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Autor: Iván Budinich Castro
El pánico parece cundir entre los acólitos de Susana Villarán y su collera a juzgar por su reacción en las redes sociales ante la performance lograda por Enrique Cornejo en esa suerte de exposición de motivos que hemos dado en creer que es un debate político. Imagen: larepublica
No es para menos, si el candidato aprista logra remontar hasta el segundo lugar en los resultados electorales, automáticamente las expectativas de Villarán como símbolo, carta presidenciable y activo político de la izquierda limeña se verán desvanecidas en el aire irremisiblemente. Peor todavía para las izquierdas que verían aparecer el escenario de sus pesadillas, el APRA como organización saldría no solo fortalecida, sino hasta con una nueva figura presidenciable y con la idea bien puesta en la ciudadanía y más importante todavía en el pueblo aprista que un futuro post Alan es posible.
En estos momentos los estrategas de Villarán que ya han digerido la imposibilidad de la victoria sobre Castañeda, andan buscando consolidar el segundo lugar con miras al 2016. El tío bigote es su mayor obstáculo para lograr ese objetivo tras el estancamiento en que ha caído el candidato Moisés Heresi.
A título personal jamás pensé en votar con convicción por un aprista. Marque la estrella en 2006 por optar el mal menor frente al summum malum que era Ollanta Humala en aquel entonces. Sorpresa de sorpresas, Alan García resulto no ser el cretino ideológico de su primer periodo y la vida bajo su mandato no fue aquel infierno de mis recuerdos de infancia. AGP y el APRA a diferencia de la izquierda demostraron ser capaces de evolucionar con los tiempos; es por eso que estoy dispuesto a darle el beneficio de la duda a un candidato del aprismo sin que medie una calamidad de por medio y al menos por esta vez, podre marcar con verdadera convicción la estrella aprista.