Iván Budinich Castro

Kenji Fujimori puede no ser santo de nuestra devoción, incluso algunos fujimoristas ?una porción muy respetable- no lo ven con buenos ojos, pero resulto siendo el congresista más votado de Lima y al que le toca presidir de acuerdo al protocolo establecido la juramentación de sus pares. Que ciertos congresistas electos por la izquierda se nieguen a juramentar ante él, evidencia su verdadera visión de la democracia, solo quieren acatar los procedimientos que les satisfacen o les conviene y no es así; la ley es igual para todos o no vale un mísero céntimo de inti.

La izquierda no quiere jurar, pues que no jure, no asumen cargo alguno y de frente a sus casas. Es curioso que los mismos que criticaban a Keiko Fujimori que no está obligada a saludar a su vencedor en la contienda electoral, quieran ahora saltarse un protocolo establecido por un simple capricho. Queda claro que la izquierda no quiere construir puentes, le importa un carajo la convivencia civilizada; todo lo que buscan es vivir del odio.

Y el todavía presidente cosito quiere seguir molestando donde no debe. Que aproveche estos días que le quedan en el poder, porque no volverá, cualquiera que hayan sido sus planes a futuro el partido nacionalista terminara donde debe terminar, en el basurero de la historia peruana.