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La tartamudez, es decir, la repetición involuntaria de una misma sílaba o palabra, es hecho muy normal durante los primeros años de edad, sobre todo en el niño de dos años, que puede reaparecer más adelante por factores de tipo emotivo como pueden ser la separación en los padres, una mudanza, la muerte de un ser querido, o la llegada de un nuevo integrante a la familia. La mayoría de los padres se preocupan demasiado porque piensan que es un defecto que les va a quedar, cuando en realidad el pasajero y se arregla en poco tiempo; solamente hay que mantener la calma para poder ayudar al niño en este defecto transitorio.
Antes que nada hay que tener en cuenta que si se le está llamando la atención de forma constante al niño, el mismo se va a preocupar, le va a aumentar la tensión o el nerviosismo y seguramente pierda la confianza en sí mismo y lo llevará a aumentar el defecto por miedo a posibles comentarios o llamados de atención, inclusive se han visto casos en que los pequeños dejan de hablar. Es decir entonces, que el lenguaje va a pasar de ser una herramienta agradable, a transformarse en algo difícil y que inspira miedo, llevando como consecuencia a sentirse fracasado.
Si el niño tartamudea durante los primeros años de su vida, o en determinados momentos específicos, el mejor consejo para los padres, es restarle importancia al hecho ya que el mismo desaparece solo. Si con el paso del tiempo la misma perpetua o bien, aparece repentinamente en un niño de cinco años o más que siempre hablaba con total normalidad, es necesario observar atentamente a ese niño, ya que hay alguna causa específica que lo llevó a este estado. En estos casos se recomienda llevarlo a un psiquiatra o psicólogo infantil, para poder descubrir cuál es la causa que está atormentando al niño, y normalizar la situación.
Cualquier niño que tartamudea, tiene pensamientos que son los que lógicamente lo llevan a este hecho o, como se dijo en párrafos anteriores, situaciones específicas que lo ponen nervioso. Entonces, si un niño con baja autoestima, piensa que debe siempre agradar a todos, o ser el más responsable, o el mejor de la clase, o el perfecto en sus obligaciones, etc. es natural que la presión emocional que ese niño esté sintiendo, sea muy grande y por ende le va a costar mucho más solucionar su problema. Hay que recordar que los niños realizan muchas cosas por imitación, así que es bueno que los padres se observen a sí mismos, para saber de qué manera están actuando y qué es lo que el hijo quiere imitar.
Determinadas afirmaciones positivas del tipo todos cometemos errores, me quiero tal como soy o soy capaz de afrontar los problemas, son muy sanas para que los padres las repitan en vos alta y los niños las escuchen e incorporen a su vida diaria. La paciencia, contención y aceptación de un niño de forma incondicional, son las mejores maneras de poder ayudarlo a superar cualquier inconveniente en su vida.
Gabriela Nari | Editora de SuHijo.com