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Por: Iván Budinich Castro
Un abrumador 49% de la población limeña considera que la gestión de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, es mucho más corrupta que la gestión del exalcalde, Luis Castañeda Lossio que a pesar de años de contracampaña solo alcanza un 27% en la última encuesta de Datum. La pregunta de rigor entonces es ¿Quién es el corrupto en estas elecciones?
No estamos ante una lucha entre la luz y las tinieblas, no estamos ante el corrupto que hace obra pero roba y la autoridad competente que hace obras y no roba, Todas las obra de Villaran tienen el sesgo de la falta de planeamiento, de la improvisación como la Parada o el Corredor Azul, los criterios de contratación de sus funcionarios resultan por lo menos turbios, Villaran a defendido a autoridades revocadas a las que dijo que no iba a contratar, a blindado a funcionarios que como los implicados en el asunto de la Caja Metropolitana debían ser separados ¿Qué clase de autoridad honesta puede ser esa?
Desconocemos hasta ahora los gastos de Villarán y su gente en el proceso de revocatoria, desconocemos porque se niegan a admitirlos los gastos de su campaña. Dicho sea de paso, es muy cuestionable el liderazgo de alguien que no sabe ni cuánto es que cobran sus asesores de campaña.
Susana Villarán y su gente son deshonestos hasta en la forma en la que ven al vecino de Lima, no es casual que su gestión sea percibida como corrupta por la abrumadora mayoría de limeños, no es producto del azar que su último refugio sea el AB donde tiene al grueso de su electorado. La población mayoritaria de Lima, percibe a esta gestión como corrupta porque es tremendamente inefectiva, ineficaz e ineficiente. No es porque el limeño sea bruto, salvaje, bárbaro, incapaz de comprender los efectos civilizadores y la obra de construcción de ciudadanía de Villarán y cia, el ciudadano limeño de a pie, percibe la podredumbre clasista, autorreferencial, conservadora y altamente reaccionaria del proyecto de la izquierda light villaranista, heredera legitima y hasta orgullosa de la derecha más rancia, racista, excluyente y retrograda de la historia peruana.