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Una persona con discapacidad visual obligada a continuar viaje más allá de su estación de destino por falta de interventor en el tren y mala coordinación del resto de servicios
El pasado día 15, el tren 33803, que cubría el trayecto Badajoz-Cabeza del Buey, se erigió en el protagonista principal del penúltimo espectáculo en Extremadura ofrecido por Renfe: una persona con discapacidad visual que debería haberse bajado en Villanueva de la Serena con la ayuda del servicio Adif-Acerca, prestado por ADIF, no lo hace y continua viaje hasta la estación de Castuera. Ningún responsable de ADIF o RENFE sabía que esta persona viajaba en ese tren, a pesar de haber solicitado la asistencia para el viaje en el momento de la compra del billete.
En el intento de solucionar este desbarajuste e intentar corregir la situación, por parte de Renfe se le asigna a la viajera un servicio de taxi que ella misma tiene que abonar por desconfianza del taxista que alega no fiarse del abono del trayecto por parte de RENFE, a lo que hemos de sumarle el precio del billete ya abonado.
Toda esta problemática no se hubiera producido, si el tren hubiera contado con personal de intervención en el tren. Desde hace años, Renfe mantiene una política cicatera a la hora sustituir agentes del colectivo de intervención que se jubilan, optando por la opción más barata que es dejar cientos de trenes sin este personal. Las consecuencias más visibles de esta falta de compromiso con la sociedad y con sus trabajadores, es que muchas personas que viajan lo hagan sin billete y aquellas que lo abonan se ven desamparadas, como es el caso denunciado.
Paralelamente, los viajeros que carecen de billete no forman parte de la estadística que manejan, tanto Renfe como la Junta de Extremadura, que perfectamente pueden alegar que esta o aquella línea carece de los viajeros suficientes para sostenerla económicamente, pasando a ser deficitaria, lo que nos lleva al siguiente paso, EL CIERRE DE LA MISMA."
RENFE y ADIF, pendientes más de la cuenta de resultados
Desde CGT venimos denunciando la situación que están sufriendo las extremeñas y extremeños usuarios del ferrocarril en la región, donde los continuos retrasos en los viajes hacen “misión imposible” cumplir un horario. Esta terrible situación se ha visto agravada con la pandemia, donde a la escasez de circulaciones se han sumado el cese “temporal” de varias de ellas.
Además, las máquinas autoventa de billetes que se han instalado en las estaciones, que carecen de un correcto mantenimiento, en muchos casos no funcionan o solo permiten el pago con tarjeta, por lo que no son funcionales para el público en general.
El servicio ofrecido en Extremadura por Renfe en los trenes considerados de Servicio Público (una empresa pública pagada por tod@s) es de pésima calidad, sobrepasando límites que jamás hubiéramos sido capaces de imaginar.
Desde CGT exigimos a Renfe que preste dicho servicio en las condiciones de calidad que, como empresa PÚBLICA, está obligada a prestar.