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Aunque mi vida ha estado siempre salpicada de abruptos cambios, algunos inesperados y otros provocados, me resulta inevitable no contener el aliento y sentirme al borde de un precipicio cuando llegan; es más, en los últimos años, me he aferrado a situaciones o personas a modo de «control», para así sobrellevar esa extraña emoción —a la que poco a poco me acostumbro hasta que se atenúa o incluso desaparece—. No obstante, quizá sea la edad, pero ahora los cambios son bienvenidos, deseados y muy celebrados.
VegetarianismoT Ras un año reflexionando e investigando, decidí, de un día para otro sin transiciones de ningún tipo, abandonar el consumo de carne y lácteos. Es curioso cómo en este país aún existen muchos mitos respecto a este tipo de alimentación, y de cómo algunos individuos se sienten «atacados» ante los vegetarianos o veganos. Aunque es cierto que estos últimos suelen ser activistas (no consumen ningún producto de origen animal; eso incluye la miel, por ejemplo), no es mi prioridad «transformar» a nadie mediante mensajes alarmantes ni enfrascarme en debates estériles aun teniendo un potente argumentario basado en datos reales y públicos. Pero lo que sí me interesa trasladar es cómo ha mejorado mi salud, forma física y estado de ánimo, gracias al cuidado que pongo ahora en mi alimentación (intento compartir mis platos en Instagram, aparte de los batidos verdes ).
Aun así, comparto los tres ejes esenciales en los que se basa mi decisión:
No me gustan los métodos de la industria alimentaria, sobre todo la cárnica, que contribuyen al deterioro del medioambiente, fomenta el maltrato animal y perjudica a la salud pública.
Derivado del punto uno, no estoy de acuerdo en cómo se torturan a los animales para mantener el sistema y de cómo se ha «erradicado» la ganadería y agricultura tradicional a favor de las construcciones «high-tech» para la cría intensiva de animales.
También derivados del punto uno y dos, es una cuestión de salud. No quiero consumir carne atiborrada de fármacos, hormonas, etc. Y no, los vegetarianos no se comen la comida de tu comida. Ojalá así fuera. Tu comida es alimentada de maíz y soja transgénica, entre otros.
En el próximo número de la revista The ShowRoom MAG hablo sobre este tema con más detalle y citando fuentes. De ahí que no me explaya más en esta entrada.
The post Cuestión de cambios: vegetarianismo appeared first on Malalua, por Ylka Tapia.