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Por: Phillip Butters Fuente: político.pe
Luis Castañeda Lossio detesta a Susana Villarán y ese odio es recíproco y profundo. El Mudo ha hecho tanto hígado en sus primeros 75 días como alcalde que está sufriendo una hepatitis furibunda. Se ha puesto amarillo. Todo lo ve amarillo. Las paredes, los edificios, y hasta las flores son ?o deben ser? amarillas. Y cuando lo acusan de aborrecer la cultura, seguramente se tranquiliza contemplando Los girasoles de Van Gogh.
Hasta ahí no encuentro nada raro: no se trata del primer dúo de políticos que se aborrecen y cuando Castañeda pinta todo de amarillo no hace nada nuevo. ¿Acaso Susana no nos pintó la cara de verde? ¿Alguien protestó por las escaleras que se volvieron verdes? ¿Olvidan que el fujimorato le cambió el nombre al IPSS por Essalud pintándolo de celeste, precisamente para hacer olvidar la gestión del propio LCL?
Lo más trascendente del debate encendido por el pintado de amarillo de tantos murales debió haber sido la velada apología terrorista que, una vez más, Susana y sus amigos de Tierra y Libertad, Patria Roja, Sutep y demás zurdos agazapados han realizado con fondos públicos. Porque un mural de entre tantos no es el tema, es la laxitud con que se toma desde tantos sectores de la izquierda local a gente tan diabólica como la del Movadef. ¿o tampoco se dieron cuenta que organizaron un conversatorio para presentar el libro de Abimael Guzmán? ¿No son ellos quienes insisten en calificar la barbarie genocida de Sendero como "conflicto armado interno"?
Ante el terrorismo no podemos gastar saliva en disquisiciones artísticas ni pictóricas; todo peruano de bien debería ser blanquirrojo frente a este tema. Ojo, no comparto el borrado de todos los murales, pero entiendo a Castañeda y a su resentimiento. Desde ambos lados se han insultado muchísimo, aunque hasta para eso existan límites. ¿Se acuerdan cuando el toledista-villaranista Diario16 ingresó a la misa de honras de la difunta hermana mayor de Castañeda y le espetó "el Mudo no habla"?
Sea como fuere, al menos en lo que a mí concierne juzgaré a Castañeda por sus obras. Yo soy de los que creen que los signos reales de un alcalde son el cemento, el fierro, los túneles, los puentes, las avenidas, los parques y, qué duda cabe, el reordenamiento vial. Deseo que el Mudo se cure rápido la hepatitis y que se dedique a construir. Para eso votaron por él.