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Andalucía, tradicional feudo socialista, celebra el domingo comicios autonómicos convertidos en ensayo general para las legislativas de fin de año, con nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos tensando una contienda dominada por las acusaciones de corrupción.
"Aunque son dos elecciones totalmente diferentes, todo el mundo va a interpretar los resultados como si fueran una primera ronda de las elecciones generales", comenta Antón Losada, profesor de ciencias políticas.
Todos los sondeos predicen que ninguna de las formaciones obtendrá la mayoría absoluta en esta gran comunidad autónoma, donde 6, 5 millones de personas están convocadas a las urnas, por lo que serán necesarias alianzas para formar un gobierno en Sevilla.
Los analistas consideran Andalucía, la comunidad más poblada de España, como un laboratorio de las coaliciones posteriores a las legislativas en España, donde el bipartidismo imperante desde 1982 entre el Partido Socialista y el Partido Popular parece tener los días contados por la irrupción de los antiliberales de Podemos y los centristas de Ciudadanos.
En el poder en Andalucía desde hace 32 años, el PSOE espera mantener su hegemonía en la comunidad, la única junto a Asturias que gobierna actualmente de las 17 existentes en España.
A pesar de los escándalos de corrupción estallados en esta turística comunidad, afectada especialmente por la construcción desenfrenada, los sondeos le auguran una pérdida de solo uno o dos escaños. Sería una importante victoria para su líder, Susana Díaz, que con 40 años aparece como una de las figuras más influyentes del socialismo español, generando rumores de posterior candidatura al Gobierno central.
Mientras, el Partido Popular pierde incluso más fuerza en Andalucía que en el resto de España, ya que los electores de esta comunidad devastada por el desempleo no perdonan la austeridad impuesta por el PP en plena crisis.
Junto a la caída de los grandes partidos, Podemos, tras sorprender en las europeas de 2014 con 1, 2 millones de votos poco después de nacer, se alza a la tercera plaza en los sondeos, con 15 escaños. A nivel nacional, su irrupción es más fuerte y muchas encuestas la ubican como primera fuerza.
- Un Parlamento fragmentado -
Liderado por Pablo Iglesias, un profesor de ciencias políticas de 36 años, Podemos y sus promesas de poner fin a la austeridad y la corrupción de "la casta en el poder" suscitan entusiasmo. Pero sus vínculos con el socialismo venezolano y su alianza con el partido griego Syriza, con problemas para cumplir sus promesas antiausteridad tras llegar al poder en Atenas en enero, generan dudas en una parte del electorado, deseoso de un cambio, pero no a cualquier precio.
Ahí surge el éxito de Ciudadanos, que también aspira a limpiar la política, pero con postulados más moderados. "Desde Ciudadanos queremos justicia, mientras que Podemos quiere venganza", afirmó su líder, Albert Rivera, de 35 años, en una entrevista en el diario El Mundo. Nacido oficialmente en 2006 como un partido catalán antinacionalista, Ciudadanos se reinventó como un partido nacional de centro y reformista que crece exponencialmente en los sondeos. A nivel nacional, el instituto Metroscopia le otorgaba en marzo un 18, 4% de la intención de voto, contra un 12% en febrero. En Andalucía, podría llegar al 10% de los sufragios y los diez escaños.
"Podríamos tener un Parlamento más plural, donde nuevas fuerzas políticas pueden entrar con más fuerza hasta el punto de ser necesarias para gobernar", opina Jaime Ferri Dura, politólogo de la Universidad Complutense de Madrid.
Ante esta perspectiva, los socialistas andaluces, teóricos vencedores en los sondeos, deberían poder escoger sus aliados y mantenerse en el Gobierno. La perspectiva inquieta a Ana Mestre, cabeza de lista del PP en la provincia de Cádiz. "En Andalucía, llevamos tantos varapalos que no podemos estar en manos de experimentos ningunos. Hay algo muy claro: votar a Ciudadanos, Podemos o Izquierda Unida es votar al Partido Socialista", declaró a la AFP.
Pero las andaluzas son sólo el aperitivo de un frenético ciclo electoral en España culminado con las legislativas de fin de año. En mayo, llegan municipales y autonómicas en diez comunidades, entre ellas Madrid y la Comunidad Valenciana, y en septiembre, en Cataluña, donde los nacionalistas quieren convertir los comicios en un plebiscito por la independencia.