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Iván Budinich Castro
Designar al controvertido Pedro Cateriano como primer ministro puede parecer a primera vista un suicidio político para el actual régimen o un abierto desafío a la oposición para poder cerrar de una vez el congreso de acuerdo a lo establecido en la constitución en caso se le niegue la confianza al nuevo gabinete.
Una segunda mirada nos puede mostrar un escenario por completo distinto, eso porque al gobierno no le conviene para nada ir a una elección donde podemos dar por seguro que la oposición le llevara varios cuerpos por delante. Adelantar el periodo electoral le podría salir muy caro al humalismo y acelerar su final, por eso la selección de Cateriano debe ser vista desde otra óptica, no es solo como una última demostración de fuerza de un régimen arrinconado, sino como una jugada bastante pensada para eliminar o al menos disminuir a la coalición que ha hecho posible la censura de Ana a y lograr o al menos intentar retener la presidencia del legislativo durante su último año de gobierno. Visto así, la última opción del gobierno es agitar las banderas del antiaprismo y al antifujimorismo para quitarle la iniciativa a estos grupos y así mantenerse el control del legislativo. Una buena carta y la ultima que le queda a un humalismo que ya agoto todas sus posibilidades.
¿Funcionara esta treta? En breve lo sabremos...