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Algunos sectores de la población aprecian una Iglesia que parece estar alejada de la realidad y ser incapaz de trabar un diálogo que implique la adopción del mensaje de Cristo
Sursum Corda / 09 de junio.- En mi último post “catolicismo vivo y atractivo” presenté algunos aspectos que han influido en la crisis que vive la Iglesia. Desde que planteé esta problemática quise preguntar a algunos católicos qué piensan de la fe y de la religión en la cual crecieron y formaron. Creemos, por las encuestas de opinión, que la Iglesia es una de las instituciones a la cual se le puede depositar la confianza entera; sin embargo, algunos sectores de la población, aprecian una Iglesia que parece estar alejada de la realidad y ser incapaz de trabar un diálogo que implique la adopción del mensaje de Cristo que suscite la conversión personal y las relaciones de solidaridad. ¿Los millones de bautizados que tienen que decir? Por lo general los católicos de este país asumen un rol pasivo, en lugar de formar conciencia y analizar el papel de la Iglesia en México entendida la jerarquía y los laicos.
Inicié una serie de entrevistas a mujeres jóvenes profesionistas precisamente porque tienen un papel activo y propositivo y son, en gran medida, el brazo derecho de muchas comunidades, además de ser las primeras en el frente de la evangelización. Tal vez su punto de vista aislado no refleje el “gran sentir” del pueblo en general, pero siempre una opinión hace reflexionar volviendo la vista a nosotros mismos y aceptar la crítica.
IMV es una joven estudiante de derecho que recibió los sacramentos de iniciación, el último de ellos, el de la eucaristía a los nueve años. A sus veinte años de edad, la formación religiosa que posee es a nivel de catequesis inicial. Su relación con la Iglesia ha sido sólo de preceptos y fiestas que tienen que ver con los diversos aspectos de la vida por las celebraciones, devociones y los tiempos fuertes del año litúrgico donde la población suele participar con mayor frecuencia. Su carácter e ideales hacen que IMV cuestione el papel de la Iglesia y, sobre todo, si ésta es capaz de responder a las necesidades de la juventud que necesita de guía.
Una cosa que critica es la conducta y coherencia de los ministros de la Iglesia. Aún cuando su formación en la fe es básica, IMV sabe bien que los sacerdotes deben ser ejemplo para la comunidad y ser guías dispuestos a actuar en nombre de Cristo Cabeza. Dos experiencias dejaron huella en el ánimo de esta joven cuya perplejidad y coraje pude percibir en sus expresivos ojos: Primero, el de un cura que exhibía, de forma obscena y ofensiva, las riquezas que poseía al usar joyas y vehículos que, por simple lógica, no van en un ministro ordenado que prometió pobreza por el Reino de los Cielos; en segundo término, sobre la castidad y celibato ya que, en alguna ocasión y al haberse acercado al sacramento de la reconciliación, IMV se percató de la mirada y conducta libidinosa que el confesor tuvo contra ella.
En el fondo, IMV expone lo que se ha venido gestando en la crisis del catolicismo, la incoherencia de los ministros y, por otro lado, también me expresa esas dudas típicas que todos tenemos en cuanto la fe y la religión: ¿Quién es Cristo? ¿Qué certeza tenemos de la Biblia? ¿Qué es la fe?
La Iglesia católica no ha sido capaz de impactar con el mensaje de Cristo y el diálogo que propone a los jóvenes, resulta extraño
Finalmente, en esta amplia conversación, ella me dice de forma tajante: La Iglesia católica no ha sido capaz de impactar con el mensaje de Cristo y el diálogo que propone a los jóvenes, resulta extraño. En resumidas cuentas, esta joven estudiante no considera atractivo el papel del catolicismo en la sociedad de las creencias ilimitadas.
Otro testimonio fue el de BFM. Como IMV tuvo una formación en la fe a nivel de catequesis y participa en la vida de la Iglesia de las devociones y religiosidad popular. Estudiante de derecho, a sus 25 años de edad está a punto de ser una madre joven que considera esencial creer en Dios, pero en cuanto a la Iglesia surgen las dudas, nuevamente, sobre los ministros. La agradable sonrisa de BFM se desvanece cuando recuerda el testimonio de un cura que le habría reiterado su “incapacidad” para contraer matrimonio. Y así fue, puesto que, en todos esos trámites previos al sacramento, el cura le habría solicitado una importante cantidad de dinero para concederle los permisos necesarios y proceder a su enlace matrimonial. Naturalmente, BFM fue decepcionada en sus ilusiones, cosa que pudo ser reparada gracias a la asistencia y comprensión de un fraile franciscano que hizo posible el enlace nupcial.
BFM comprende que a los laicos hace falta educación y formación para responder a las exigencias actuales que están retando al catolicismo. Dios y fe son confundidos con la magia y la superstición y la Iglesia ideal es la de ser un lugar donde se encuentre la comprensión y el ejemplo de Cristo, a través del mensaje del Evangelio vivo, actual y eficaz; pero, en su ánimo, BFM cree que la Iglesia está incompleta. En su existencia, Dios y Cristo son los principios que rigen su vida, pero la Iglesia es el símbolo de la política y de los negocios en nombre de la fe.
Estas dos jóvenes, IMV y BFM, tienen un punto de convergencia que anhelan de la Iglesia: Que en ella se pueda encontrar el recinto de paz y de justicia. Que la liturgia sea atractiva, viva y pedagógica y que a través de la celebración Eucarística se encuentre la comprensión y la renovación que muchos necesitan en estos tiempos confusos. En pocas palabras, que la Iglesia católica sea el lugar donde, verdaderamente, se encuentre al Dios Todopoderoso y donde los jóvenes hallen razón de su esperanza, como el Papa Juan Pablo II lo expresó en el lejano año de 1985: “Vosotros, jóvenes, sois la esperanza de la Iglesia que precisamente de este modo se ve a sí misma y ve su misión en el mundo… Este mensaje ha sido dirigido precisamente a vosotros con la convicción de que «el camino de la paz es a la vez el camino de los jóvenes» (La paz y los jóvenes caminan juntos). Esta convicción es una llamada y al mismo tiempo un compromiso; una vez más se trata de estar «siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere»…