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¿Será Panamá un jaguar centroamericano?
Mientras Honduras atraviesa una preocupante crisis interna, que busca defender su sistema democrático de la influencia de Hugo Chávez y en momentos en los que el FMI acaba de reiterar que la economía latinoamericana las verá negras este año, con una contracción del PBI del orden del 2.6 % - profundizada por el impacto que ha tenido la influenza AH1N1 en la economía mexicana, plaza que en materia de dimensiones del PBI se disputa el liderazgo regional con Brasil -, existen dos economías que terminarán en terreno positivo este año y podrán estirar un poco más el ciclo expansivo del que vienen precedidas.
Se trata de los casos del Perú y de Panamá. Del primero ya ha corrido mucha tinta, pero el segundo es u n caso para destacar puesto que tiene características muy peculiares.
Primero, que al igual que el Perú, la desaceleración también será importante este año – avanzará un 3 % según el Fondo Monetario -, en la medida que el 2008 su producción creció 9, 2%, tras reportar un crecimiento promedio anual del 8, 8% en el periodo 2004-2007. Pese a ello, el mismo ente financiero ha manifestado que: “Panamá está enfrentando la crisis económica global desde una posición de fortaleza, con sanos fundamentos económicos ayudando a contener el impacto adverso de la desaceleración económica mundial y la crisis financiera". Además, elogió el manejo de las finanzas públicas por el Gobierno, lo cual ha permitido una mejor posición del ratio deuda/PBI.
Incluso, esta favorable posición le ha permitido aplicar como política contra-cíclica, elevar el límite de déficit fiscal de 1 % al 3% del Producto, con el objetivo de darle al nuevo gobierno que acaba de asumir el cargo, una continuidad e incorporar proyectos de inversiones de interés para la sociedad panameña.
Si bien el auge panameño ha sido explicado por el agresivo desarrollo de la construcción y los ingresos generados por la actividad turística, es conveniente destacar la serie de situaciones sui géneris que caracterizan a esta economía.
Por un lado, este país no tiene Banco Central y su moneda es el dólar con lo cual ha eliminado el riesgo de inflación generado por la famosa maquinita, el riesgo cambiario y la posibilidad de que se ejerzan controle sobre la moneda. Muchos podrán cuestionar la pérdida de soberanía al no contar con ente monetario, pero ese es otro tema de debate y tal como están las cosas, el sistema les ha funcionado.
Otro aspecto importante es que hay libre movimiento de los capitales, los cuales entran y salen a través de su sistema financiero, sin límite de ningún tipo. Por ello, hay 100 bancos operando en el país centroamericano y la globalización está más que presente. Asimismo, este esquema evita los riesgos de corralitos o congelamiento de depósitos, que han vivido otras realidades latinas con nefastos resultados.
Si a esto le añadimos que el riesgo político se minimiza en la medida que después de vivir magras experiencias con dictaduras militares, la democracia ha avanzado de manera importante y lo que es mejor es defendida por una población que tiene un importante bolsón de la clase media, con un 60 % de Panamá los que viven en zonas urbanas y con una baja presencia de población indígena, lo cual evita situaciones como el baguazo que vivió el Perú. También existe un gran potencial de profesionales altamente calificados, por lo general bilingües y el 90% de la población sabe leer y escribir.
Si a ello le sumamos que este país no cuenta con commodities, algo que para muchos podría ser una maldición, los panameños lo toman como una bendición porque la fuente de ingresos al fisco proviene básicamente de la actividad empresarial, de la fortaleza del turismo y de un canal de Panamá que los ha posicionado como un país con una logística portuaria de las más eficientes de América Latina y su zona franca es considerada la segunda dl mundo, sólo superada por Hong Kong.
Finalmente, en la actualidad se viene desarrollando una mega obra que es la ampliación del Canal de Panamá –la obra más importante y de mayor impacto de este siglo para el país isleño con una inversión de 5, 250 millones de dólares -, la cual transformará a ese país en un centro de distribución privilegiado del comercio mundial, modificará las rutas y los flujos de embarcaciones en los principales puertos latinoamericanos y generará una verdadera revolución en la economía y los servicios panameños. Con ello el futuro le sonríe y bien.