Catar comenzó este martes los trabajos de construcción del primer estadio para el Mundial-2022 con el debate sobre la idoneidad de jugar la competición en verano, estación con fuertes calores en los países del Golfo Pérsico, de fondo.

Una empresa local BTP, HBK, empezó los grandes trabajos de excavación para preparar la construcción en septiembre de los cimientos del estadio Al-Wakrah, 15 kilómetros al sur de Doha, aseguró el comité local de organización del Mundial en un comunicado.

El estadio con capacidad para 40.000 espectadores estará listo en 2018 y la empresa encargada de la construcción se anunciará al final de este año, apunta el escrito.

El comité de organización ha señalado que la empresa HBK se ha comprometido a respetar "las normas de bienestar de los trabajadores según el derecho laboral de Catar y la mejores prácticas internacionales que protegen los derechos de los trabajadores".

Catar, pequeño pero rico Emirato del Golfo Pérsico gracias al gas, planea construir 12 estadios para organizar el Mundial pero el secretario general de la FIFA Jerome Valcke, estimó a principios de mayo que "ocho estadios es un bue- número".

La FIFA impone la existencia de por lo menos ocho estadios a los organizadores del Mundial y uno de al menos 80.000 plazas para celebrar la final.

Pero, la decisión de confiar a Catar la organización de uno de los mayores eventos deportivos del mundo no ha parado de generar polémica, sobre todo, en el tema de las fechas en las que se disputará el torneo ya que las altas temperaturas que se registran en los meses de junio y julio, meses en los que se suele jugar el torneo, pueden suponer un riesgo para la salud de los deportistas y los espectadores.

Incluso pese a que Catar asegura estar preparada para cualquier eventualidad, al haber proyectado estadios climatizados en los que las temperaturas se mantendrían entre 26 y 28 grados, el presidente de la FIFA Joseph Blatter ha llegado a reconocer que el haber confiado la organización del Mundial a Catar ha sido "un error".

La semana pasada, Catar, tras la presión internacional, anunció una reforma de su derecho laboral, que supondría la abolición del sistema de padrinazgo que dejaba a los trabajadores extranjeros a merced de sus empleadores.