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En pocos menos de un año las principales economías han pasado del riesgo inflacionario al deflacionario
Hace menos de un año, para ser más preciso en agosto del 2008, comentaba que connotados premios Nobel de Economía, manifestaban que antes que la crisis subprime, les preocupaba más la inflación que estaba golpeando de manera simultánea a diferentes plazas del mundo.
En aquella oportunidad señalé, que a este grupo de economistas los ponía nerviosos el efecto que podría tener el antídoto para combatir el alza sostenida de los precios, los cuales los había sacado del rango de target inflation determinado por sus respectivos Bancos Centrales.
El circuito conocido para este control, incluye un endurecimiento de la política monetaria, lo cual significa un aumento sostenido de las tasas de interés para frenar el consumo y por ende la actividad económica, y a su vez esto desemboca en una desaceleración del ritmo de crecimiento y el enfriamiento de algunas economías.
Sin embargo, estos temores quedaron de lado, puesto que al poco tiempo la crisis financiera dejó en un segundo término a la inflación y el escenario giró 180 grados.
Debido a esta nueva complejidad, las tasas de interés se fueron a la baja de manera acelerada y los precios, como consecuencia de la recesión esperada, también se desinflaron. Incluso, en algunos países, se habló de burbujas reventadas en sectores como el inmobiliario.
Así las cosas, ahora los expertos ya no hablan de inflación, sino que se fueron a la vereda de enfrente y se menciona la palabra deflación, de la cual ya se vivió un efecto pernicioso durante la gran depresión.
Sobre este tema ya se viene debatiendo debido a que se vienen observando ciertas tendencias deflacionistas en Estados Unidos, la mayor parte de Europa y algunas partes de Asia, con Japón como abanderado. Sin embargo, los que tienen una mirada optimista consideran que los agresivos paquetes de estímulo serán los que comenzarán a reactivar la demanda y que efectivamente, recobrar las expectativas de los consumidores será fundamental para alejar a un flagelo que para muchos es más perjudicial que la propia inflación.
En nuestro caso, los precios siguen con perfil bajo y con el descenso de precios de mayo (-0.04), ya son 2 los meses en los que se ha reportado una contracción de los precios en lo transcurrido del 2009.
Incluso, si vemos la performance de los precios mayoristas, nos encontramos con un retroceso de 7 meses consecutivos, lo cual ya puede hablar de una tendencia deflacionista, la cual era previsible si consideramos la fuerte alza que precedió a materiales como los insumos de la construcción, básicamente por una presión de demanda.
Así las cosas, la meta de inflación trazada para el 2009 en el Perú no tendrá ningún problema en cumplirse y para la economía mundial el segundo semestre será vital para definir si la mejora del mes pasado en la decaída expectativa de los consumidores, permite salir de a un ritmo más acelerado de la crisis y con ello la presión de demanda reanima los precios o si la deflación comienza a ser una preocupación más que seria. Lo más probable es que el primer escenario sea el que impere.