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A lo largo del año el impasse entre el legislador García Belaúnde y el vicepresidente Giampietri podría servir para reflexionar acerca de la figura vicepresidencial
Uno de los duelos políticos que debería quedar en un recuento de lo indecoroso que pueden ser los dimes y diretes a nivel de la política nacional peruana en este 2009; sin temor a equivocarme, ha sido protagonizado por el parlamentario García Belaúnde y el vicepresidente Giampietri, el mismo que tuvo su germen en un ya lejano 2007 dentro del contexto de la designación del ex ministro fujimorista e inhabilitado de ejercer cualquier cargo el la admisnitración pública Alberto Pandolfi Arbulú como director ejecutivo del Programa de Reducción de Vulnerabilidades frente al Evento Recurrente de El Niño.
Desde aquella vez, la relación García Belaúnde - Giampietri ha sido delicada, sea por las recurrentes denuncias presentadas por el legislador y la resistencia fèrrea del vicepresidente. Las acusaciones lanzadas dentro del hemiciclo en pleno, admoniciones, desaires, ofensas públicas y pugilatos en plena comisión de ética que analizaba una denuncia por difamación presentada por Giampietri en junio de este año han sazonado tristemente el ejercicio de la investigación legislativa. Pero quizás, todo esto sirva para virar la atención hacia un mayor análisis de la figura vicepresidencial en el Perú.
¿A qué modelo obedece?
Cómo señala la Constitución son dos los vicepresidentes, elegidos conjuntamente con el presidente por un periodo de cinco años también, al mismo tiempo, pueden ser al mismo tiempo legisladores (casos como el de Luis Giampietri y Lourdes Mendoza), y/o ministros de Estado (como en su momento fueron David Waisman y Raúl Diez Canseco). Funcionalmente, la propia Constitución les confiere encargarse del Despacho Presidencial ante la ausencia del presidente de territorio nacional. Asimismo suplirá al mandatario ante su incapacidad temporal. Frente a la imposibilidad permanenete y vancancia presidencial, el vicepresidente se convertirá en presidente en funciones.
García Belaúnde parece tener una lectura decimonónica de la figura vicepresidencial contextualizandola dentro de tendencias caudillistas
Es en líneas generales la labor del vicepresidente, Por otro lado, la ley del poder ejecutivo no aporta mucho. En general, se puede decir que en Peru el vicepresidente cumple una labor subsidiaria ante eventos expresamente regulados. El encargo del despacho es su única competencia.
La existencia de la vicepresidencia obedece a un criterio que responde a la necesidad de continuidad de la línea politica frente situaciones que imposibilitan al presidente ejercer el mandato de forma regular. Sin embargo, lo que aún es materia de debate es la posibilidad de limitar los alcances funcionales del vicepresidente encargado. ¿Puede destituir un ministro? Ya la gestión de David Waisman en el periodo anterior demostró la debilidad de los límites asumiendo un protagonismo inusitado.
Sin embargo, García Belaúnde parece tener una lectura decimonónica de la figura vicepresidencial contextualizandola dentro de tendencias caudillistas. Cree, lamentablemente, que existen vicepresidentes porque en caso que el primer (vicepresidente) derrocara al mandatario, el segundo (vicepresidente) hiciera lo propio con el golpista.
En general, se puede decir que en Peru el vicepresidente cumple una labor subsidiaria ante eventos expresamente regulados
Nada mas arcaico. La verdadera función del vicepresidente es una labor por trabajar legislativamente.
Es una mejor tarea. Silente, pero provechosa.