Podría ser la historia de Dani, el enfermo, siempre considerado la víctima principal y aunque es cierto que así es, el argumento se centra a propósito en el cuidador, ya que el libro va destinado a todos los cuidadores de hoy y a los de mañana, porque todos podemos sufrir el infortunio de tener que hacernos cargo de un familiar o amigo cuando este queda en un lugar de dependencia.

El relato se desarrolla a través de una serie de continuos infortunios, desde el coma de Dani al sufrir el ictus, hasta el despertar con facultades mentales mermadas, los conflictos familiares que surgen, el añadido de las complicaciones económicas, los problemas de pareja que acaban por materializarse…

En el aire están los riesgos que corre el mismo cuidador, ya que la enfermedad de Dani le afecta directamente a Erik como su pareja, y su salud se resiente y corre peligro de ir a peor. Aunque la historia nos ofrece tranquilidad al saber que finalmente Erik está en buena forma física, nos preocupa al leer el relato cómo puede estar psicológicamente, al tener que hacer frente a tantos infortunios.

El relato del cuidador es un diario en primera persona donde una persona como pudieras ser tú refleja sus sentimientos con total realismo y conforme van sucediéndose los acontecimientos. No se huye de la crudeza de los avatares ni se menoscaba la sencillez bajo ningún concepto, ya que el autor no hace alarde de figuras retóricas rebuscadas o lenguaje técnico exagerado en torno a la enfermedad, aunque lógicamente sí se mencionan algunas palabras que tienen que ver con ella: ictus, aneurisma, vasoespasmos, etc.

El cuidador es la víctima colateral de la enfermedad

De todas formas, la historia no pretende describir tanto el estado del enfermo desde un punto de vista médico, sino visto a través de los ojos de su pareja, el cuidador, y cómo ve él lo que le está sucediendo a Dani. Como muchos otros cuidadores, Erik debe aprender sobre la marcha cómo sobrellevar la enfermedad de Dani, cómo cuidarlo y analizar qué puede ser lo más conveniente para él. Además de la falta de asesoramiento por parte del hospital, que se ciñe a lo estrictamente médico, el cuidador queda abandonado a su suerte en cuanto a los cuidados diarios del enfermo dependiente.

El nuevo libro de Manuel Mata nos acerca a la vida cotidiana de tantos cuidadores que sufren el abandono de familiares y amigos cuando las cosas se ponen mal. En los primeros momentos todo el mundo pregunta por el enfermo y hasta acosan al cuidador reclamando información, para después desaparecer cuando comienza el cuidado diario del enfermo en casa. Pocos quedan en esos momentos y mayormente huyen de la realidad y de afrontar la situación dura que está viviendo el cuidador al hacerse cargo solo del enfermo.

Es por ello, el testimonio de un cuidador como tantos hay en la sociedad, que se ven solos y abandonados, incluso por los que un día parecían de confianza. Sirva pues este relato, como señala el autor, para ayudar a dar mayor visibilidad y reconocer la labor de tantos y tantos cuidadores que cuidan diariamente de otras personas, a cambio de nada, solo por amor a ellas.

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