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Fuente: Rusiahoyysiempre
Al finalizar la 2ª Guerra Mundial, la zona de influencia soviética - compuesta ahora por países pertenecientes a la Europa Oriental -, se vio enormemente aumentada (aunque no en proporción a la cantidad de kilómetros cuadrados que la URSS ocupaba antes de la resolución de dicho conflicto). A pesar de que dicha zona fuera "autorizada" y respetada por las potencias del Oeste, la mera existencia del mundo occidental - mejor dicho, la de su sistema y sus crisis - influyó profundamente en el colapso de la Unión Soviética. Los países satélites y la misma URSS, como dice Hobsbawm, sabían que eran "culturalmente atrasados y marginales". Las crisis económicas, estos "desafíos sistemáticos" (como los llama Maier) - como por ejemplo el de 1973 -, golpearon tanto al Este como al Oeste, pero el sistema político y económico occidental poseía una capacidad mucho mayor para resolverlos que el comunista. El hecho de que el Mariscal Tito en Yugoslavia, en 1948, rompiera relaciones con el secretario general del PCUS al ser expulsado de la Cominform, indicaba que el consenso del que gozaba el comunismo como sistema económico, comenzaba a erosionarse. Después de las dificultades de los '70, Occidente había optado por la disciplina del mercado mundial, mientras que su antagonista "anuló" las reformas económicas que había empezado a intentar introducir y así dio la "marcha atrás" que sentenció el inicio de su colapso.
Aunque la presión más fuerte proviniese del lado económico, más bien de su atraso, este no fue el único aspecto que marcó el deterioro soviético. Su ideología, su política y el liderazgo estalinista, mejor dicho, el intento de "contrarrestarlo", también jugaron un rol decisivo.
Durante el XX Congreso del PCUS, en febrero de 1956, fue Kruschev (primer secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética luego de la muerte de Stalin) quien denunció por vez primera los crímenes del antiguo líder. "Nosotros debemos examinar de la manera más seria el culto a la personalidad", "nada de lo que se refiere -al "culto a la personalidad"- debe aparecer al exterior del partido, en particular en la prensa" porque, aseguró, "no debemos proporcionar municiones al enemigo; no debemos lavar nuestra ropa sucia ante sus ojos".1 Estas palabras de Krushchev parecieron ratificar las que Lenin había escrito en su "testamento político": "El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre sepa utilizarlo con la suficiente prudencia".2 En 1956 había un pasado que se pretendía retractar, pero que seguía vivo. Como dice Maier, las modas políticas tienden a difundirse y en 1970, no ser democrático equivalía a ser ignorante y obsoleto.
Con respecto a la política, Maier habla acerca de una "virtual abdicación de la autoridad" por parte de los partidos comunistas de los países satélites ya que no habían podido definir un interés político trascendente. Dicha abdicación fue un incentivo para la rebelión (como por ejemplo la de la "Primavera de Praga" en Checoslovaquia). A finales de los '80, los fracasos económicos desgastaron su legitimidad. La necesidad de recuperar el desarrollo no podía ir acompañada por un estancamiento en lo que respecta a la ideología y a la política.
Por otro lado, con lo que respecta al PCUS y al estado (que era lo mismo), la muerte de Stalin no conllevó precisamente a un período de "transparencia", sino todo lo contrario, a un período de "combinación de incompetencia y corrupción".3 Según Hobsbawm, fue el rechazo a la nomenklatura (el término con el que se denomina a los cuadros burocráticos post-estalinistas) "el carburante inicial para el proceso de reforma"4 que emprendió Mijail Gorbachov durante su secretariado (1985-1991). Dicho proceso se basó fundamentalmente en dos políticas: la perestroika (una reestructuración económica, primero, y política, después) y la glasnost (libertad de expresión y de circulación de las ideas), la cual estaba dirigida directamente a licuar lo que Stalin había logrado osificar: la identificación entre partido y estado, el rasgo fundamental de su totalitarismo.
Volviendo al ámbito económico, se puede decir que la muerte de Stalin también tuvo una importancia fundamental aquí. El hecho de la simple permanencia del "hombre de hierro" en el poder suponía una fuerte respuesta coercitiva por parte del eje de la URSS frente a cualquier intento de "relajación" económica o política por parte de los países satélites. Por ende, en el momento en que esta amenaza desapareció (aunque no del todo) junto con la vida de Stalin en 1953, dicha "relajación" que los satélites tanto anhelaban y demandaban ? con respecto a la centralización económica, esto es, el excesivo control de Rusia sobre las economías de los países satélites; y con respecto también a la libertad de prensa - se tornó plausible (sin embargo la URSS y los países satélites seguirían manteniendo una fuerte relación simbiótica debido a las necesidades militares de ambas partes). Aún así, como dijo Charles Maier, "las reformas socialistas tenían sus límites". El "socialismo real" de la época estalinista ya no parecía la mejor receta. En los '70, por un lado, la creciente expansión soviética en el sector del acero ya no indicaba ningún tipo de progreso económico ya que la era de la siderurgia había quedado atrás y, por otro lado, la política de "coexistencia pacífica" de Krushchev había redireccionado las relaciones exteriores soviéticas en favor de un crecimiento de las mismas con el bloque capitalista. Este último hecho, a su vez, empeoraría las cosas. Debido al disparo del precio del barril de crudo, en el sistema bancario internacional había una cantidad enorme de créditos (provenientes de los países de la OPEP) de cuya tentación, para los satélites soviéticos, era difícil resistirse. Los créditos se convirtieron en enormes deudas debido a que la inflexibilidad del sistema económico soviético no permitía emplear eficientemente los recursos adquiridos. A ojos vista, las demandas de éstos países de las que hemos hablado anteriormente tenían una razón de ser razonable.
¿Qué clase de antagonista "coexiste pacíficamente" con su opuesto o mantiene con él relaciones bilaterales? Únicamente aquél que ya no "se opone o pugna contra la acción"5 de su "otro". Solo aquél que ya ha dejado de ser antagonista, en el sentido puro. Como dijo Charles Maier en 1992 "los partidarios de la alianza occidental... pueden reclamar justificadamente que han ganado la guerra fría", "el colapso del comunismo parecía corroborar la superioridad occidental, una superioridad política, económica y también moral". En resumen, el colapso de la Unión Soviética se debió a que luego de la muerte de Stalin, la economía, la ideología y la política soviéticas y las de los países satélites chocaban con una intensidad creciente. Su atraso, su rigidez y la ausencia de un marco definido para un rumbo único a seguir, marcaron su derrumbe, obligando a una perestroika que también fallaría. Por otro lado, cabe aclarar que este colapso no se debió a que los Estados Unidos (o "los partidarios de la alianza occidental") hayan ganado la Guerra Fría, sino al revés.
[1] http://www.artehistoria.com/historia/contextos/3197.htm
2 Carta al XIII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, 1923 http://www.marxists.org/espanol/lenin/1920s/testamento.htm
3 Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Barcelona, Crítica, 1994, p. 469.
4 Ibìdem, p. 480.
5 Real Academia Española, Diccionario de la lengua española.