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Sabido es que Venezuela está en problemas, a pesar de su bonanza petrolera o quizás precisamente por ella la economía venezolana no anda en su mejor momento existiendo una grave posibilidad de convulsión social gane quien gane las elecciones, una realidad tan evidente que ha tenido que ser reconocida por el equipo del candidato presidente Nicolás Maduro y su equipo que ya no pueden negarse a ver los sucesos que tienen ante sus ojos.
Henrique Capriles
Pero aunque pareciera que el socialismo del siglo XXI está en su hora final en Venezuela, la realidad es que dista mucho de estarlo y esto por la sencilla razón que los subsidios siguen llegando puntualmente a sus beneficiarios. Al contrario de la clase media y muy para disgusto de los ideólogos exaltados, la relación de los más pobres con la política y los políticos es una relación fuertemente instrumental muy parecida a la que podríamos observar en los sectores empresariales. Los más pobres apoyan al que les da más y mientras les duren las dádivas ósea mientras el malestar de la economía no lleve al colapso la política de subsidios y todavía exista algo que repartir; el chavismo seguirá gozando de un seguro apoyo popular.
Es muy difícil que Capriles pueda superar al presidente Maduro. El recuerdo de Chávez está fresco y más importante todavía las arcas estatales, superan de lejos los recursos a disposición del rival.
Si nos ceñimos a las declaraciones de funcionarios del gobierno norteamericano que aseguran que nada cambiara en Venezuela en el corto plazo y a la mayoría de encuestas que dan por seguro ganador a Nicolás Maduro, la hora de Henrique Capriles todavía no ha llegado. Pero podría resultar conveniente que así sea.
Para que el chavismo sea realmente derrotado es necesario que asuma plenamente la crisis que le aguarda. Derrotada en estas elecciones la cúpula chavista podría culpar a sus sucesores del entuerto y regresar en olor de multitud. Por el contrario una vez que la crisis y el consiguiente descontento entierren a un chavismo carente de un liderazgo carismático, a este movimiento le será mucho más difícil disociarse del caos que amenaza Venezuela así como evadir las responsabilidades del caso.
Iván Alfredo Budinich Castro ivanbudinich@yahoo.com @ibucas