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A pesar de que la comunidad médica sabe que el ejercicio físico es vital para mantener la salud de la población general y supone una mejora en muchas patologías, en el servicio nacional de salud son escasos los médicos que pautan a sus pacientes un ejercicio regular y adaptado a cada caso
Los datos son apabullantes: de seguir con la tónica actual, según la Revista Española de Cardiología, de seguir los hábitos sedentarios de la población española, en el horizonte del 2030, el 80% de la población masculina y el 55% de la femenina serán obesos.
Y eso mientras tanto que queda más que demostrado que el ejercicio físico pautado, de intensidad de media, mantiene la salud de la población sana, y mejora la salud de aquellos que tienen una patología previa, caso de los enfermos cáncer y de los que padecen ansiedad o depresión.
Bueno para casi todo
La percepción de que el ejercicio físico habitual, en especial aquel que es de mediana intensidad, favorece la salud ya no es solo una opinión, sino que son centenares los estudios, muchos realizados en nuestro país, que lo refrendan.
Y los beneficios no solo se extienden sobre lo que consideramos como salud física, sino que también se extienden a tener una mejor salud mental e incluso la psicosocial.
Entre las ventajas demostradas del ejercicio físico moderado se encuentran: aumenta la esperanza de vida, disminuye la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares, disminuye la posibilidad de desarrollar obesidad y provoca una mejora en ciertos tipos de cánceres.
En el plano de la salud mental el ejercicio físico mejora el estado de ánimo por lo que ejerce de «vacuna» contra trastornos del estado de ánimo, como pueda ser la ansiedad o la depresión y permite la mejora de la función social, ya que permite conocer a más gente.
Especialmente indicado para personas enfermas
Pero si los efectos del ejercicio físico ya son salutíferos en la población en general, se multiplican en aquellas personas que sufren algún tipo de dolencia.
Esta mejora se produce en personas que sufren enfermedades tan graves como diversos tipos de cánceres, aunque donde realmente se ven los beneficios en poco tiempo es en enfermedades que tienen que ver con el estado de ánimo.
En el caso de los enfermos de cáncer está demostrado que uso de ejercicio físico de manera habitual disminuye la necesidad de hospitalización, y en caso de ser necesario los periodos son menores.
Está demostrado que donde verdaderamente es efectivo el ejercicio físico es en patologías que tienen que ver con el estado de ánimo, como es el caso de la depresión y la ansiedad.
Está demostrado en la práctica que, aquejados de depresión o ansiedad, tiene una mejor evolución si al tratamiento médico se le suman pautas de ejercicio físico y convierten el ejercicio en un hábito.
Resultados concluyentes en el cáncer de mama
Seguramente, por la importancia de los estudios, es donde se ha comprobado de manera más fehaciente que el ejercicio físico redunda en beneficios en ese tipo de cáncer.
De hecho, es de reciente publicación un metaanálisis que recolecta los resultados de 33 ensayos clínicos efectuados sobre 2.659 supervivientes de un cáncer de mama, los resultados son concluyentes.
Al comparar el grupo de control con aquellas mujeres que desarrollaban actividad física habitualmente, se descubrió que las deportistas tenían un mejor estado de ánimo, mayor sensación subjetiva de bienestar emocional y social.
A pesar de la constancia de que el ejercicio físico se podría sumar al «arsenal» farmacológico con el que habitualmente los médicos de atención primaria luchan contra la enfermedad, es poco «recetado»
Además, tenían una mayor cantidad de masa corporal y menos grasa visceral, lo cual también colaboraba con una mejora de su salud.
Un recurso poco utilizado
A pesar de la constancia de que el ejercicio físico se podría sumar al «arsenal» farmacológico con el que habitualmente los médicos de atención primaria luchan contra la enfermedad, es poco «recetado» por los galenos.
El sistema sanitario, especialmente el de la Seguridad Social, se centra en la prescripción de fármacos de acción rápida y que curan también rápidamente, y no se paran a pensar que pueda haber otras soluciones, como la prescripción de ejercicio físico.
A pesar de que haya buena voluntad por parte de los médicos y que puedan ser proclives a nuevas aproximaciones a las enfermedades, el sistema nacional de salud prescribe poco más de cinco minutos por paciente, lo cual no da pie a algo que no sea recetar una pastilla.
Falta de detalle en el ejercicio físico
Inclusive en aquellos casos en los cuales el médico decide auxiliarse del ejercicio físico como parte del tratamiento de las enfermedades de sus pacientes, las prescripciones son, las más de las veces, excesivamente genéricas.
Es habitual que la prescripción sea “haga usted ejercicio físico” o “ande al menos mil pasos todos los días”, que son consejos – los pacientes se lo toman solo como un consejo – que los pacientes olvidan en cuanto salen de la consulta.
Lo que falta, a decir de los expertos, es poder «personalizar» las prescripciones del ejercicio físico, y también que los médicos controlasen, con consultas periódicas, que los pacientes cumplen las indicaciones y los beneficios en salud que logran con el deporte.
Colesterol, mejor con deporte
Se trata de un problema de salud recurrente entre la sociedad españolas, y el abordaje terapéutico la mayor parte de las veces pasa por recetar estatinas, que además de tener secuelas es un tipo de tratamiento puesto en la «picota» por muchos científicos.
Mientras tanto, no se receta ejercicio físico, que está más que demostrado que aumenta los niveles de colesterol «bueno», el HDL, al mismo tiempo que reduce el colesterol «malo», el LDL.
Una población sedentaria
La mayoría de la población española está muy falta de ejercicio físico, y eso cuando se sabe que detrás del tabaquismo y la hipertensión, la inactividad física es el tercer factor que más mortalidad provoca a nivel mundial.
Los datos sobre actividad física también muestran que los españoles somos los que menos ejercicio físico realizamos de todo el hemisferio occidental.
Hasta el 45% de los españoles confiesan que no hicieron ninguna actividad deportiva durante el pasado año 2018.
Al mismo tiempo, las cifras sobre obesidad no dejan sino crecer, y en estos momentos el 25% de la población española puede ser calificada como obesa.
Y todo parece indicar que el problema se enquistará a medida que avance el siglo: para el 2030, según la Revista Española de Cardiología, de seguir la evolución actual, el 80% de los hombres y el 55% de las mujeres tendrán la categoría de obesos.
A pesar de que los poderes públicos saben que con un «coctel» de alimentación sana y ejercicio físico habitual se revertería la tendencia, nadie, todavía se atreve a «poner el cascabel al gato».
Fuente - el diario