¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Ascohastalanausea escriba una noticia?
Sr. Puigdemont, lo más reprobable de su conducta no es ser independentista, sino actuar como el invitado bellaco, es decir, aquel amigo al que invito a casa a pasar unos días y termina follando con mi esposa, abusando de mis hijos menores, robándome y, sí le es posible, quedándose como okupa
Mis padres y yo mismo aprendimos a leer y escribir con un solo libro: el Catón. La M con la A, Ma, y de ahí, Mamá. La P con la A, Pa, y de ahí, Papá. Así con el vocabulario básico y demás nociones generales. Creo que gracias a él estoy blindado frente a los intentos de los separatistas catalanes de adoctrinarme y venderme las bondades y excelencias de un proceso que, como diría mi abuelo, "el que no te conozca que te compre". No es posible la cuadratura del círculo, como dos y dos son y serán, hasta el fin de los tiempos, cuatro.
El Catón se servía muy a menudo de la ejemplificación y la caricatura para explicar los conceptos y a ello recurro en estas líneas para poner en su sitio afirmaciones populistas de los líderes independentistas.
Sostienen los separatistas que el derecho a opinar, incluso por medio de un referéndum, es un derecho básico en cualquier democracia. Y así es, lo que no se comparte es que todo sea opinable y, menos aún, que el resultado de esa opinión pueda imponerse por la bravas a aquéllos que no opinan lo mismo. Imagine, Sr. Puigdemont, que la comunidad de propietarios de su casa somete a votación que los que son catalanes, como usted, y los marroquíes, deben irse a vivir a otra parte. ¿Lucharía contra esa votación?. Y si la votación prospera, ¿aceptaría el resultado? ¿haría la mudanza y se iría?. No se moleste en responder porque ya lo hizo: "la democracia es imparable", dice; luego se iría. Dicho ejemplo y pregunta la extendería a Junqueras, Tardá, Rufián, Forcadell, Pau Gasol, Bardem, Sardá y todos los que como ellos opinan que, opinar e imponer la opinión, es un ejercicio democrático.
Opinar si, imponer la opinión al margen de la ley no es democrático
Sostienen frente a las acciones de la Fiscalía y la Policía Judicial en relación con los actos de campaña que el gobierno atenta contra el derecho de reunión y la libertad de expresión. Si esos derechos fundamentales son intocables e ilimitados como pretenden, defenderá entonces, Sr. Puigdemont, que los terroristas que reventaron en Alcanar mientras preparaban la Abuela de todas las madres de Satán -más de 100 kilos de explosivos- tenían derecho a reunirse, y el Imán que allí murió, a expresar en la mezquita todas las bondades del Daesh y el yihadismo radical.
Nos quieren vender la moto vieja, usada y estropeada, de que el pueblo catalán y su Parlamento están al margen de la Constitución. Que es lo mismo que decir que por encima de ella. Que la mayoría -si existiera- lo puede todo y cuando digo todo, es todo. Como consecuencia, la exigua mayoría que es la mano que mece la cuna en el parlamento catalán -las CUP- podría, por ejemplo, reinstaurar la pena de muerte en Cataluña, prohibir que las mujeres conduzcan o aborten o tengan más de un hijo o vistan vaqueros; los ritos de la Iglesia Católica, situar la mayoría de edad para poder votar en los doce años, vetar el voto de los mayores de sesenta y cinco, etc.
Sr. Puigdemont, lo más reprobable de su conducta no es ser independentista, que me parece algo ético, admisible, comprensible y hasta defendible, sino actuar como el invitado bellaco, es decir, aquel amigo al que invito a casa a pasar unos días y termina follando con mi esposa, abusando de mis hijos menores, robándome y, si le es posible, quedándose como okupa. Usted es presidente de Cataluña por accidente y porque el ordenamiento estatal y autonómico así se lo permitió. Prometió acatar la Constitución, el Estatuto y las leyes de las que emanan sus poderes. Usted es un Presidente bellaco y no lo tome como un cumplido en su acepción de astuto y sagaz, sino en la acepción del ejemplo, es decir, malo, pícaro, ruin, perverso. Usted ha terminado siendo caballo de Troya; es decir, un engaño destructivo, y «presente griego», algo concebido como aparentemente agradable pero que trae consigo graves consecuencias. Usted hoy es la Juana Rivas que desoye a la Justicia dizque por interés de sus hijos -de los independentistas- que dirá usted. Pues bien, usted, Sr. Puigdemont, NO está en mi casa y no lo estará nunca ni como invitado. Usted, como la pesca, ha ya días que apesta.
Puigdemont es el caballo de Troya de España
AscoHastaLaNáusea