¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que mimesacojea.com escriba una noticia?
El profesor Neira me da miedo. No sólo por esa cara demasiado naranja y esos ojos demasiado blancos. Me da miedo porque el coma le ha dejado místico, y si hay algo que no necesita el mundo es otro místico naranja con los ojos demasiado blancos.
Dice el profesor que su recuperación es un milagro en el sentido católico de la palabra. Y lo dice en la tele. En prime time. En Antena 3. Tele 5, mientras tanto, pone a punto la réplica de la tal Violeta Santander, esa fulana a quien el profesor Neira defendió de su novio. Contraprogramación de género.
Y, cuando parece imposible que la situación se vuelva más dantesca, tachán tachán, aparece Esperanza Aguirre. Esa Espe incombustible, capaz de mantener en el aire veinte mierdas al mismo tiempo, que va y le ofrece a Neira la dirección del Observatorio Regional de la Violencia de Género. Es el efecto mariposa spanish version: dos chonis se lían a hostias en Majadahonda y a un señor le hacen funcionario.
El profesor Neira es un héroe nacional por casi morirse, por recibir un mal golpe de un mal hijo de puta y por ser víctima de un sistema sanitario dantesco. Y en este país donde tanto nos gustan las víctimas y sus asociaciones, en este país donde los tullidos y sus familiares tienen voz política y ejercen como lobby, un profesor universitario es erigido en icono de no se sabe bien qué.
Estando en coma, Neira vio un túnel y vio que, al fondo, había una intensa luz. Él creyó que era Dios. Pero no. Sólo eran focos.