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La mediocridad te abruma, te pisa los talones, te sorprende en el día a día. No te deja ser vos. Siempre tiene una urgencia. Ella impone, dicta cual secuaces conducidos a la horca. Es ella la que al final te mata
Sin darnos cuenta vivimos abrumados de mediocridades, cada cosa que se impone a nuestros pasos es una mediocridad que obliga una respuesta. La vida esta llena de ella porque somos conducidos por mediocres.
Lamentablemente la vida se diseño en base a superarnos con respecto al otro y no con respecto a nosotros mismos. La comparación nos pone en esa situación en la cual el parámetro es el otro y no uno mismo.
La sociedad impone un modelo, de lo que somos y de lo que pretendemos ser, en ese tren tenemos infinidades de tropiezos. Todas esas pequeñas cosas que se imponen en el camino y no nos permite ser nosotros mismos. Es difícil salir de esa cacería diaria de ir en busca de esas cosas que nos permitiría ser lo que el entorno nos arrastra como una corriente de un río embravecido que nos lleva a ese espejo comparativo que perseguimos.
¡Que diéramos para ser uno mismo! ¡valorar aquellas cosas que fluyen desde lo profundo de nuestro interior y nos conducen por otro rumbo un tanto ajeno a esa imposición constante que nos oprime! Descubrir el yo interno que se deleita quizás en la música, en el arte y en cientos de placeres que importan mucho más que los estándares de vida que nos imponen.
Pues si nos detenemos un poco podremos distinguir que esa mediocridad en la cual estamos insertos nos oprime de tal manera que no nos permite ver con claridad hacia donde vamos. No es algo que elegimos, sino algo que nos lleva. ¿Y cual es el fin?
Esta pandemia mundial nos demostró como miles de personas mayores, con un buen estándar de vida, obra social y que reunieron la mayoría de requisitos para ser exitosos de acuerdo a las reglas de esta mediocre sociedad; terminaron arrojados como animales en una fosa.
La infelicidad más grande es no ser uno mismo, la única respuesta que satisface es la que brota de nuestro interior. Las urgencias que impone la mediocridad abruma porque siempre esta a un paso delante de nosotros, se muestra al alcance pero jamás se llega, porque siempre hay algo más por alcanzar.
Sin embargo lo que brota del interior de nuestra propia creatividad esta al alcance de nuestras manos, y el esfuerzo por sus logros depende solo de nosotros mismos, las exigencias son personales y el logro es individual en el sentido de la satisfacción. Aunque muchas de esos cometidos son colectivos y sociales cuando en lo individual podemos abrirnos a la sociedad ya sea con algún invento de bien común o alguna obra literaria, artística o musical. Simplemente, si esta a tu alcance, escapa.
Carlos Polleé