Iván Budinich Castro

Acuña ha ganado y por goleada a todos quienes lo cuestionan acerca de la validez de sus tesis de doctorado y maestría. En primer lugar porque gracias a que se han erigido en juez y parte, ahora él se puede presentar como la víctima de una conspiración de sus enemigos políticos para evitar que llegue al poder. En segundo lugar porque definitivamente en esta era todo vale; Cesar Acuña es el tuerto en el país de los ciegos, es pepe el vivo, el emperador de la informalidad, el señor de Azángaro.

Cesar Acuña ha logrado lo imposible. Ha vestido de toga y birrete a la cultura combi y al grito gutural de al fondo ay sitio surgido de su voz aguardentosa, le ha expedido título profesional a nombre de la nación. Para ello ha convertido a miles de desorientados jóvenes que han tenido la mala fortuna de caer en sus redes para que les sorba el dinero y los sesos en zombies con cartones que no valen ni su peso de un papel higiénico.

El Perú real, el que es, el que sufrimos día a día y no el que debe ser nos ha dado de bruces en nuestras caras. Cesar Acuña es quien mejor lo representa.