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Por Alberto Mansueti
Fuente: El Día
Marzo 4 de 2015
La política es un juego entre derechas e izquierdas. Hay una derecha buena, la derecha liberal, la del "Capitalismo para todos"; pero no aparece en la escena política, al menos en Latinoamérica. Y una derecha mala, la mercantilista o antiliberal, la del "Capitalismo para compadres"; es la que aparece. Hay también una izquierda mala, la socialdemocracia. Y una izquierda peor, la revolucionaria, la del Foro de Sao Paulo (FSP) capitaneada desde La Habana y Caracas. En cada país, las fuerzas del FSP se enfrentan con rivales del mismo corte mercantilista y social-demócrata. Y el "Socialismo del Siglo XXI" del FSP le gana por 10 a 0 al equipo social-mercantilista. Más o menos como sigue... El equipo mercantilista-socialdemócrata juega un "primer tiempo" del encuentro en posición de Gobierno; pero no hace ni una sola de las reformas de fondo que hay que hacer: cero goles. Caso por ejs. Uribe en Colombia, Fox y Calderón en México, Piñera en Chile. Cero reformas. Entonces desde la oposición, la izquierda neocomunista se dedica a echarle la culpa de todo lo malo que pasa o no pasa al "capitalismo salvaje", la derecha, el mercado, el "Neo" liberalismo, y a toda cosa que se le parezca. ¡Tremendo gol del FSP abre el marcador! Sataniza esos conceptos y hasta esas palabras, y el primer tiempo termina uno a cero, con el equipo del FSP ganando las elecciones. En el "segundo tiempo", el equipo del FSP juega como Gobierno, y el equipo mercantilista-socialdemócrata ha pasado a la oposición.
? Un feliz Lula da Silva: el Foro de Sao Paulo
no tiene contrincantes. Segundo gol del FSP: en la economía. En el primero turno presidencial, la izquierda neocomunista aplica medidas "estabilizadoras" del estatismo, tomadas en el Consenso de Washington, para no tener sorpresas en la economía... por lo general en alianza con el viejo empresariado mercantilista.
Pero una vez lograda la reelección, o la elección de un sucesor continuista, en el segundo turno presidencial, el gobernante liquida a los viejos empresarios mercantilistas y crea otros nuevos de sus propias filas: el "mercantilismo rojo". ¿Y cómo se logra la reelección? Con cinco tremendos golazos seguidos. Vea: Tercer gol: Marxismo cultural. En la educación, los medios de comunicación, la cultura y la sociedad en general. O sea: ecologismo salvaje, feminismo "de género", matrimonio homosexual para destruir la familia y distraer la atención. Mucha clase media apoya, sin caer en cuenta de que lleva cuchillo a su pescuezo. Cuarto gol: perseguir a los militares hasta meterlos en prisión y mostrarlos en fotos y videos. Tipo Videla en Argentina (y ahora María Julia Alsogaray), Ríos Montt en Guatemala, exgobernantes o funcionarios civiles de derecha tipo Fujimori en Perú, etc. El mensaje es para los aspirantes a dictadores militares o semimilitares anticomunistas: "¡Ni lo piensen!" Y con el adoctrinamiento a los oficiales más jóvenes, el Socialismo del siglo XXI ya no teme a los golpes de Estado.
Quinto gol: planes sociales para comprar los votos de la plebe. Sexto gol: circo. O sea: telenovelas y fútbol. La fórmula de los Césares romanos era "pan y circo". Séptimo gol: reducir toda oposición a un socialismo blando y vagamente "democrático", que no se opone al sistema sino a la gestión. Es una "leal" oposición, que no cuestiona el socialismo. Así gana fácil siempre las elecciones el FSP, porque si hasta la "oposición" está de acuerdo en que el capitalismo es algo muy malo y que el socialismo es algo bueno, entonces ¿qué la gente quiere? ¡de socialismo todo y de capitalismo nada! Hasta aquí el marcador apunta: 7 a 0. Pero como si fuera poco, llegan tremendos goles en contra que se mete la clase media, incapaz de identificar el problema central: estatismo, en su forma mercantilista y en su forma socialista. Embistió primero contra los partidos. Y luego contra la política y los políticos. Esto no es algo nuevo; es bastante viejo. Primer autogol: partidofobia. Ser "independiente" es lo bueno, y ser de partido es una mancha, la lepra. "Yo no tengo compromisos" dicen. O sea: tengo las manos libres, no tengo principios, puedo hacer lo que me venga en gana. Resultado: los Parlamentos se llenaron de oportunistas y ventajeros de toda laya. Segundo autogol: antipolítica. "Yo no soy político", dicen. La guerra no es contra el socialismo sino contra "los políticos": ser político es como ser criminal. Obvio que el FSP sí hace su partido y su política, en cada país. Pero de resto, los Congresos se vaciaron de políticos declarados, y se llenaron de basque t bolistas, beisbolistas y otros peloteros, cantantes, músicos y artistas de todo género, locutores de radio y TV, dudosos "empresarios" (contratistas), incluso strippers o desnudistas, femeninas y masculinos. Gente ignorante, inexperta, manejable por los Neocomunistas. Resultado: degenera el nivel de los "debates" políticos; lo que se discute es quién robó cuánto y dónde, quién bebe mucho o no, quién le pega o no a su mujer. En esas condiciones, ¿Cómo no ganar elecciones el oficialismo? Con inmensos recursos del Estado en su favor y otros ventajismos, sus candidatos son imbatibles, sin mucho fraude. Pero en países como Venezuela hay otro autogol: la teoría del "fraude". Es un pretexto del liderazgo opositor para huir de su deber de dar a sus bases las explicaciones reales sobre sus derrotas. Y es un boomerang: se devuelve contra sus promotores. "¿Fraude?" se dice la clase media. "Pues si hay fraude", piensa la base opositora, "¿para qué votar?" Así la oposición muere de abstencionismo. ¿Qué me dice? 10 a 0; y contando. Por eso digo y repito: la salida es electoral; los golpes de Estado quedaron en el siglo pasado, para el Álbum de los Recuerdos. Salida electoral, pero no en el corto plazo. ¿O cuánto tiempo cree Ud. que toma al menos igualar sino revertir semejante paliza?