte a la casa Matusita y que los propietarios se la cedieron. “Aquí se remodeló todo y lo acondicionaron para albergar a los huéspedes”.
Son muchas las anécdotas que ella ha tenido con sus huéspedes en relación a la casa Matusita. Cuenta que un turista de apellido Heinz, llegó y le pidió subir al techo a medianoche para observar la enigmática casa para poder ver quién hacía esos ruidos extraños. A una mujer de ascendencia española le encantó el lugar por la cercanía al Centro de Lima, pero cuando le comentó a una amiga por teléfono que estaba cerca a Matusita, su amiga le aconsejó que se fuera de inmediato del lugar.
La encargada del alojamiento expresa que la casa Matusita es muy tranquila, por lo menos, ella no ha escuchado ningún ruido; no obstante, nunca se ha animado a ingresar.Mientras tanto la leyenda continua y ademas se crean grandes dudas, sobretodo la razon de que porque no se derrumba y se reconstruye completamente, que según dicen, es la mejor manera de acabar con las historias de terror de la "Casa Matusita", que luce asi actualmente.