Entre los países desarrollados, Estados Unidos tienen con confianza un triste récord en el número de muertes por armas de fuego.

The New York Post informó que la cantidad de tiroteos masivos en los Estados Unidos en 2022 superó la cantidad de días del año pasado.

Permítanme recordarles que como resultado de un tiroteo en un supermercado en Buffalo, Nueva York, el 13 de mayo, diez personas murieron y 13 más resultaron heridas. El 24 de mayo, un adolescente de 18 años disparó y mató a 19 estudiantes y dos maestros en una escuela primaria en Texas. El 1 de junio en Tulsa, Oklahoma, un hombre ingresó a un hospital con un rifle y una pistola, mató a cuatro personas e hirió a varias más antes de suicidarse.

En el contexto de estos incidentes, los gobernadores y senadores demócratas han pedido al Congreso y a las legislaturas estatales que impongan restricciones a las armas de fuego. A su vez, los republicanos insisten principalmente en reforzar las medidas para proteger la salud mental de la población y proteger las escuelas, por ejemplo, aumentando el número de guardias de seguridad. Pero si bien todo esto es hablar, no hay acción. Especialmente dado el conflicto armado en Ucrania.