Globedia.com

×
×

Error de autenticación

Ha habido un problema a la hora de conectarse a la red social. Por favor intentalo de nuevo

Si el problema persiste, nos lo puedes decir AQUÍ

×
cross

Suscribete para recibir las noticias más relevantes

×
Recibir alertas

¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Jjparlante escriba una noticia?

Jacques Cousteau : La Ciencia y los valores humanos

24/03/2012 18:00 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

No es necesario haber visto sus documentales para saber quién es, su gorrito de lana rojo es mundialmente conocido

Jacques-Yves Cousteau nos abandonó el 25 de Junio de 1997 dejando tras él un enriquecedor legado del cual se puede destacar su gran labor divulgativa, sus innovaciones técnicas y su incansable lucha por el respeto de la biosfera.

En su conmovedor libro “Los humanos, las orquídeas y los pulpos”, que escribió a lo largo de los últimos años de su vida, Cousteau dedica un extenso y meditado capítulo a mostrarnos, entre otras cosas, el espíritu de la ciencia, la distinción entre ciencia pura y ciencia aplicada, los riesgos que suponen los descubrimientos científicos y como todos nosotros tenemos el deber de participar de una manera responsable en esta empresa que, hoy por hoy, para bien o para mal, mueve el mundo.

Cousteau cuenta como en una ocasión el doctor Harold Edgerton del MIT y él, descubrieron la prueba física de que el Mediterráneo había sido tiempo atrás un mar interior, y que sin el flujo de agua del Atlántico, el Mediterráneo se había secado. Esto había producido una capa de sal de unos 75 metros de espesor formando domos. Sin dudarlo enviaron su descubrimiento a la Academia de las Ciencias Francesas, la que se encargó de comunicar el hallazgo. Pero después de esto Cousteau empezó a preocuparse, sabía que bajo los domos salinos en muchas ocasiones se podía encontrar petróleo. Cousteau se lamentaba:

“¿Qué había hecho al dar publicidad al hallazgo? Sentí una punzada de remordimiento al darme cuenta de que la información de nuestro artículo podía tentar a algún burócrata hambriento de beneficios a hacer caso omiso de todos los peligros y perforar pese a todos los costes ambientales.”

Pero Cousteau sabía claramente cuál era la responsabilidad y la finalidad de la ciencia, y continuaba:

“Pero también me di cuenta de que en tanto que participante en un estudio científico, en tanto que ciudadano de la Tierra, estaba obligado a buscar nuevos conocimientos sobre el planeta, al alegrarme con el descubrimiento de cualquiera de sus innumerables complejidades, y no me correspondía a mi decretar si la sociedad tenía derecho a conocerlas o no.”

Decisiones de esta índole habían torturado a científicos a lo largo de toda la historia. La ciencia es una espada de doble filo que blandimos en todas direcciones, y por esto reivindicaba que no podíamos renunciar…

“… dejando las elecciones más urgentes para nuestro propio destino en manos de una pequeña élite de dirigentes militares y políticos. [...] Les hemos permitido que estrechen los objetivos de la ciencia, que han pasado de ser una búsqueda de progreso global a ser una búsqueda de poder nacional y provecho personal. [...] Nosotros mismos hemos permitido que en la comunidad humana la ciencia quede disociada de la ética de la comunidad humana. Y somos nosotros, y sólo nosotros, quienes podemos y debemos ponerla de nuevo en su sitio.”

Era consciente de que una de las causas que nos había llevado a esta situación era la ignorancia general que existía en torno a lo que era y significaba la ciencia. Como muchos otros habían dicho, nos habíamos dejado intimidar por los expertos y la supuesta dificultad de la ciencia. Era mucho más fácil alegar ignorancia sobre los temas científicos, que aprender sobre ellos y tomar partida con «nuestras opiniones, nuestras necesidades, nuestros deseos y nuestras exigencias».

A Jacques Cousteau, como explorador, le preocupaba como a muchos científicos, las consecuencias de los descubrimientos que pudiera realizar

Para esto había que diferenciar entre la ciencia “pura” y la ciencia “aplicada”. En este punto, Cousteau nos recuerda la famosa respuesta de Michael Faraday cuando el primer ministro británico le preguntó para qué podían servir las ondas electromagnéticas que acababa de descubrir, a lo que Faraday contestó «¿Para qué sirve un niño?». El científico puro nos muestra como es el universo, mientras que el científico aplicado utiliza los descubrimientos para un uso práctico.

“El científico puro no busca nada. O busca cualquier cosa. O busca todo. El científico aplicado es un prospector. El científico puro es un explorador.”

Y añade:

“Innumerables veces he tenido que explicarles a los periodistas que nuestro equipo no tenía ningún objetivo, ninguna idea de qué íbamos a encontrar en una misión; si como explorador hubiera sabido lo que iba a encontrar, no hubiera ido. Del mismo modo, el científico se aventura en la célula, el átomo o el cosmos sin saber lo que le espera.”

Respecto a los resultados de la ciencia aplicada, no podemos echar la culpa a los científicos por lo que se hicieron con sus descubrimientos, porque en la mayoría de los casos, ni siquiera ellos alcanzaban a imaginar las aplicaciones que podrían tener sus hallazgos. Pero además, ¿de qué serviría la censura sobre la ciencia?:

“…mientras que la censura en sí misma es opresora y totalitaria, la censura del universo es simplemente imposible. Cuando se han quemado libros, sólo las páginas se convertirán en cenizas, no las ideas. Lo mismo puede decirse del universo. Lo que una persona no descubra, otra lo hará […]. Nadie logrará nunca censurar el conocimiento porque nadie puede negar la existencia. Cerrar los ojos a la naturaleza sólo nos hace ciegos en un paraíso de tontos.”

Cousteau también nos habla del daño que producen las políticas de secretismo que existen alrededor de la ciencia pura:

“Del mismo modo que un hombre se guarda sus descubrimientos, otros le ocultarán los suyos. Su propio progreso queda obstruido, junto con el progreso científico en general.”

Sin duda Jaques Cousteau era un gran amante de la naturaleza, que dedicó toda su vida a estudiar los mares y sus innumerables formas de vida.

“La razón de que haya hecho películas sobre el mundo submarino reside simplemente en mi creencia de que la gente protege aquello que ama. Pero sólo amamos aquello que conocemos. Aprender sobre ciencia, aprender sobre la cabeza, es algo más que un simple derecho de los contribuyentes, más que una simple responsabilidad de los votantes. Es el privilegio de los seres humanos.”

A través de sus largas expediciones fue testigo de lo delicada que podía llegar a ser la vida, y como ínfimas variaciones en pequeños ecosistemas podían producir terribles consecuencias a lo largo de todo el globo. Por eso quiso transmitirnos a través de sus palabras, su entusiasmo, su pasión y el respeto por la belleza de toda la flora y fauna.

“No es necesario civilizar la ciencia; necesitamos utilizar la ciencia para civilizar a la civilización” – Jacques Cousteau


Sobre esta noticia

Autor:
Jjparlante (575 noticias)
Visitas:
2638
Tipo:
Reportaje
Licencia:
Distribución gratuita
¿Problemas con esta noticia?
×
Denunciar esta noticia por

Denunciar

Etiquetas
Personaje

Comentarios

Aún no hay comentarios en esta noticia.