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¿Qué mensaje está usted escuchando en su Iglesia?

06/05/2009 10:50 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Los predicadores están enseñando un evangelio o una forma de salvación que son muy característicos de su denominación. ¿Pero son verdaderos?

Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)

La verdad es que los predicadores fraudulentos de hoy no pueden ofrecer un reino glorioso venidero porque el reino glorioso de ellos lo pueden vivir ahora, como príncipes llenos de riquezas y comodidades. Ellos te dicen que tú puedes ser un príncipe en esta vida si ?siembras tu semilla? fielmente. Para los evangelistas ricos sería una incongruencia ofrecerles a sus oyentes la gloria y las riquezas futuras del reino mesiánico, si las pueden vivir ahora y en abundancia. Esta es la razón por la que el evangelio original ha sido convenientemente sustituido por un evangelio de la prosperidad para todos hoy. Es la misma creencia equivocada que tuvieron algunos cristianos del siglo I, quienes suponían que ya estaban viviendo en el reino como reyes poderosos y ricos (1 Cor. 4:8).

Personalmente me asombro al escuchar a los predicadores de los Estados Hundidos y de Latinoamérica (mimos de los gringos) predicar el mismo evangelio de la prosperidad, haciéndose ricos a costa de los ?sembradores?, que con el cuento de la semilla, se quedan más pobres y más endeudados que nunca. Es gente que cree que Dios los llamó a ser ricos, y que la pobreza es una maldición, sin reflexionar que son los ricos muchas veces los más miserables y viciosos que existen. El dinero en exceso se puede convertir en una verdadera maldición, y esto no lo dicen los predicadores de la prosperidad.  Recuerde,  Jesús dice: "El engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa" (Mateo 13:22).

Aquí vemos a un tal Gayo, cristiano, y amigo del anciano Juan. A éste, Juan le desea que llegue a ser ?prosperado en todo?así como prospera tu alma?. ¿Qué vemos aquí? ¿Nos hemos detenido a usar nuestros cerebros que Dios nos ha dado para reflexionar en estas palabras? ¿Escudriña usted de verdad las Escrituras? Pues bien, acá tenemos a un hombre que prosperaba espiritualmente, que se hacía cada vez más sabio y maduro en la fe?¡pero su prosperidad material estaba estancada, no crecía, no aumentaba, no se hacía patente! Nótese que Juan no se asombró al ver que la prosperidad material de Gayo no caminase a la par con su prosperidad espiritual. El jamás creyó que ambas prosperidades (la espiritual y la material) caminarían juntas en un cristiano, y nunca prometió a nadie, ni siquiera a Gayo, de que serían prosperados en la misma medida, o más, que su crecimiento espiritual. Juan sólo deseó, como un anhelo muy personal, que Gayo fuese prosperado materialmente, pero no había garantía alguna de que esa bendición material ocurriría necesariamente en el futuro. Finalmente, Juan se alegró de ver que sus hijos en la fe andaban en la verdad, y no en el falso sendero de la riqueza o de la prosperidad material inmediata.

Hay personas que son ricas para el mundo, pero no para Dios. Lo importante es que usted entienda que lo más primordial es llegar a ser ricos para Dios. Y uno se hace rico para Dios cuando uno tiene la RIQUEZA DE LA FE en primer lugar (Santiago 2:5).

?A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos? (1 Tim. 6:17-18).

Así que la riqueza que ve Dios es la espiritual y no la material. Así se expresó Juan de la iglesia de Esmirna: ?Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico)?(Apo. 2:9). Nótese que la iglesia de Esmirna era pobre materialmente, pero rica para Dios. Esto es lo importante, estimados amigos: La riqueza espiritual a los ojos de nuestro Dios. En cambio, de la iglesia rica de Laodicea, Juan escribe: ?Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo? (Apo. 3:14-17). Aquí tenemos a la mega iglesia, rica y próspera, llena de lujos y confort, pero que está muerta a los ojos de Dios por su tibieza. Tiene un pie en el infierno y el otro en el cielo, por decirlo de alguna manera. Así que es obvio que los evangelistas de la prosperidad son los predicadores laodiceanos de los últimos tiempos que engañan a las buenas ovejas del Señor a vivir un reino ahora, en confort y riquezas en abundancia. Estos caminan a su perdición, cuando en el juicio final sean sentenciados a la gehenna. ?En aquel día le dirán al Señor: Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad? (Mateo 7:22,23). ¿No cae a pelo esta admonición a los evangelistas de la prosperidad que se las pasan haciendo ?milagros? y expulsiones de demonios a granel? En el día del juicio, los falsos cristos (?ungidos?) que vienen predicando falsos evangelios, darán cuenta de sus perversidades ante el trono del Juez Supremo?y sentirán por primera vez la horrenda expectación de juicio en su real dimensión?y junto con ellos, los que los apoyaron.

www.yeshuahamashiaj.org

www.elevangeliodelreino.org


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Autor:
Mario Olcese (7 noticias)
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