Autor: Juan Carlos Valdivia Fuente: Correo Si hay algo que caracteriza a la izquierda nativa, es ese sentirse indispensables, el eje de la corrección, de la moralidad y de la eficiencia. No creen en colectivos, sino en los designios que hacen a cada uno de ellos en un líder insustituible, en una pieza única en el ajedrez de la historia. Imagen: La industria

Por eso que el buen Nicolás Lynch cree que la aparición de una vieja entrevista que ha determinado su salida de la embajada en Argentina es parte de un tinglado, de un complot para evitar su presencia protagónica e histórica en la construcción del Unasur. No cabe considerar que se tratara de un error, sino que son las fuerzas de la derecha oligárquica que le están pasando factura por atreverse a pensar diferente. Tampoco puede considerar que quien dirige la política exterior es el Presidente de la República, y que es gracias a él que Lynch ocupaba el puesto que tenía. Y menos aún es factible que exista otra persona que pudiera hacer con iguales o mejores condiciones el trabajo que le habían encomendado.

Pero eso pasa también en la Municipalidad de Lima, donde la decisión del Jurado Nacional de Elecciones de dar paso al proceso de revocatoria es parte de una acción de las mafias organizadas con el fin de evitar las profundas reformas que ellos están llevando a cabo. ¿Y no es Fuerza Social un equipo de trabajo? ¿No tienen acaso un plan que están ejecutando y que cualquier otro miembro de su equipo puede llevar adelante? Es que los izquierdistas de hoy son individualistas, ya no creen en colectivos ni en las organizaciones populares. Pareciera que los limeños estamos en manos de un ser irremplazable: Susana Villarán.

Pero este sentido de la trascendencia que los hace encontrar enemigos y conspiraciones ha tenido ayer su punto más alto. En un diario de la capital, un viejo periodista a quien respeto -y por ello no pondré su nombre- ha elaborado las más revolucionaria tesis respecto al incidente Lynch: Los del Movadef son agentes del imperialismo.!!!!

Hay momentos en que se debe reconocer el error, y otros en que ha llegado el momento de la jubilación. A la izquierda en el Perú le ha llegado ese momento.