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Si hay algo con lo que estoy contenta y que me ha dado alguna que otra alegría este último mes, eso es mi grupo de project. Como ya queda solo una semana para que entreguemos el trabajo, nos vemos muy a menudo: Deborah, de París, Eustaquio de Bello Horizonte, y Anne Marie, de Copenhague. Nadie impone sus ideas. Nadie se escaquea. Todos trabajamos al mismo nivel. Es una maravilla a la que no estoy acostumbrada.
A veces tenemos meeting con nuestra supervisora en la cafetería Baresso, pero la mayoría de las veces nos encontramos nosotros solos, también para discutir y trabajar largas horas en Paludan o una cafetería perteneciente a una ONG en la calle Ravnsborggade. Una se acostumbra a pagar tres o cuatro euros por el café y, a cambio, tener el privilegio de quedarse bien repachingada en los sofás del local hasta que le entre la gana, y jugar alguno delos juegos que tienen por ahí, conectarse gratis a Internet o estudiar.
Como Anne Marie, mi compañera danesa, forma parte de la misma ONG de la cafetería, se había ofrecido a acoger en su pisito céntrico a dos mujeres egipcias que, a través de este organismo, estaban haciendo un curso en Copenhague de ‘ entremiento de líderes’ , para dar a los jóvenes el poder de cambiar las cosas. Ayer era su última noche así que, después de la cita para estudiar en la cafetería, nos hemos ido a casa de Anne a cenar con ellas.
El menú fue tortilla, por mi parte, ayudadada por el gran pelador de papas Eustaquio made in Brasil; bolitas de carne de un amigo de Anne que hablaba una mezcla de swahili, danés e inglés (y en español alguna palabreja también), pollo al horno, pancakes con helado de vainilla y tarta de frutas del bosque. No explotamos, pero poco nos faltó.
El ratito que pasamos allí fue muy agradable, hablando de la revolución (egipcia ¿y española?), de Copenhague, de que los españoles tienen un inglés muy fuerte (Ai jaf mai camara in the bajj) de que mucha gente en el mundo no puede pronunciar la ‘ jjjjjjjjjjjjjjj’ . Bueno, y de que teníamos que ir a Egipto, que ahora está muy barato y además las pirámides quedan cerca del Cairo.
Me dijeron (Oh my god) que para freir es mejor usar aceite de girasol, que el de oliva es solo bueno en la ensalada porque al calor se degrada (¿Será solo el de oliva virgen, no?). A todo esto la danesa se espantaba ante la cantidad de ‘ oro líquido’ que se precisa para freir las papas (ella hubiera puesto lo equivalente a una cucharilla de café). ¡Viva el país de la fritanga!.
Las dos mujeres eran musulmanas. Eman llevaba velo; Dina no, era una opción para ellas. Sin embargo cumplían con eso de no beber alcohol, ni comer cerdo; y mientras a mi me dieron un caluroso abrazo, a Eustaquio se le alejaron y le dieron la mano educadamente.
Y dijeron, y me dejaron en shock, que existen las sirenas.’There are real mermaids, no like the black small one here, but in Alexandria. There are a male and a female. They have the tale of a big fish, brown hair in all the body and the mouth like a pig.’ .Madre mía… estos egipcios no tienen bastante con las momias para proveer de contenido a las pesadillas.