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El proceso de renovación de la licencia de conducir, es un verdadero problema en Perú, y en especial en Cusco, debido a la cantidad de trámites previos que somenten a prueba la paciencia
¡QUE HORROR! TENGO QUE RENOVAR
MI LICENCIA DE CONDUCIR
Por José Alberto Ordóñez
Ese pequeño documento con sellos tridimensionales que una gran mayoría de conductores del Perú no tiene, o en su defecto lo han ganado en una tómbola, es posiblemente el que mayor trámite burocrático demanda, tanto para su obtención por primera vez, como para su revalidación.
La odisea comienza cuando uno va a averiguar cuáles son los trámites para revalidar la licencia de conducir, porque resulta que ya ha caducado.
Entre papelitos pegados en dos vitrinas a manera de periódicos murales, hay que demorarse varios minutos para por fin encontrar que trámite hay que seguir, porque cuando se hace el intento de preguntar a las personas que atienden en las ventanillas numeradas del 1 al 8, se limitan a contestar “amablemente” con una especie de gruñido, que los requisitos están pegados en la vitrina.
Por fin… entre los que son para cambio de categoría y otros avisos pegados, aparecen los pasos a seguir para poder renovar la licencia de conducir: Pago de 31 soles en el Banco de la Nación, examen psicosomático en la Clínica Cusco, Hospital Regional o Sanidad de la PNP, fotocopias en tamaño de media hoja de la licencia actual y del DNI, dos por cada uno, pago de los derechos en la Dirección de Transportes y dos copias de los resultados médicos, Ah!! Me olvidaba, dos fotografías tamaño pasaporte pero que no sean digitales sino procesadas para que no tengan brillo.
Empieza el salto de vallas. Llegando al Banco de la Nación, si la persona está con suerte, entonces rápido puede llegar su turno, de lo contrario, tiene que disponer al menos de una hora para poder cancelar los 31 soles de derecho.
El siguiente paso es buscar quien tome fotografías tamaño pasaporte pero que no sean digitales sino procedas, es decir tienen que ser realizadas con una cámara fotográfica tradicional que utilice un rollo de película también tradicional y sea revelado por el método tradicional. Primera tienda… “Buenos días necesito fotografías en tamaño pasaporte pero que no sean digitales”… No señor, no hacemos ya ese tipo de fotos, empleamos cámara digital. ¿Sabe donde me pueden tomar? – Seguramente más arriba –
¿Más arriba de qué? ¿En la calle, en el segundo piso? ¿Dónde?
Segunda tienda…saludo y pregunta igual… ¿a que se refiere con procesadas?, responde el encargado…ya entiendo, que no tengan brillo, entonces tienen que ser hechas en papel mate, comenta, “sí, sí” asiento entusiasmado. Lo siento, para procesos digitales no usamos ese tipo de papel, pero seguramente si sigue preguntando va a encontrar.
El siguiente paso es buscar quien tome fotografías tamaño pasaporte pero que no sean digitales sino procedas
Después de varios intentos fallidos, por fin en un laboratorio podían hacer ese tipo de fotos, pero había un inconveniente: Es posible que recién estén para la noche, pero con mayor seguridad para el día siguiente, sentencia el encargado. Todo un día perdido.
Por fin con las fotos en mano, y revisando varias veces para no olvidar ni el recibo del banco, ni el DNI ni el brevete, se llega a la clínica Cusco, que es la que más cerca está a las oficinas de Transportes. De entrada hay que pagar 36 soles por los exámenes. “Tercer piso” indica la señorita de recepción. Llegado a este piso, el desorientado conductor tiene que ver por donde empezar. Hay un consultorio con algunas personas esperando, es lógico suponer que aguardan para algún tipo de examen, y es lo cierto. Primero el examen de oídos, luego el psicológico, donde uno tiene que llenar una serie de preguntas tipo examen de ingreso, no falta por allí alguien que pide ayuda al compañero de alado, porque el consultorio se ha convertido en una especie de aula de colegio, con carpetitas que hacen pensar en cuál será el colegio de primaria que ha prestado el mobiliario. “Compañero, sópleme la pregunta 19 por favor” murmura un caballero con bastante kilometraje recorrido, mientras da vueltas a su hoja de examen exactamente como lo haría alguien a quien le han servido una sopa caliente, desagradable y que no sabe por donde empezar.
En uno de los consultorios dice “Examen Clínico” Nuevamente hay que esperar pacientemente que llegue el turno.
“Cierre los ojos y camine por la línea” ¿qué números ve? lea las letras de la fila 7, son algunas de las instrucciones que da el médico.
Por fin, ya casi todo está listo. Ha pasado un poco más de una hora. “Vaya a recepción en el primer piso” “Ahora lleve este documento a la oficina 306 en el tercer piso.
¿Le saco las fotocopias que necesita? Pregunta un muchacho. Como igual hay que hacerlas sacar, entonces se le dice que sí. “Aquí tiene señor, serían 2 soles”. Gracias.
Por fin en la Dirección de Transportes. Primero se paga en una ventanilla 10 soles por derecho de trámite, luego a uno lo mandan a la ventanilla 4 para que entregue sus documentos. Llama la atención que todo sea hecho de forma manual y con lapicero. Dos o tres computadoras ayudarían mucho. Por fin se llega a la ventanilla, la rudeza del trato es una constante. Empieza a revisar las fotos, “no le van a aceptar estas fotos”, pero por qué si son como han pedido, no son digitales sino son procesadas en laboratorio. Mira un rato el encargado y sella una copia del examen médico. “Ventanilla 8 en cinco días hábiles” es el mensaje del encargado. ¿Qué quiso decir? ¿Qué pase a la ventanilla 8?
Nuevamente la cola. El encargado revisa en unos libros viejos y grandes, no está su nombre, se fija en la fecha, “ah es de hoy”, tiene que regresar en cinco días hábiles”.
Por fin quedó claro el mensaje del otro encargado “ventanilla ocho cinco días hábiles”.
Habrá que esperar los cinco días hábiles para que digan que los documentos ya están en trámite. Y para que llegue la nueva licencia de conducir?
Bueno, es otro asunto. Entre cuatro o cinco meses...