Póngale usted a Artur Mas una melena, ropa de mujer y maquíllelo, y resultará una mamma amantísima de sus hijos nacionalistas, a los que cuida con halagos, que se indigna cuando cree que otros niños los miran mal, o cuando los profesores le recuerdan que por creerse más guapos no deben despreciar a sus compañeros de clase.

Mamma Mas quiere sacar a sus niños del colegio, pero no hay otro que los admita, por lo que ha decidido que aprendan en casa con una televisión de adoctrinamiento independentista llamada TV3, igualada por el Wall Street Journal a Cubavisión.

Pero si lo hace la ley multará a la mamma por provocar el abandono escolar, mientras que el papá Junqueras la abandonará para convertirse en figura de culto, igual que el Ecce Homo de Borja restaurado por Cecilia Gómez, al que se parece asombrosamente.

Ahora, el hijo mayor, el Hereu, que en sus tradiciones regionales es quien heredará el grueso de los bienes, dice que no quiere que la familia vaya a la ruina y pide seguir en el colegio de siempre, una demanda a la que se une el antes dubitativo segundo hijo.

Mamma, se siente traicionada, pues les había pedido que se implicaran directamente en el cambio y que dieran ejemplo a los hermanos menores.

Joan Rosell, presidente de la CEOE, y el hijo número dos, Joaquim Gay de Montellà, presidente de Fomento del Trabajo, le han contestado que no quieren meterse en política.

Mamma insiste en llamar a todas las puertas pidiendo ayuda, hasta en países lejanos, y nadie le responde.

Llora desesperada porque los niños tendrán que seguir bajo la misma autoridad, mientras desde la lejanía llega una voz fácilmente identificable que le dice "Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre. No, perdón, llora como hombre lo que no supiste defender como mujer!".

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SALAS