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El doctor Adel Ghuti, del hospital Shifa, el principal de la ciudad de Gaza, soñaba desde hacía nueve años con tener una hija, pero ahora que su esposa está embarazada no sabe cómo protegerla.
"Yo quiero protegerla, pero no sé cómo hacerlo. No sé si ella estará bien cuando vuelva a casa", dijo.
Aunque reconoció sonriendo que hubiera preferido una niña, se trata de un varón que debe nacer dentro de dos meses.
Por ahora, lo que le preocupa es que su esposa tenga al niño en condiciones de seguridad, pero por primera vez ha comenzado a pensar en emigrar, quizás para reunirse con sus familiares en Canadá.
"Uno tiene que hacer lo que pueda por su país, pero algunas veces hay que descansar", afirmó el Dr. Ghuti. "Creo que esto siempre continuará, y no quiero criar a mi hijo en estas condiciones", explicó.
El portavoz de los servicios de urgencia de Gaza dijo que más de 800 personas murieron y 5.000 fueron heridas.
Oleadas sucesivas de palestinos llegan permanentemente en ambulancias y coches civiles a la sala de emergencias.
Afuera, un grupo de nerviosos policías con uniformes de camuflaje trata de contener a los desesperados familiares y los curiosos, y de conducir a los fotógrafos y cámaras detrás de una barricada.
- "Es muy duro emocionalmente" -
El ritmo de trabajo es agotador, y para el médico recién graduado Mohamed Abu Haibar, de 24 años, todo es nuevo y algo atemorizador.
Haibar se graduó hace dos meses y está haciendo su internado en Shifa, en medio del tercer conflicto en Gaza en menos de seis años.
"Supe sobre las dos guerras anteriores, pero no estaba aquí en el hospital, de modo que esta es mi primera experiencia, y honestamente, es muy mala para mí", dijo. "Esto es muy duro emocionalmente, hay muchas personas que lloran, gente herida, familias heridas", explicó.
En todos los pisos del hospital hay tragedias.
En el ala pediátrica, una niña de diez años, Shahed al Araer, espera que los médicos lleguen a una conclusión sobre el trozo de metralla que entró en su cabeza a través del oído izquierdo, donde se observa una cascarita.
Su madre Amané espera angustiada que alguien le diga lo que hay que hacer. "Dicen que está cerca de su cerebro, y que si se mueve podría afectar a su oído o a sus movimientos", señaló.
Dijo que su familia escapó del barrio Shejaiya durante un ataque, tratando desesperadamente de llevar a Shahed al hospital. "Nos pegamos a los muros de los edificios, había bombardeos por todos lados, y Shahed sangraba por la oreja y la nariz", afirmó.
En otro lado, Rama al Atawi, una mujer de 30 años, es cuidada por su hermana Manal. "Ella ha estado aquí durante tres días, después de ser herida en nuestro vecindario", dijo Manal. "Nuestra madre y su hija murieron, pero tenemos miedo de decírselo", agregó susurrando. "Le hemos dicho que nuestra madre todavía es atendida en el piso inferior, y cuando llama a casa, le decimos que su hija está durmiendo", añadió.
Los doctores de Shifa dicen que al increíble estrés de sus turnos en el hospital se suma el miedo por las familias que dejan en sus hogares todos los días.