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Reflexionando ando.
Una de las cosas que los seres humanos constantemente reclamamos de otros es una total coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, parece que eso es lo que nos hace auténticos y fiables. La verdad verdadera desde mi punto de vista muy personal, es que no somos así, somos seres llenos de contradicciones, desafíos y muchas pero muchas incoherencias, que no nos hacen locos, solo nos hacen humanos.
Somos seres llenos de contrastes, colores y desaciertos. Seres únicos que a veces tenemos mayor presión social por expresarnos de una u otra manera, tenemos tanto que dar desde una perspectiva genuina, aun con nuestros defectos, pero esta sociedad nos juzga desde la perfección inexistente y nos empuja hacia algo que no somos.
Somos productos en proceso, en constate evolución, con ganas de salir adelante a partir del talento, del animo y la realidad. Los seres humanos tenemos que aceptar todo lo que tenemos y no darle tanto peso a las opiniones de los demás, hay tantos opinadores de oficio como arroz en el supermercado.
Somos.
Es importante entender que un mal día no es el fin, que de los errores se aprende y que nuestros defectos no nos definen. Es difícil pero no imposible, cuantas veces tuvimos que decir que no o si solo por la presión de una sociedad que nos agobia con una arrogancia asfixiante.
La invitación es a aceptarnos tal cual somos, mejorar a partir de eso y avanzar hacia un futuro prometedor y apasionante, lleno de nuevos caminos interesantes y únicos, gente con poco equipaje y grandes ideas, sin el afán de qué dirán si hago o dejo de hacer esto.
La verdadera felicidad es encontrar nuestra propia formula, un propósito en este planeta y la forma de impactar al medio mas cercano. No se trata solo de evolucionar sino ser más feliz en el proceso. Dios esta tan conciente como nosotros de nuestros defectos y aun así nos ama profundamente, como un Padre a su hijo.