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La historia de 3 impresionantes estaciones de tren, unos edificios históricos que han permanecido abandonados a su suerte durante años.
La Estación Central de Michigan, un imponente edificio de 70 metros de altura y 46.000 metros cuadrados, era la estación de ferrocarril más alta del mundo en el momento de su construcción, en 1913. Se encuentra en el distrito Corktown cerca del puente Ambassador, situada lejos del casco urbano de Detroit con la esperanza de que fuera un motor para el desarrollo de la zona. El edificio, de estilo Beaux-Arts, fue diseñado por Warren Wetmore y Reed and Stem con un precio de construcción de 15 millones de dólares de la época y se compone de dos partes bien diferenciadas: la estación de tren en sí y un edificio de 18 pisos diseñado originalmente para incluir un hotel y las oficinas de la compañía ferroviaria pero que finalmente solo fue utilizado como oficina y los pisos superiores ni siquiera fueron completamente amueblados.